Habbo Wars
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Mensaje por Habbo Wars Dom Nov 01, 2015 6:43 pm

TATOOINE

[Obtención] - [Sikurd] 6dyira

Empezaba un nuevo día, la luz del sol empezaba a cubrir desde el horizonte el cielo con una fusión de colores anaranjados junto a la oscuridad que desaparecía por el otro lado. En Ruusan se podía sentir una calma generalizada, una paz vinculante entre criaturas salvajes, la misma vegetación como sus habitantes, entre los que destacaba la Orden Jedi. No muy lejos de una de las colinas, en una cascada que siempre estaba en constante fluidez de agua cristalina se hallaba el Caballero Jedi Sikurd, desde lo último sucedido en una de las misiones dedica largo tiempo a la meditación. Sus secuelas y marcas hacen mella aún en su mente tanto en el aspecto interno como externo, no es fácil una vida de Jedi cuando atemorizas a los jóvenes o incluso compañeros por tu rostro o mejor dicho, tu aspecto biónico. Muchas preguntas, demasiados sucesos en la vida para alguien tan joven e inexperto como era él. Lo mejor estaba por llegar, en una de sus meditaciones, con los primeros rayos de luz le vino a la mente una visión. La visión trataba sobre un cristal de un color amarillo, ese mismo lo veía de manera borrosa dentro de un sable láser.

" No puede ser.. ¿qué me querrá decir esta visión? Tendré que consultar con el maestro Khan.. " era uno de sus pensamientos tras despertar de la meditación. Puso rumbo hacia los aposentos del maestro, el cual estaba considerado como erudito de la misma Orden Jedi gracias a sus años de experiencia, sabiduría y templanza. No tardó mucho en llegar, antes de ello mediante una conexión telepática avisó de su llegada a este. Las puertas de los aposentos se abrieron ante sus ojos, se encontraba en medio de su habitación cruzado de piernas y sentado sobre un cojín, parece que estaba meditando.

- Perdone la interrupción, maestro. - se podía escuchar una voz distorsionada por culpa de la respiración a través de su máscara.
- Adelante joven Sikurd, he sentido su perturbación.. ¿qué es lo qué le inquieta? - aún con sus ojos cerrados y en una postura zen se dirigía hacia el muchacho.
- He tenido una visión mientras meditaba debajo de la cascada a las afueras del templo.. aparecía una especie de cristal adegano de color amarillo, conozco su existencia mediante los libros de la Biblioteca. Además, estaba ya en un sable láser y me veía a mi mismo portándolo.. ¿qué puede ser eso maestro?
- Muchas incógnitas rodean nuestras vidas, joven Sikurd.. esta no es muy complicada de acertar. Profundiza más esa visión, analiza todo lo que suceda, cualquier mínimo detalle te llevará al lugar indicado.. - asentía con la cabeza esperando que el joven se retirara.

En ese mismo instante el joven Sikurd cerraba sus ojos y juntando ambas palmas controlaba su respiración poco a poco. El recuerdo de la visión llegaba a su mente, encontrando distintas pistas.. una era montañas de arena y otra era el recuerdo de dos lunas.. sin dudar, sabía que se trataba del planeta de Tatooine. El cual conocía por su niñez junto a su tía, Addy Caelum.

Se retiró de los aposentos realizando una reverencia hacia el maestro Khan, y cerrando las puertas a sus espaldas puso rumbo hacia la plataforma de aterrizaje de la Orden Jedi. Allí tenía preparada ya su nave, tenía encima todo lo necesario para dirigirse hacia lo que le deparaba el destino.

- Vamos allá, Tatooine.. - se podía escuchar en un tono bajo seguido de un leve suspiro distorsionado producido por su máscara.

[...]

Tatooine, ese planeta desolado, cumbre de mercenarios y malechores. Los Jedi no eran bienvenidos en esa zona neutral, no habían leyes, no habían normas como en una sociedad más avanzada. El joven Caballero sabía como tratar con esta clase de lugares, debido a su aspecto muchos podían temerle, aunque no era su intención. Paseaba por las calles rodeadas de arena y peculiares casas, la tormenta de arena no ayudaba, aunque era leve. Seguía paseando por el lugar analizando a toda clase de criatura con la que se cruzaba, muchas razas diferentes, demasiadas para concentrarse en un lugar tan pequeño.

Al fondo acababa encontrando una cantina, en la cual entró. Todos se voltearon hacia él cuando hizo acto de presencia en el interior, volviendo a la normalidad una vez pasados pocos segundos. La orquesta sonaba con una música extraña, la cual no gustaba a Sikurd. Se acercó a unas de las mesas del fondo, sentándose solo y aislado. Afino su oído, escuchando conversaciones de varios que trataban con contrabando de armas, mercancías peligrosas y productos de otros planetas, se escuchaba toda clase de historia en cada mesa. Una le llamó la atención, un mercenario tandoshano estaba elevando el tono de la voz, fardaba de que había conseguido quitarle a un Jedi su sable láser, tras acabar con la vida de este. Todos los que le rodeaban se reían sin parar, teniendo poco respeto por los Jedi. Eso causó distintas emociones en el interior de Sikurd, aunque este mismo recordando las palabras de sus maestro las calmaba. Sikurd volvía a una paz interna, un equilibrio entre mente y cuerpo otra vez como haría todo Jedi.

Mientras este se concentraba en si mismo, el trandoshano ya había desaparecido. Preocupado, salió con prisa de la cantina, no le había perdido el rastro del todo y comenzó a seguirle por las calles, Sikurd desconocía si se había percatado de su presencia o era ignorante a ello. Previniendo cualquier posible peligro se perdió por otra calle, anticipando los movimientos del mercenario. Había llegado a un callejón sin salida, algo extrañado miró hacia los lados, sabia que no era difícil para él saltar al otro lado, pero tampoco podía llamar la atención así que regresó por donde había pasado. En ese entonces, una presencia había aparecido a las espaldas de Sikurd. Se trataba del trandoshano, al parecer si se había percatado de su presencia. No estaba solo, frente a Sikurd aparecieron otros dos mercenarios cuyas razas desconocía.


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El mercenario trandoshano se enfrenta al Caballero Jedi, Sikurd.


- Debes ser bastante estúpido para confiarse en que no me daría cuenta de que me perseguías, ¿quién eres y porqué me sigues? - un tono desafiante del trandoshano hacia Sikurd era algo que a este no le gustaba mucho.
- Siento la ofensa a su persona, veo que no eres tan tonto como me habían hablado de tu raza.. - Sikurd utilizaba un tono vacilante hacia este, sin dejar de prestar atención a los tres que le rodeaban.
- Veo que quieres morir, muchacho. Estás solo, en cambio nosotros somos 3. - tras finalizar la frase guiñó el ojo a uno de sus compañeros, el cual apuntaba con su pistola láser a Sikurd.

Se escuchó uno de los disparos desde la pistola láser seguido de un grito de dolor.. algo que desconocían estos mercenarios es que enfrentaban a un Caballero Jedi, y no es que se tratara de uno común. La figura de Sikurd había sido revelada, y con el sable láser encendido reflejó el disparo hacia el mismo que le disparó, cayendo fulminado al suelo.

- Jedi.. - miraba fijamente el trandoshano a Sikurd, comenzando a disparar en dirección hacia Sikurd.

Gracias a las enseñanzas de su maestro Soul Swan comenzó a reflejar los disparos, los demás los esquivaba. Detrás le disparaba el otro compañero mercenario, pudiendo darle en la pierna izquierda. La lucha había comenzado, tras una voltereta en el aire Sikurd aparecía detrás del compañero trandoshano, noqueandole con varios puñetazos en sus riñones y seguido de una barricada. No pretendía matar a estos si no era necesario, haciendo caso a sus enseñanzas. Enseguida se vio en un aprieto, ambos eran fuertes y resistentes a golpes físicos, junto a sus armas bláster. Sikurd se veía en un aprieto, pero en ese momento tenía que decidir y posiblemente habrá tomado la decisión incorrecta.. se dirigió al compañero del trandoshano y con un tajo rápido y preciso le cortó por la mitad. Cayendo sin vida a la arena que rodeaba a estos.

Sólo quedaba el trandoshano y Sikurd, ambos inmóviles no dejaban de mirarse fijamente. El viento movía con pequeños torbellinos de arena al rededor de estos dos, enseguida, el trandoshano sacó un sable láser, el cual enseñaba a Sikurd con gesto burlón.

- ¿Ves esto Jedi..? Ya acabé con uno de tu clase, no creo que me cueste acabar con tu corta vida.. - antes de que terminara la frase ya había disparado varias veces hacia Sikurd, seguido de una granada. Sikurd respondió rápido a sus movimientos, esquivando los disparos y antes de que explotara la granada dio un salto el cual acabaría pasando por encima del trandoshano, diciéndole.. - Confiarse no es bueno, y ahora ha llegado tu hora.. - justo realizaba un corte hacia su cabeza, cayendo al suelo flexionado en sus rodillas tras aquel salto. La cabeza del trandoshano cayó rodando por el suelo.. seguido de su cuerpo.

Sikurd sin ningún temblor se dirigió hacia el trandoshano, sujetó el sable láser que tenía y se lo colgaba al cinturón. - Esto no te pertenece.. - se incorporó y puso rumbo entonces hacia su nave, ya que la visión en la cascada había sido correcta, aunque quizás no de la mejor manera.


FIN.

Obtengo un Sable Láser Amarillo.

Habbo Wars

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