[Roleo de DRONGAR/CAMBIO DE FACCIÓN] Denrëich.

Las sombras emergían de aquella recóndita cueva, un extraño sujeto de raza Mirialana empezó a musitar en su idioma natal unas palabras. Toda aquella oscuridad que salía de la cueva se detuvo y lo único que podían escucharse eran unos débiles pasos que iban haciéndose más y más fuertes. El nativo se hizo a un lado mientras la figura de aquel viejo Sith salía del interior de la cueva. « Estoy listo. Aquel que un día fue comandante de la estrella, Hannibal, había terminado su auto adiestramiento. Su figura podía verse realzada por aquel paisaje tan gélido y desolado que tenía de fondo. Quien fue su aliado y compañero en todo este tiempo se arrodilló ante su persona, rindiendo respeto hacia la magnificencia del mismo.

A paso lento, ambos comenzaron a caminar por la superficie de aquel remoto planeta, conocido como Mirial. Lo más extraño del asunto es que nadie se percató de la presencia de ambos durante todo el tiempo que estuvieron ahí. Pero dejando eso de lado, los dos llegaron a sus propias naves. Entraron en las cabinas fácilmente y como sí hubiesen hecho ellos mismos los paneles y controles, comenzaron a ponerlas en funcionamiento. Pocos segundos tardaron en alzar el vuelo y prontamente despegar de aquel hangar hasta salir de la atmósfera del planeta. Nuevas aventuras le deparaban al nuevo Hannibal.

Pasado un tiempo recibió un llamado desde un planeta recóndito, el cual traía bastantes recuerdos a nuestro ya viejo protagonista. Este, víctima de la nostalgia, programó su nave rumbo al planeta ya mencionado. Su compañero entendió lo que quería, así que sin decirle nada le dejó marchar, dirigiéndose hacia otro punto de la galaxia sabiendo que algún día volverían a encontrarse de nuevo. Mientras tanto, Hannibal debía pensar un nuevo nombre por el que le conocerían sus hermanos otra vez, por el que se haría conocido y temido por toda la extensión de la galaxia. Ese nombre ya había sido pensado, iba a llamarse Denrëich. Que mejor forma de unirse a sus renacidos hermanos que renaciendo y trascendiendo su propia existencia. Estaba dispuesto esta vez a darlo todo por sus hermanos y si le aceptaban entre ellos, siendo reconocido nuevamente como un ángel caído, un Dark Sith. Finalmente activó el salto al hiperespacio desapareciendo en un haz de luz de donde se encontraba, ya estando cerca de su nuevo hogar, su viejo hogar.

Aquella luz al final materializó la nave en el borde exterior, cerca de la atmósfera de aquel planeta cuyo exuberante y húmedo clima tropical le traía sus más queridos y viejos recuerdos de sus inicios, junto a su maestro Kruhl. Tardó pocos minutos en entrar en contacto con aquella atmósfera y descender hasta la superficie planetaria de Drongar. Abrió el tren de aterrizaje de su propia nave, abriendo seguidamente la cabina mediante el uso de la fuerza. Tras haber apagado todos los controles junto a los sistemas de su nave salió de ella, guiándose por la presencia de sus hermanos en aquel planeta. Adentrándose en la más espesa vegetación logró hallar el templo, donde el señor oscuro de los Dark Sith le aguardaba en la entrada junto al resto de miembros. « Bienvenido una vez más, caballero Denrëich. Se inclinó brevemente ante la presencia de Xakan. Junto a él y sus hermanos se adentró en el templo, en busca de la gloria para todos ellos.