Obtención Sable Rojo.

por Aleema Jue Ene 17, 2013 9:09 pm

Depășirea

Hacía ya meses que ella había entrado en Ziost, cuando sintió como una gran fuerza la llamaba, una fuerza que desde un desdén de los tiempos ofrecía todo lo que uno podía imaginar, luchando cara a cara y matando día tras día el alma de los que la poseían. Ya hacía tiempo que se había acostumbrado al frío que desprendía aquel lugar, y no simplemente por la nívea nieve que caía allí, si no por las mismas personas que ofrecían sus enseñanzas sobre aquel lado tan misterioso de la fuerza. No era más que una clase como cualquier otra cuando asomaban los primeros rayos de luz por las ventanas del templo. La adepta, se encontraba apoyada sobre el poyete de una de las ventanas, observando como los colores del ventanal distorsionaban el ambiente de la sala, haciéndola especialmente más bella. Sintió como una mano tocó su hombro, y una sombra iba cubriendo la suya propia. Buenos días jovencita, madrugando por lo que veo - Murmuró el Sith con una voz grave y desgastada, vestido con oscuros y largos ropajes - Así es señor, una bella y fría mañana como para perdérsela - Respondió entonces la joven, con un tono mucho más agudo, inclinando su cabeza hacia arriba para poder mirarle - Bien, encontré a una joven más deambulando por el templo, acompáñeme, iremos a dar una pequeña clase - Contestó el Sith colocándole el brazo sobre sus hombros y llevándosela junto con la otra adepta -

La habitación estaba desolada, se oía como la adepta de cabellos burdel, musitaba cosas para sí misma, mientras que entrabamos por las puertas de aquel lugar. Colóquense allí - Dijo el Sith señalando al fondo de la habitación - Algo realmente me llamaba la atención, la clase había comenzado, más no era una simple clase en la que solo entrenábamos o aprendíamos teoría, era una clase que nos hacía pensar, una clase que conseguía ver a lo que realmente eramos vulnerables.

. . .

Una vez finalizada esta clase, el Sith se acercó hacia nosotras, asintiendo así mismo con su mirada. Creo que os los habéis ganado - Comentó mientras señalaba a los sables rojos dentro de su túnica - Tomadlos ustedes mismas.