[Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
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Aleema
Jensaarai
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[Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
<<Por fin... he esperado años... AÑOS, a la espera de encontrarla...
Y ahora, está aquí, en mi mano.
No tengo más que sostenerla para darme cuenta de su poder...
Mi búsqueda se ha completado>>
EL LEGADO DE LOS DIOSES
Ahí estaba, ese documento... esa prueba que llevaba tanto tiempo esperando encontrar. La llave que abriría la puerta para acceder a ese artefacto tan preciado... Ese artefacto que por derecho, le pertenecía. Después de todo, la biblioteca privada de Kaar le había sido útil... Con permiso de éste, había podido acceder a la información privada que contenían algunos de sus escritos, entre los cuales figuraban algunos heredados de su padre, Dharma Klarhet. Y él lo reconoció al instante: ese libro que había ojeado más de una vez, con la imagen del monolito de Mortis en la portada. Lo tomó directamente, y lo abrió por el índice. Nunca se había leído ese libro entero, había preferido más bien leer acerca de sus antepasados en el aquél planeta antes que investigar el elemento que ahora le llamaba la atención. "- Daga de Mortis" señaló con el dedo, y tras ver la página asignada, fue directamente a ella. Al llegar a la página, podía verse como imagen central, la forma de la legendaria daga sobre un altar.
Uno de los artefactos de la fuerza más poderosos que han existido nunca. De origen desconocido, pero sepultada en Mortis durante miles de años, la daga de Mortis, la única arma capaz de mitigar los inmensos poderes de The Ones. Fue la causante de la muerte de La Hija a manos de El Hijo, quien posteriormente la perdió a manos de El Padre, utilizándola para suicidarse y así hacer perder sus poderes a El Hijo, quien sería asesinado más tarde por el General Anakin Skywalker. La daga fue devuelta a la cámara que la había protegido durante tantos años. Sin embargo, tiempo después, los caballeros Jedi del Praxeum de Yavin IV localizaron el monolito de Mortis, y por órdenes del Maestro Luke Skywalker, se hicieron con ella, para así prevenirse del posible retorno de Abeloth. Desconozco la ubicación de la daga, pero sospecho que reposa en las cámaras del praxeum de Yavin IV, a la espera de...
Se detuvo en la lectura, pues ya había averiguado lo que quería averiguar: las cámaras del praxeum Jedi, ¿cómo no se le había ocurrido? resultaba hasta estúpido que por su mente no hubiese cruzado tan si quiera la idea de ello. Tomó aire mientras cerraba los ojos, y cerró el libro de golpe. Si era cierto... si las sospechas de Dharma se confirmaban, la legendaria daga de Mortis estaba en Yavin IV cogiendo polvo con miles de otros artefactos jedi. Y él era el heredero, él era descendiente de El Hijo. Él, era El Hijo. Tomó el libro y salió de la cámara de Kaar, cerrando la puerta tras de sí. No se cruzó ni a Lettow ni a Kaar durante su trayecto por el templo de Vjun, que era justo lo que quería: a ninguno de ellos, en especial a Lettow, les haría gracia saber lo que se disponía a hacer. Pero tampoco podrían detenerlo.
En apenas unos minutos, llegó a la plataforma de aterrizaje de Vjun, y se internó en una de las naves del templo. Con sólo acceder a la nave, el panel de control se encendió automáticamente, encendiendo así el sistema de navegación, y posteriormente los motores. Ascendió a gran velocidad, con la imagen del gigante verde clavada en su mente, y tras salir al espacio, saltó al hiperespacio en dirección a Yavin IV, preparado para conseguir aquello que era suyo por derecho, sin importar lo que tuviese que destrozar para conseguirlo.
Al salir del hiperespacio lo vio: ese planeta plagado de junglas, con una de las faunas más peligrosas, testigo de cientos de miles de años de guerras, de incontables batallas, cobijo de jedi y de sith... Rasgó la atmósfera del planeta, adentrándose en ella, y descendió a gran velocidad, dirigiéndose hacia un monte solitario. Allí, aterrizó con firmeza, y cerró los ojos. Podía ir directamente al Praxeum Jedi, pero éso llamaría la atención de los massassi de la zona, los cuales le seguirían, destrozarían su nave y lo perseguirían por el praxeum, algo que no le interesaba en absoluto. De todos modos, tenía un plan para avanzar por la jungla. No sería silencioso, y no pasaría desapercibido, pero lo que sí que estaba claro es que lograría avanzar con extrema eficacia. Bajó de la nave y dispuso su mirada más allá. A los pies del monte, se erigían lo que parecían unas ruinas. Y, curiosamente, lo que estaba buscando en ese instante, se hallaba allí, pues podía sentirlo. Derrapó monte abajo un buen trecho hasta que llegó a la falda del monte, caminando ahora en silencio, con la vista al frente, atravesando con ella muros de piedra, hasta que vio el ser que quería, plantado en mitad de las ruinas.
Lo que parecía ser un rakghoul adulto se alzaba ahora, observando fijamente al sith. Gruñó con fuerza, y se abalanzó sobre él, corriendo con sus garras garras, a la vez que Kainet alzó su brazo derecho, y remangándoselo, dejó a la vista el Talismán Muur, que emitió un intenso destello rojo frente a él. Al instante, la criatura se detuvo, mirando fijamente la luz que emitía el talismán. El sith observó atentamente al que ahora era su nuevo siervo, evaluando en pocos segundos sus nada envidiables cualidades físicas. Seguidamente, alzó su brazo derecho lentamente, sin quitarle la vista de encima al rakghoul, pues tampoco se fiaba mucho de él. Por mediación suya, la luz roja, ahora intensificada, nació del talismán para iluminar todas las ruinas, haciéndose notar por todo el ambiente incluso en la distancia. Mientras tanto, hablaba en su mente, transmitiendo sus pensamientos al mismo talismán. Venid a mí... acudid a mi llamada para servirme, criaturas de Yavin...
En apenas unos minutos, se vio completamente rodeado de rakghouls, que llegaban de todas direcciones y se mantenían a su alrededor, cada vez salvando más la distancia. Mientras llegaban, el sith advertía de que no todos eran idénticos, y no precisamente por el color de piel. Por heridas de combate, había alguno que contaba con un solo ojo, otros tantos que no tenían todos sus dedos, y bastantes con múltiples cicatrices en su piel. Era justo lo que buscaba: un pequeño ejército de rakghouls, todos a su servicio, todos morirían por él con tan solo una orden suya.
Caminó entonces entre los mutantes a paso lento, advirtiendo de sus posturas y sus miradas vacías. No podían igualar a un ejército, pero eran suficientes para hacer frente a la jungla. El Praxeum Jedi estaba a tan solo un kilómetro de distancia, y ellos avanzarían rápidos hasta toparse con los massassi, que sin duda obstaculizarían su paso. Según avanzaba, los rakghoul caminaban en completo silencio a su espalda, haciéndose notar únicamente por el sonido de sus pisadas. Cuando hubo llegado al límite de las ruinas, escudriñó entre los árboles desde su posición. Ahí estaban... esos monstruos, en alerta debido al movimiento masivo rakghoul por la jungla. En el caso dado, los massassi eran predecibles e idiotas. Sin embargo, su fuerza era algo superior a la del sith, la de algunos incluso superior a la de los suyos, de modo que no debía confiarse. Alzó lentamente una mano, y un numeroso grupo de rakghoul echaron a correr como fieras, sin objetivo fijo, simplemente al frente. Poco a poco todos echaron a correr, y cuando casi la mitad de los mutantes habían iniciado la rápida marcha, el sith se unió, completamente invisible entre tantos seres descomunales. En apenas unos minutos de incesante marcha, los notó: se habían adentrado en el círculo de los massassi, los cuales se preparaban para atacar. El sith fue claro, liberando unas simples palabras en las mentes de los mutantes. Matadlos a todos...
Apenas hubo dado la orden, los massassi emergieron de todas las direcciones, abarcando hasta donde alcanzaba la vista, armados con lanzas y espadas, haciendo frente a los rakghoul, que fueron pillados por sorpresa. Sin embargo, reaccionaron a tiempo e hicieron carga contra ellos. Los massassi eran un tanto más inteligentes e iban armados, pero los rakghoul les superaban en número e incluso atacaban en grupo, pudiendo ir hasta tres de ellos a por uno solo, de modo que la balanza se inclinó a su favor. El sith, mientras tanto, avanzaba deprisa en mitad de la batalla, pues no le interesaba hacer frente a los guerreros massassi, pues dadas las circunstancias, no tenía tiempo ni paciencia para hacerlo, y tampoco quería jugarse el físico en una batalla en la que su condición física era la que menos destacaba. Tomó la lanza de un guerrero caído y corrió cuanto pudo entre tanto ser, esquivando golpes que igual ni siquiera iban dirigidos hacia él, hasta que, cuando quiso darse cuenta, se vio acorralado.
Cinco guerreros massassi le obstaculizaban el paso, pero por suerte sólo tres de ellos se habían percatado de su presencia. Avanzaban hacia él armados y dispuestos a despellejarlo. Echó un vistazo hacia atrás y vio que no eran los únicos que estaban cerca de él, de modo que no podía permitirse destacar demasiado usando la fuerza, pues eso podría jugarle una mala pasada llamando la atención de los demás guerreros. Cerró los ojos, y se dejó guiar por la fuerza. El primero de los guerreros ya estaba a metro y medio de él, de modo que en un arrebato de adrenalina, clavó la lanza en el suelo y saltó sin soltarla, apoyándose en ella en el aire y girando a su alrededor, propinándole una sola patada en el pecho al massassi, dejándolo sin aire y haciéndolo caer. Al tocar el suelo, el segundo massassi ya estaba frente a él, blandiendo su espada. El sith esquivó la estocada poniéndose de lado, y antes de darle tiempo a reaccionar, enterró la lanza en el pecho del guerrero, a la par que tomaba la espada. Se giró hacia el tercer massassi, que corría hacia él, con la espada sobre la cabeza. Viendo ese craso error, lanzó la espada contra él, y ayudándose de la fuerza, se la clavó en el pecho, haciéndolo morir en el acto. Observó entonces como el primer massassi se recobraba y lo miraba con odio, arrojando su lanza al suelo. El sith alzó los puños a la altura de su rostro; Si tenía que matar a un guerrero massassi a golpes, lo haría. Sin embargo, no se dio la ocasión.
Un gigantesco rancor, sin suda atraído por el bullicio de la batalla, había aparecido en su camino, a espaldas del massassi. La bestia quedó rugiendo con fuerza, y tomó al guerrero como un juguete, mientras este gritaba y aporreaba su garra, para finalmente devorarlo tal cual estaba. El sith aprovechó el momento para escapar bajo las piernas del rancor, pasando desapercibido, y echando a correr en dirección al Praxeum Jedi, que se encontraba bien cerca. Los rakghoul tenían las de perder, debido a la eficacia de los massassi. Sin embargo, a los mutantes se iban incorporando más y más, movidos por la llamada del Talismán Muur. Y sabía, que en cuanto terminasen, se dirigirían automáticamente al Praxeum Jedi, siguiendo a su líder para seguir sirviéndolo. Mientras tanto él avanzó a gran velocidad, esquivando árboles y atravesando arbustos, hasta que lo vio.
Al fin, el Praxeum Jedi se divisaba desde su posición. Y donde estaba el Praxeum, estaba la daga. Sin detenerse, saltó ayudándose con la fuerza para alcanzar los veinte metros de altura. En el aire, se hizo una bola y se vio rodeado al instante de una corriente de humo. Estirándose al fin, se deslizó en silencio por el aire, dejando una estela de humo negro tras su paso.
En apenas un minuto, llegó a la entrada del Praxeum, cuya entrada se veía derribada, seguramente por los massassi tiempo después de su abandono. En completo silencio, se movió por el interior de praxeum, a oscuras, guiándose con la fuerza. Sentía algo más allá, una especie de "ente" que permanecía a la espera. Avanzó con los ojos cerrados, dejándose llevar por ese ser, hasta topar con una puerta de piedra. Tras abrir los ojos, la empujó, y tal como sospechaba, no se abrió. Alzó su mano, señalando con la palma de la misma hacia la puerta, y usando la fuerza, la piedra se resquebrajó por la mitad. Entró en una sala por la que entraba la luz de la luna. Apenas se hubo adentrado en la sala, cuando el aire se distorsionó a su alrededor. Todo a su alrededor se veía difuminado, pero en su mente no cambiaba lo más mínimo. Ante él, en medio de la sala, se alzaba una figura iluminada por una luz blanca tan intensa, que desdibujaba su rostro. La voz que nacía de ningún sitio sonó potente, rebotando en su mente: Tu presencia no es grata aquí... ¡¡Márchate!! El sith rió por lo bajo, dando un paso. Una mera ilusión me hará retroceder...
Cerró de nuevo los ojos a la vez que dejaba su mente completamente en blanco, y siguió adelante. El eco de la voz desapareció, y siguió su camino como si nada hubiese ocurrido. Al llegar al otro lado de la sala, abrió los ojos, notando que el ambiente ya no estaba distorsionado. Avanzó en silencio y sin mirar atrás por un pasillo completamente a oscuras, con una única luz al final del mismo. Al llegar al final del pasillo, se vio en una sala llena de artefactos, de distintos tamaños, colores y materiales.
Caminó en silencio, paseando la mirada por tantos objetos que veía: túnicas de todo tipo, espadas, escudos, sables de luz de distintos modelos, estatuas, esferas, libros y pergaminos... Pero nada de lo que veía le interesaba. Lo que estaba buscando estaba bien claro, y se guiaba únicamente por instinto. Hasta que pudo sentirla. Desvió la mirada hacia la izquierda, y allí vio una luz, quizá una de las emisoras de la luz de la sala. Se dirigió hacia ella, y al doblar esquina vio lo que ansiaba buscar.
En el centro de un círculo de fuego verde, se podía apreciar una especie de caja piramidal, que brillaba con la misma intensidad que el fuego verde. Avanzó conteniendo la respiración, y con un simple movimiento de mano, desvaneció el fuego que la rodeaba. Alzó la mano sobre ésta, y envió unos leves impulsos eléctricos hacia ella. Pero no cualquier impulso eléctrico: impulsos liberados desde lo más profundo de su ser, allí donde todo era oscuridad. La descarga que nació directamente de la palma de su mano, en lugar de las yemas de los dedos, como era costumbre, no era blanca, sino roja. Los rayos nacientes de sus manos rodearon la caja, que pasó de ser de un verde natural a un rojo intenso. El poder de la Luz... la protegía... La caja se abrió lentamente, activándose así un mecanismo interno, y allí la vio, la que tanto tiempo había ansiado encontrar, la que durante tanto tiempo se había manifestado en sus sueños. Se agachó y tomó la daga, que vibró al contacto con su mano.
Por fin... he esperado años... AÑOS, a la espera de encontrarla...
Y ahora, está aquí, en mi mano.
No tengo más que sostenerla para darme cuenta de su poder...
Mi búsqueda, se ha completado...
Y ahora, está aquí, en mi mano.
No tengo más que sostenerla para darme cuenta de su poder...
Mi búsqueda se ha completado>>
EL LEGADO DE LOS DIOSES
Ahí estaba, ese documento... esa prueba que llevaba tanto tiempo esperando encontrar. La llave que abriría la puerta para acceder a ese artefacto tan preciado... Ese artefacto que por derecho, le pertenecía. Después de todo, la biblioteca privada de Kaar le había sido útil... Con permiso de éste, había podido acceder a la información privada que contenían algunos de sus escritos, entre los cuales figuraban algunos heredados de su padre, Dharma Klarhet. Y él lo reconoció al instante: ese libro que había ojeado más de una vez, con la imagen del monolito de Mortis en la portada. Lo tomó directamente, y lo abrió por el índice. Nunca se había leído ese libro entero, había preferido más bien leer acerca de sus antepasados en el aquél planeta antes que investigar el elemento que ahora le llamaba la atención. "- Daga de Mortis" señaló con el dedo, y tras ver la página asignada, fue directamente a ella. Al llegar a la página, podía verse como imagen central, la forma de la legendaria daga sobre un altar.
- Spoiler:
Uno de los artefactos de la fuerza más poderosos que han existido nunca. De origen desconocido, pero sepultada en Mortis durante miles de años, la daga de Mortis, la única arma capaz de mitigar los inmensos poderes de The Ones. Fue la causante de la muerte de La Hija a manos de El Hijo, quien posteriormente la perdió a manos de El Padre, utilizándola para suicidarse y así hacer perder sus poderes a El Hijo, quien sería asesinado más tarde por el General Anakin Skywalker. La daga fue devuelta a la cámara que la había protegido durante tantos años. Sin embargo, tiempo después, los caballeros Jedi del Praxeum de Yavin IV localizaron el monolito de Mortis, y por órdenes del Maestro Luke Skywalker, se hicieron con ella, para así prevenirse del posible retorno de Abeloth. Desconozco la ubicación de la daga, pero sospecho que reposa en las cámaras del praxeum de Yavin IV, a la espera de...
Se detuvo en la lectura, pues ya había averiguado lo que quería averiguar: las cámaras del praxeum Jedi, ¿cómo no se le había ocurrido? resultaba hasta estúpido que por su mente no hubiese cruzado tan si quiera la idea de ello. Tomó aire mientras cerraba los ojos, y cerró el libro de golpe. Si era cierto... si las sospechas de Dharma se confirmaban, la legendaria daga de Mortis estaba en Yavin IV cogiendo polvo con miles de otros artefactos jedi. Y él era el heredero, él era descendiente de El Hijo. Él, era El Hijo. Tomó el libro y salió de la cámara de Kaar, cerrando la puerta tras de sí. No se cruzó ni a Lettow ni a Kaar durante su trayecto por el templo de Vjun, que era justo lo que quería: a ninguno de ellos, en especial a Lettow, les haría gracia saber lo que se disponía a hacer. Pero tampoco podrían detenerlo.
En apenas unos minutos, llegó a la plataforma de aterrizaje de Vjun, y se internó en una de las naves del templo. Con sólo acceder a la nave, el panel de control se encendió automáticamente, encendiendo así el sistema de navegación, y posteriormente los motores. Ascendió a gran velocidad, con la imagen del gigante verde clavada en su mente, y tras salir al espacio, saltó al hiperespacio en dirección a Yavin IV, preparado para conseguir aquello que era suyo por derecho, sin importar lo que tuviese que destrozar para conseguirlo.
Al salir del hiperespacio lo vio: ese planeta plagado de junglas, con una de las faunas más peligrosas, testigo de cientos de miles de años de guerras, de incontables batallas, cobijo de jedi y de sith... Rasgó la atmósfera del planeta, adentrándose en ella, y descendió a gran velocidad, dirigiéndose hacia un monte solitario. Allí, aterrizó con firmeza, y cerró los ojos. Podía ir directamente al Praxeum Jedi, pero éso llamaría la atención de los massassi de la zona, los cuales le seguirían, destrozarían su nave y lo perseguirían por el praxeum, algo que no le interesaba en absoluto. De todos modos, tenía un plan para avanzar por la jungla. No sería silencioso, y no pasaría desapercibido, pero lo que sí que estaba claro es que lograría avanzar con extrema eficacia. Bajó de la nave y dispuso su mirada más allá. A los pies del monte, se erigían lo que parecían unas ruinas. Y, curiosamente, lo que estaba buscando en ese instante, se hallaba allí, pues podía sentirlo. Derrapó monte abajo un buen trecho hasta que llegó a la falda del monte, caminando ahora en silencio, con la vista al frente, atravesando con ella muros de piedra, hasta que vio el ser que quería, plantado en mitad de las ruinas.
Lo que parecía ser un rakghoul adulto se alzaba ahora, observando fijamente al sith. Gruñó con fuerza, y se abalanzó sobre él, corriendo con sus garras garras, a la vez que Kainet alzó su brazo derecho, y remangándoselo, dejó a la vista el Talismán Muur, que emitió un intenso destello rojo frente a él. Al instante, la criatura se detuvo, mirando fijamente la luz que emitía el talismán. El sith observó atentamente al que ahora era su nuevo siervo, evaluando en pocos segundos sus nada envidiables cualidades físicas. Seguidamente, alzó su brazo derecho lentamente, sin quitarle la vista de encima al rakghoul, pues tampoco se fiaba mucho de él. Por mediación suya, la luz roja, ahora intensificada, nació del talismán para iluminar todas las ruinas, haciéndose notar por todo el ambiente incluso en la distancia. Mientras tanto, hablaba en su mente, transmitiendo sus pensamientos al mismo talismán. Venid a mí... acudid a mi llamada para servirme, criaturas de Yavin...
En apenas unos minutos, se vio completamente rodeado de rakghouls, que llegaban de todas direcciones y se mantenían a su alrededor, cada vez salvando más la distancia. Mientras llegaban, el sith advertía de que no todos eran idénticos, y no precisamente por el color de piel. Por heridas de combate, había alguno que contaba con un solo ojo, otros tantos que no tenían todos sus dedos, y bastantes con múltiples cicatrices en su piel. Era justo lo que buscaba: un pequeño ejército de rakghouls, todos a su servicio, todos morirían por él con tan solo una orden suya.
Caminó entonces entre los mutantes a paso lento, advirtiendo de sus posturas y sus miradas vacías. No podían igualar a un ejército, pero eran suficientes para hacer frente a la jungla. El Praxeum Jedi estaba a tan solo un kilómetro de distancia, y ellos avanzarían rápidos hasta toparse con los massassi, que sin duda obstaculizarían su paso. Según avanzaba, los rakghoul caminaban en completo silencio a su espalda, haciéndose notar únicamente por el sonido de sus pisadas. Cuando hubo llegado al límite de las ruinas, escudriñó entre los árboles desde su posición. Ahí estaban... esos monstruos, en alerta debido al movimiento masivo rakghoul por la jungla. En el caso dado, los massassi eran predecibles e idiotas. Sin embargo, su fuerza era algo superior a la del sith, la de algunos incluso superior a la de los suyos, de modo que no debía confiarse. Alzó lentamente una mano, y un numeroso grupo de rakghoul echaron a correr como fieras, sin objetivo fijo, simplemente al frente. Poco a poco todos echaron a correr, y cuando casi la mitad de los mutantes habían iniciado la rápida marcha, el sith se unió, completamente invisible entre tantos seres descomunales. En apenas unos minutos de incesante marcha, los notó: se habían adentrado en el círculo de los massassi, los cuales se preparaban para atacar. El sith fue claro, liberando unas simples palabras en las mentes de los mutantes. Matadlos a todos...
Apenas hubo dado la orden, los massassi emergieron de todas las direcciones, abarcando hasta donde alcanzaba la vista, armados con lanzas y espadas, haciendo frente a los rakghoul, que fueron pillados por sorpresa. Sin embargo, reaccionaron a tiempo e hicieron carga contra ellos. Los massassi eran un tanto más inteligentes e iban armados, pero los rakghoul les superaban en número e incluso atacaban en grupo, pudiendo ir hasta tres de ellos a por uno solo, de modo que la balanza se inclinó a su favor. El sith, mientras tanto, avanzaba deprisa en mitad de la batalla, pues no le interesaba hacer frente a los guerreros massassi, pues dadas las circunstancias, no tenía tiempo ni paciencia para hacerlo, y tampoco quería jugarse el físico en una batalla en la que su condición física era la que menos destacaba. Tomó la lanza de un guerrero caído y corrió cuanto pudo entre tanto ser, esquivando golpes que igual ni siquiera iban dirigidos hacia él, hasta que, cuando quiso darse cuenta, se vio acorralado.
Cinco guerreros massassi le obstaculizaban el paso, pero por suerte sólo tres de ellos se habían percatado de su presencia. Avanzaban hacia él armados y dispuestos a despellejarlo. Echó un vistazo hacia atrás y vio que no eran los únicos que estaban cerca de él, de modo que no podía permitirse destacar demasiado usando la fuerza, pues eso podría jugarle una mala pasada llamando la atención de los demás guerreros. Cerró los ojos, y se dejó guiar por la fuerza. El primero de los guerreros ya estaba a metro y medio de él, de modo que en un arrebato de adrenalina, clavó la lanza en el suelo y saltó sin soltarla, apoyándose en ella en el aire y girando a su alrededor, propinándole una sola patada en el pecho al massassi, dejándolo sin aire y haciéndolo caer. Al tocar el suelo, el segundo massassi ya estaba frente a él, blandiendo su espada. El sith esquivó la estocada poniéndose de lado, y antes de darle tiempo a reaccionar, enterró la lanza en el pecho del guerrero, a la par que tomaba la espada. Se giró hacia el tercer massassi, que corría hacia él, con la espada sobre la cabeza. Viendo ese craso error, lanzó la espada contra él, y ayudándose de la fuerza, se la clavó en el pecho, haciéndolo morir en el acto. Observó entonces como el primer massassi se recobraba y lo miraba con odio, arrojando su lanza al suelo. El sith alzó los puños a la altura de su rostro; Si tenía que matar a un guerrero massassi a golpes, lo haría. Sin embargo, no se dio la ocasión.
Un gigantesco rancor, sin suda atraído por el bullicio de la batalla, había aparecido en su camino, a espaldas del massassi. La bestia quedó rugiendo con fuerza, y tomó al guerrero como un juguete, mientras este gritaba y aporreaba su garra, para finalmente devorarlo tal cual estaba. El sith aprovechó el momento para escapar bajo las piernas del rancor, pasando desapercibido, y echando a correr en dirección al Praxeum Jedi, que se encontraba bien cerca. Los rakghoul tenían las de perder, debido a la eficacia de los massassi. Sin embargo, a los mutantes se iban incorporando más y más, movidos por la llamada del Talismán Muur. Y sabía, que en cuanto terminasen, se dirigirían automáticamente al Praxeum Jedi, siguiendo a su líder para seguir sirviéndolo. Mientras tanto él avanzó a gran velocidad, esquivando árboles y atravesando arbustos, hasta que lo vio.
Al fin, el Praxeum Jedi se divisaba desde su posición. Y donde estaba el Praxeum, estaba la daga. Sin detenerse, saltó ayudándose con la fuerza para alcanzar los veinte metros de altura. En el aire, se hizo una bola y se vio rodeado al instante de una corriente de humo. Estirándose al fin, se deslizó en silencio por el aire, dejando una estela de humo negro tras su paso.
- Spoiler:
En apenas un minuto, llegó a la entrada del Praxeum, cuya entrada se veía derribada, seguramente por los massassi tiempo después de su abandono. En completo silencio, se movió por el interior de praxeum, a oscuras, guiándose con la fuerza. Sentía algo más allá, una especie de "ente" que permanecía a la espera. Avanzó con los ojos cerrados, dejándose llevar por ese ser, hasta topar con una puerta de piedra. Tras abrir los ojos, la empujó, y tal como sospechaba, no se abrió. Alzó su mano, señalando con la palma de la misma hacia la puerta, y usando la fuerza, la piedra se resquebrajó por la mitad. Entró en una sala por la que entraba la luz de la luna. Apenas se hubo adentrado en la sala, cuando el aire se distorsionó a su alrededor. Todo a su alrededor se veía difuminado, pero en su mente no cambiaba lo más mínimo. Ante él, en medio de la sala, se alzaba una figura iluminada por una luz blanca tan intensa, que desdibujaba su rostro. La voz que nacía de ningún sitio sonó potente, rebotando en su mente: Tu presencia no es grata aquí... ¡¡Márchate!! El sith rió por lo bajo, dando un paso. Una mera ilusión me hará retroceder...
Cerró de nuevo los ojos a la vez que dejaba su mente completamente en blanco, y siguió adelante. El eco de la voz desapareció, y siguió su camino como si nada hubiese ocurrido. Al llegar al otro lado de la sala, abrió los ojos, notando que el ambiente ya no estaba distorsionado. Avanzó en silencio y sin mirar atrás por un pasillo completamente a oscuras, con una única luz al final del mismo. Al llegar al final del pasillo, se vio en una sala llena de artefactos, de distintos tamaños, colores y materiales.
Caminó en silencio, paseando la mirada por tantos objetos que veía: túnicas de todo tipo, espadas, escudos, sables de luz de distintos modelos, estatuas, esferas, libros y pergaminos... Pero nada de lo que veía le interesaba. Lo que estaba buscando estaba bien claro, y se guiaba únicamente por instinto. Hasta que pudo sentirla. Desvió la mirada hacia la izquierda, y allí vio una luz, quizá una de las emisoras de la luz de la sala. Se dirigió hacia ella, y al doblar esquina vio lo que ansiaba buscar.
En el centro de un círculo de fuego verde, se podía apreciar una especie de caja piramidal, que brillaba con la misma intensidad que el fuego verde. Avanzó conteniendo la respiración, y con un simple movimiento de mano, desvaneció el fuego que la rodeaba. Alzó la mano sobre ésta, y envió unos leves impulsos eléctricos hacia ella. Pero no cualquier impulso eléctrico: impulsos liberados desde lo más profundo de su ser, allí donde todo era oscuridad. La descarga que nació directamente de la palma de su mano, en lugar de las yemas de los dedos, como era costumbre, no era blanca, sino roja. Los rayos nacientes de sus manos rodearon la caja, que pasó de ser de un verde natural a un rojo intenso. El poder de la Luz... la protegía... La caja se abrió lentamente, activándose así un mecanismo interno, y allí la vio, la que tanto tiempo había ansiado encontrar, la que durante tanto tiempo se había manifestado en sus sueños. Se agachó y tomó la daga, que vibró al contacto con su mano.
Por fin... he esperado años... AÑOS, a la espera de encontrarla...
Y ahora, está aquí, en mi mano.
No tengo más que sostenerla para darme cuenta de su poder...
Mi búsqueda, se ha completado...
Obtengo,
- Daga de Mortis
- Libro de Mortis y The Ones
Última edición por Jensaarai el Jue Ene 31, 2013 4:03 pm, editado 3 veces
Jensaarai- Mensajes : 5197
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: [Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
Realmente bueno el roleo, me ha encantado. No sé por que te digo esto cabrón, encima que me baneas.
Aleema- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Localización : Canada
Re: [Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
Malísimo el roleo, ud. sabía hacer las cosas mejor antes, realmente le estoy considerando para un degrado de dos rangos mínimo No men, muy bueno, muy weno man, aplaudiendo*
Lettow- Mensajes : 774
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 27
Re: [Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
A pesar de que carece de algo de extensión, tienes cierta destreza a la hora de narrar y usar la dinámica anteriormente nombrado, bastante talento en lo mencionado y te felicito, siempre leo tus roleos y van por el buen camino. No debo decirte en qué mejorar, pero si me gustaría que consideraras extenderlos más y agregarle más atmósfera a todo, ya sabrás a lo que me refiero porque manejas los términos.
Es una buena historia y por mi parte sería válida, sin embargo, he de aplicar la votación en conjunto a mis compañeros, te recuerdo que para que sea válido por completo deben ser aproximadamente 3 votos positivos ya que somos 4 LDR, mi voto es válido.
Le recuerdo a mis camaradas que estos objetos no tienen ubicación propia, fue robado por Luke Skywalker de Mortis y posteriormente el planeta fue destruido, pero por lógica, estos objetos estaban en la bóveda del Praxeum Jedi de Yavin IV cuyo director era el mismísimo Luke Skywalker, lo más seguro es que los objetos hayan sido guardados aquí y debemos comprender la postura de Jensaarai además de que se esmeró haciendo tal roleo.
Un saludo.
Es una buena historia y por mi parte sería válida, sin embargo, he de aplicar la votación en conjunto a mis compañeros, te recuerdo que para que sea válido por completo deben ser aproximadamente 3 votos positivos ya que somos 4 LDR, mi voto es válido.
Le recuerdo a mis camaradas que estos objetos no tienen ubicación propia, fue robado por Luke Skywalker de Mortis y posteriormente el planeta fue destruido, pero por lógica, estos objetos estaban en la bóveda del Praxeum Jedi de Yavin IV cuyo director era el mismísimo Luke Skywalker, lo más seguro es que los objetos hayan sido guardados aquí y debemos comprender la postura de Jensaarai además de que se esmeró haciendo tal roleo.
Un saludo.
Invitado- Invitado
Re: [Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
No tengo mucho que decir, más que felicitarte por el buen roleo.
Voto positivo.
Voto positivo.
Tyrone Tainted- Mensajes : 806
Fecha de inscripción : 09/11/2011
Edad : 28
Localización : Venezuela
Re: [Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
Voto inválido.
Es un roleo corto, no me parece correcto que lo obtengas con la duración que tiene el texto, además (en mi opinión), hay demasiadas imágnenes. También decir que la que encuentras cosas que teoricamente estarían muy bien escondidas con una facilidad pasmosa.
PD: No me parece bien que los otros legalizadores den válido tal obtención con un roleo así de corto.
Es un roleo corto, no me parece correcto que lo obtengas con la duración que tiene el texto, además (en mi opinión), hay demasiadas imágnenes. También decir que la que encuentras cosas que teoricamente estarían muy bien escondidas con una facilidad pasmosa.
PD: No me parece bien que los otros legalizadores den válido tal obtención con un roleo así de corto.
Tragew- Mensajes : 752
Fecha de inscripción : 15/10/2011
Localización : -----------------------------
Re: [Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
Me parece adecuado, claro pudo extenderse un poco más, pero la narrativa es buena, me ha gustado el roleo aunque digan que es "corto", tiene lo necesario y bien hecho.
Tienes mi válido.
Tienes mi válido.
Sehil Ahad- Mensajes : 165
Fecha de inscripción : 12/11/2011
Re: [Escrito/Obtención] El Legado de los Dioses [Ergeron]
En total somos cuatro legalizadores, hay tres votos positivos y uno negativo, al haber mayoría sobre las votaciones (en dado caso, la mayoría es en los votos válidos) El roleo de forma oficial queda válido.
Invitado- Invitado
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