[Roleo de Ziost] Estirpe

por Invitado Dom Feb 10, 2013 4:57 pm

ESTIRPE

Desde los años pasados de oscuridad, en Ziost se estableció el oscuro profeta de nombre desconocido pero por muchos conocidos como el guardián, allí, en Ziost, buscaba hacer su camino y ganarse la confianza como el corazón de muchos, tenía la mecha necesaria ya que su rendimiento resaltaba entre el resto de los hombres y parecía ser una anomalía en la fuerza destacando sus grandes habilidades en la precognición y varias ramas ocultistas, este profeta del lado oscuro sirvió al Imperio Sith desde miles de años hasta el día de hoy, despertado nuevamente por el lado oscuro y retornando de la muerte, esta vez para crear un holocausto en toda la galaxia, uno del que nadie pueda escapar, para proponerse tales cometidos debía cumplir los objetivos impuestos por sus ahora señores, tan necesario como la destrucción, accedió al llamado de una voz que salía de los interiores del túmulo funerario, una voz de aura tenebrosa, rígida y temible. El profeta en ningún momento dio a conocer su voz, pero accedió a tal llamado adentrándose entre los nexos de los pasillos y finalmente encontró la procedencia de esta voz rodeada de oscuridad, viendo con ambos ojos el caos en todos los ámbitos, un ser antes visto por él, con vasta maldad y grandes proporciones del lado oscuro en él, una persona de alto renombre en la Academia Sith, llamó la atención del profeta con la forma en que se expresaba y con el obvio objetivo de la charla, interesado por el contenido se acercó al ser de túnicas negras y lo miró fijamente a los ojos, finalmente bajando la cabeza levemente y asintiendo a todo lo que este habló tras unos segundos, dándose la vuelta y moviéndose hasta los accesos de por donde vino, perdiéndose entre las densas neblinas del lado oscuro.

¿Qué llamaba al profeta a adentrarse a esta travesía y por qué lo hacía? Todo esto se resumía a su renacer, su regreso o su despertar, todo esto debido a que él debía cumplir tales tareas como su destino lo establecía ahora, una vez cegado por el poder y el óxido de la muerte, decidió volver por obra del otro mundo y hacer lo que no hizo en su pasado, de forma más lenta y ahora con otros objetivos de por medio, paseaba entre los densos accesos de la fortaleza en ruinas de Ziost, aún con tanta antigüedad y ruinas se podía ver el pasado entre las paredes, los sucesos que acontecieron sobre tal fortaleza y la notable influencia que tenía el lado oscuro de la fuerza, ese portal que tenía con los espíritus del otro mundo y la cantidad de cadáveres que yacía sobre el suelo de piedra, tan pedregoso como las almas de aquellos que tocan la oscuridad por primera vez con su dedo y no pueden salir de ella, desgraciados aquellos que no la controlaron y cayeron bajo tal influencia, siendo destruidos por no ver algo más que el mismísimo poder. El precio de regir era alto y no muchos tenían la magnífica capacidad de pagar tal precio y mucho menos de establecer la regencia, un privilegio que otorgaba el lado oscuro pero que la plebe carecía de tal entendimiento para esta mística habilidad oculta entre el poder y el alma de todos aquellos seres impuros, corruptos por esta fuerza de otro mundo y por todas estas sombras maléficas, el maleficio de los caídos a las brumas de la muerte.

Salió de la envolvente niebla de la fortaleza abandonada, viéndose atemorizado bajo el frío de los exteriores de Ziost, se podía ver como sus pies y manos se rellenaban de permafrost y podía congelarse lentamente pero de forma mortal sin embargo nada de esto era un obstáculo y seguía caminando entre la nieve, haciendo huellas en ella y dando fuertes pisadas que sonaban a las cercanías. La superficie estaba provista de varias torres donde se veían hombres de piel pálida, túnicas de colores bañados en negrura y distintos aparatos tecnológicos donde resaltaban respiradores o prótesis cyborg, veían a lo lejos al sujeto que caminaba por la nieve, al profeta del lado oscuro, todos podían sentir la intensidad que tenía el lado oscuro en él, una anomalía se podía sentir hasta para el más fuerte de los merodeadores que vigilaban las torres, sus pasos significaban terror que creaban temblores para todo aquel que estuviera asentado en el terreno nevado, como el hielo empezaba a quebrantarse y se fragmentaba velozmente, notándose el frío lago del terreno congelado. El gélido planeta era inmenso y su clima podía matar a cualquiera, a toda costa tenía que salir de ahí a su objetivo, donde visualizó su nave, estacionada en una pequeña extensión de nieve, allí esta se pudo ver, una esfera de meditación. Lentamente caminó hasta esta, adentrándose en sus interiores y la nave tras varios segundos ascendiendo y perdiéndose entre la atmósfera, saliendo del planeta finalmente. El campo de fuerza de la esfera de meditación evitaba que esta se viera a lo lejos, muy pocos podían sentir la presencia del profeta en la nave.

Un rápido viaje lo llevó hasta la atmósfera de Korriban, el planeta enigmático de los Sith. El heraldo y el pasado histórico del Imperio Sith como de la primera raza Sith y el poder de los Jedi Oscuros, toda una antigüedad estaba presenciando, en la atmósfera, podía ver la intensidad del desierto y como varias naves TIE sobrevolaban la atmósfera, sin embargo, ninguna de estas dio señales a la nave de meditación porque no fue captada en su radar y esta nave parecía hacer fuertes descargas eléctricas sobre la atmósfera que terminaron destruyendo las naves de los alrededores y matando a sus pilotos de forma rápida, en esto la nave del profeta se adentró finalmente a Korriban ya en facultad de visualizar todo el ambiente, árido de naturaleza, lleno de ruinas y con las principales ciudades al parecer habitadas bajo el feudo de los Señores del Sith. La esfera de meditación finalmente aterrizó sobre una pirámide en ruinas, a varios kilómetros del Valle de los Señores Oscuros, justo en la localización donde se le había pedido la misión de búsqueda entre los túmulos funerarios de un antiguo Señor Sith que data a los tiempos de Marka Ragnos y el Imperio Sith, justo cuando murió y la era dorada de los Sith apenas empezaba. La esfera de meditación se abrió y salió de ella, pisando fuertemente el tren de aterrizaje y tocando nuevamente el enigmático suelo de Korriban, viendo a lo lejos el atardecer y el intenso calor que tenía el planeta, bajaba de la pirámide por las escaleras hasta que con su pie tocó la arena y allí elevó su cabeza, viendo la inmensidad del sol, caminó por las ruinas dirigiéndose hasta el Valle de los Señores Oscuros, una larga caminata que representaba castigo y pena.

El Valle de los Señores Oscuros lucía espléndido, con el tiempo iba decayendo y estaba a punto de desplomarse sin embargo las estructuras, la infraestructura en general era magnífica, no había nada igual y representaba notablemente a los Señores Oscuros, una de las maravillas del Sith, se movía entre ellos, rodeado de estatuas alrededor y un largo camino de piedra que estaba colapsando por la vegetación que sobresalía de ahí, la penumbra que creaba la zona creaba cierta vegetación, el sol no era tan intenso. Una densa neblina rodeaba esta zona y se podían escuchar gritos, gritos de dolor, podían atemorizar a cualquiera estos abrumadores gritos que se escuchaban en eco, a lo lejos, es señal de que estaba a punto de llegar a los túmulos funerarios de Korriban, veía su camino con firmeza y no se desviaba de él, se movía en torno a los gritos y el camino seguía siendo muy recto, un trayecto largo pero que superaba poco a poco, tras el duro viaje, finalmente vio la entrada al mausoleo, estaba rota y al parecer varias personas ya habían entrado, podía sentirlo con la fuerza como activó la visión de la fuerza y vio varias huellas marcadas en la piedra del suelo, empezó a correr con la fuerza hasta llegar al final de la bajada, esquivando varias trampas que estaban dentro de la oscura tumba, el paso rápido fue una leve ventaja hasta que se vio envuelto en el extenso círculo rodeado de distintos pasillos, accesos sin luz alguna y con gemidos llenos de furia, la oscuridad se acerca cada vez más.

En esta sala, sintió una gran presencia de la fuerza, una fuerte anomalía, gran cantidad de midiclorianos y un poder en grandes proporciones, nada natural para cualquier ser humano o humanoide, sin embargo ya se imaginaba que había sobre esa sala, a la izquierda había tal acceso donde sentía todo esto además de largos y fuertes gemidos que trazaba su oído cada segundo, sin más, encaminó hasta tal pasillo dando lentos pasos que sonaban fuerte y pisaban la arena que caía del techo gracias a las grietas señal de que se desplomaría este mausoleo pronto, poca energía lumínica salía de las grietas dando un poco de iluminación a esta densa penumbra, el profeta finalmente llegó al final del pasillo donde notó una gran tranquilidad, oscuridad por completo y una especie de sepulcro, unas catacumbas con un gran altar al frente, repentinamente de las sombras saldrían unas criaturas bastante grandes y largas, en grandes proporciones, aproximadamente unas seis criaturas donde una de estas tenía apariencia negra, era prácticamente gigante y daba fuertes rugidos, tenía tentáculos y varias extremidades amputadas como los ojos de un fuerte rojo carmesí, eran los reptiles y guerreros Tuk'ata, bravos, aguerridos y muy sádicos, eran similares a los dragones del lado oscuro, usado por los Señores del Sith como vigías, eran sus fieles servidores y sabuesos incondicionales que nunca dejarían de cuidar su tumba, hasta después de la muerte lo harían. Rodeaban al Sith lentamente, en círculo, este introdujo su mano izquierda en la túnica, colocando la mano en el cinturón y desenvainando un sable láser, poseía un mango dorado con grabados en la antigua lengua negra de los Sith, tras desenfundarlo lo empuñó fuertemente y lo encendió posteriormente sobresaliendo un haz de luz de color rojo. El Tuk'ata de colores negros se quedaba quieto mientras los demás proseguían para atacar al Sith. El mismo alzó su sable láser, impulsándose con la fuerza y decapitando a una de las criaturas velozmente, esta asesinada sin piedad, con brutalidad se acercó a otra de las criaturas empezando a electrificarla con su mano derecha, la volvía negra debido a la intensidad de los rayos ejercidos por el lado oscuro.

La reserva de criaturas se dirigió hasta el profeta hasta que el mismo alzó la mano derecha blandiendo un talismán de colores dorados cuyo vórtice era rojo, desprendiendo una densa y grotesca neblina de color verde que se adentró en los cadáveres del suelo, alzándolos y devolviéndoles la facultad de la vida. Los muertos empuñaron armas antiguas que yacían en el suelo como reliquias y se lanzaron contra los reptiles, era una horda de muertos vivientes que tras unos minutos terminaron asesinando a todas las criaturas, la última de estas intentó abalanzarse contra el oscuro profeta pero este en el momento que este saltó hacia él, lo decapitó con gran destreza gracias al uso del sable láser, cayendo la criatura al suelo completamente muerta. Se movilizó hasta el altar donde encontró la daga de acero templado, la misma que le enviaron a buscar, una vez en su mano la limpió con su túnica y la introdujo entre estas, dio la espalda al altar y salió por el mismo acceso en donde entró en compañía de sus sirvientes no-muertos, su cometido fue cumplido y nuevamente se volvió un servidor del destino de Ziost.

[...]

por Satella Dom Feb 10, 2013 8:20 pm

Las estirpes son tan propias de ud moshto.

I like it (:

por Tyrone Tainted Dom Feb 10, 2013 8:58 pm

Excelente.

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