[Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
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[Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Bien, pues he pensado en volver a publicar esta serie de aventuras, así que espero que os guste a todos.
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Un extraño personaje, ataviado con sendas capas de color beige y una túnica marrón avanzaba sigilosa entre una ciudad en llamas. Llevaba prendido el Sable Laser, que emitía un brillo azul vivo. Detrás suya, decenas de personas como él se dispersaban por los edificios, cazando a criaturas que saltaban de la nada y no dudaban en intentar incarles el diente.
Avanzó callejones, que le llevaron a otros y así sucesivamente. Buscaba algo, no sabía con certeza que era, pero la Fuerza le decía que era algo extraño, sobrenatural a la propia Fuerza. El Jedi paró un momento, cerró los ojos, meditativo, e intentó meterse en la mente de la criatura para localizar su posición. Mas le fue en vano. Aquella persona al otro lado de su mente era tan poderosa que bloqueaba sus pensamientos. Lógicamente no podía ser un Maestro Sith ya que de hubiera serlo se habría escondido con la Fuerza.
Se escuchó un gemido en uno de los callejones, a la derecha del Jedi. Este se volvió y sintió como la presión de aquella persona iba creciendo poco a poco. Un grito surcó el cielo oscuro, gobernado ahora por las llamas de la consumida ciudad. El Jedi se dirigió corriendo hacia aquel sonido de espanto, ahora localizable gracias a los incesantes gemidos que se oían. Llegó a una casa abandonada, giró la destrozada manecilla y entró alerta. Ondeó suavemente su sable laser mientras caminaba lentamente por los pasillos. Volvió a oir un grito, pero esta vez era risa, risa de bebé. Apagó su sable, seguro de que lo que había ahí dentro no era más que un crío. Se acercó a una puertecilla pequeña e intentó abrirlo, pero no lo consiguió, estaba atrancada. Empezó a golpear la puerta hasta que al final, de una patada la tiró abajo. Lo que contemplaron sus ojos le dejó atónito: Un niño de apenas 2 años blandía un sable laser rojo y lo manejaba con total soltura. A la derecha del chaval se encontraba un hombre tirado en el suelo, que vestía una capa y una túnica negras. Sin embargo, tenía un agujero en el tórax que le traspasaba de lado a lado. Gimió y en ese momento se intentó mover pero su cuerpo no se lo permitió lo que le causó un increible dolor que intentó ahogar con un grito.
- Que la Fuerza te acompañe - susurró el Jedi
El hombre se estiró y levantó su mano derecha lentamente, acercándose a la del seguidor del Lado Luminoso.
-A ti también - susurró el personaje de negro.
En el actó, su mano cayó en picado hacia el suelo y su cabeza se inclinó lentamente hacia la izquierda.
El niño contemplaba expectante, sin saber a donde llegaría todo. Emitió una risita que hizo que el Jedi se volviera. Se inclinó de rodillas y le observó. El pequeño ondeó el sable rojo lo que hizo que su observador se apartara. Con la Fuerza atrajo el Sable Laser pero no lo conseguía. Las manos del joven seguían agarrando el arma sin aparente esfuerzo. El Jedi quedó pensativo. Seguía sintiendo la presión de la Fuerza y todo parecía indicar que provenía de aquel niño de apenas 2 años. Finalmente, prendió su Sable azul y de un golpe, lanzó por los aires el arma del jóven. Luego se acercó y lo apagó. Lo cogió y lo guardó en un bolsillo interno de su túnica marrón. Sacó un pequeño instrumento blanco, con una jeringa que terminaba en una punta succionadora, muy afilada pero diminuta. Agarró al niño del brazo y suavemente le clavó el objeto. Pasó un minuto y nada. No se detectaban midiclorianos. Era algo asombroso. Una criatura viviente, no Yuuzahn Vong que además dominaba la Fuerza a los 2 años de edad. Abrió un transmisor de su muñeca y empezó a marcar rápidamente unos números. Una voz sonó en el aparato:
- Dime Lam.
- Maestro Rew, no se va a creer lo que he descubierto. Traiga a Caballeros Jedi y unidades de asalto, he encontrado algo ascombroso.
Al cabo de unos minutos, un desfile militar se metía dentro de la abandonada casa, armas en mano. Lem salió de la vivienda para indicarles el trayecto. Todos le siguieron con miradas que iban de un lugar a otro, atentos a que algo saltará en busca de su carne. Llegaron al cuarto donde el pequeño niño yacía sentado con la espalda en la pared y la mirada perdida, como si estuviera deprimido.
- ¿Tiene nombre? - preguntó uno de los Maestros que habían llegado.
- No sabrá hablar, apenas tendrá 2 años - intervino Lam
- ¿Y entonces para qué nos llamas? ¿Para contemplar el cadaver de un Caballero Sith? Tenemos cosas más importantes que hacer ahora mismo.
- El caso es esto - le enseñó el detector de midiclorianos - Observa, no tiene ningún midicloriano y cuando vine, utilizó este Sable - desenfundó el Sable rojo - con gran soltura. Explicame eso, Maestro Keloth.
- Eso no es posible, el niño tiene Fuerza, todos los Jedi presentes la estamos sintiendo, y es poderosa dicho sea de paso. Trae el detector, se lo mediré yo.
Cogió el instrumento y se acercó al chaval con precaución, para no causarle susto. Sin embargo, este respondió con un idioma desconocido. Nadie supo de que hablaba y el Maestro Keloth se echó atras.
- Traed un droide de protocolo. Me parece que está hablando Arkaniano.
Un Soldado de Asalto salió de la sala y echó a correr en dirección a la zona de inserción donde estaban atrincherados todos los Jedi y Soldados Republicanos.
El grupo de Jedis de Keloth estuvo contemplando al pequeño niño, con asombro. Ninguno se atrevió a acercarse, presentían algo malo en el interior del pequeño, pero no sabían el que era.Finalmente, uno de ellos se acercó con pequeños pasos y cara amable. Observó las manos del chaval: 4 dedos, todos garras, formaban su mano y una resplandeciente tez blanca inundaba su cuerpo. El cabello, o lo poco que tenía, era de un tono gris y sus ojos eran blancos completamente.
El Soldado regresó exausto con el droide, hecho de un metal parecido a la plata, reluciente. Sus pasos emitían sonidos metálicos, todos bruscos. Se acercó al pequeño y le habló en un idioma extraño, similar al del propio niño. Este le respondió tranquilo, sin ninguna tensión presente en su garganta.
- Dice que quienes sois y que por qué estais en su casa.
- ¿En su casa has dicho?
- Si, amo. - El joven volvió a hablarle - Dice que ese hombre entró con malos modos y que todo fue muy rápido, no sabía lo que hacía, y de repente se hayó jugando con su Sable Laser y con el Sith tirado en el suelo.
- ¡¿El Arkaniano mató al Sith?! - exclamó Keloth.
- Eso es lo que dice.
- Soldados, coged al niño y llevaros al droide, nos vamos de aqui. Volvemos a Ruusan, tengo que hablar con el Maestro Vrook, le interesará esto.
Las unidades de asalto se llevaron al droide de protocolo y los Jedi intentaron coger al niño, pero este no se dejaba. Creía que estaban jugando a un juego de pillar. Al final tuvieron que adormecerle y se lo llevaron a cuestas de Lam. Desrecorrieron el camino hecho hasta la trinchera, posicionada junto a un improvisado hangar en donde centenares de cazas, cruceros y bombarderos estaban aparcados. El Maestro Rew les esperaba impaciente, seguramente porque quería marcharse de aquel planeta, destinado al colpaso total de su ecosistema y la destrucción de su superficie. La Biblioteca Jedi de Ruusan, de Ossus, de Coruscant, de Endor..., en fin, de todas las Academias Jedi a lo largo y ancho de la Galaxia borrarían aquel planeta de sus sistemas de navegación.
Subieron a la nave nodriza, un crucero enorme apodado “El Pacificador”. En aquellos años de guerra, este crucero había servido en innumerables batallas espaciales contra mandalorianos, Siths y Yuuzahn Vongs que creían que la guerra aún no había terminado. Pusieron al niño en uno de los camarotes del piso superior, en el cual se encontraba el panel de mando y el sistema de comunicaciones.
- ¿Cómo te llamas? - inquirió Lam. Esta vez no tuvo que intervenir un droide y el pequeño respondió:
- Khaethan, Khaethan Sake.
En el panel de mando, los Maestros Rew y Keloth encendían los motores y abrían los planos de navegación. Despegaron y en una hora, la flota Jedi y Republicana salía de la atmosfera. Khaethan observó con pena la superficie de su planeta, de su hogar, de Arkania.
- Nos volveremos a encontrar - susurró en Arkaniano a la nada y observó sus garras, su piel.
CONTINUARÁ...
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Un extraño personaje, ataviado con sendas capas de color beige y una túnica marrón avanzaba sigilosa entre una ciudad en llamas. Llevaba prendido el Sable Laser, que emitía un brillo azul vivo. Detrás suya, decenas de personas como él se dispersaban por los edificios, cazando a criaturas que saltaban de la nada y no dudaban en intentar incarles el diente.
Avanzó callejones, que le llevaron a otros y así sucesivamente. Buscaba algo, no sabía con certeza que era, pero la Fuerza le decía que era algo extraño, sobrenatural a la propia Fuerza. El Jedi paró un momento, cerró los ojos, meditativo, e intentó meterse en la mente de la criatura para localizar su posición. Mas le fue en vano. Aquella persona al otro lado de su mente era tan poderosa que bloqueaba sus pensamientos. Lógicamente no podía ser un Maestro Sith ya que de hubiera serlo se habría escondido con la Fuerza.
Se escuchó un gemido en uno de los callejones, a la derecha del Jedi. Este se volvió y sintió como la presión de aquella persona iba creciendo poco a poco. Un grito surcó el cielo oscuro, gobernado ahora por las llamas de la consumida ciudad. El Jedi se dirigió corriendo hacia aquel sonido de espanto, ahora localizable gracias a los incesantes gemidos que se oían. Llegó a una casa abandonada, giró la destrozada manecilla y entró alerta. Ondeó suavemente su sable laser mientras caminaba lentamente por los pasillos. Volvió a oir un grito, pero esta vez era risa, risa de bebé. Apagó su sable, seguro de que lo que había ahí dentro no era más que un crío. Se acercó a una puertecilla pequeña e intentó abrirlo, pero no lo consiguió, estaba atrancada. Empezó a golpear la puerta hasta que al final, de una patada la tiró abajo. Lo que contemplaron sus ojos le dejó atónito: Un niño de apenas 2 años blandía un sable laser rojo y lo manejaba con total soltura. A la derecha del chaval se encontraba un hombre tirado en el suelo, que vestía una capa y una túnica negras. Sin embargo, tenía un agujero en el tórax que le traspasaba de lado a lado. Gimió y en ese momento se intentó mover pero su cuerpo no se lo permitió lo que le causó un increible dolor que intentó ahogar con un grito.
- Que la Fuerza te acompañe - susurró el Jedi
El hombre se estiró y levantó su mano derecha lentamente, acercándose a la del seguidor del Lado Luminoso.
-A ti también - susurró el personaje de negro.
En el actó, su mano cayó en picado hacia el suelo y su cabeza se inclinó lentamente hacia la izquierda.
El niño contemplaba expectante, sin saber a donde llegaría todo. Emitió una risita que hizo que el Jedi se volviera. Se inclinó de rodillas y le observó. El pequeño ondeó el sable rojo lo que hizo que su observador se apartara. Con la Fuerza atrajo el Sable Laser pero no lo conseguía. Las manos del joven seguían agarrando el arma sin aparente esfuerzo. El Jedi quedó pensativo. Seguía sintiendo la presión de la Fuerza y todo parecía indicar que provenía de aquel niño de apenas 2 años. Finalmente, prendió su Sable azul y de un golpe, lanzó por los aires el arma del jóven. Luego se acercó y lo apagó. Lo cogió y lo guardó en un bolsillo interno de su túnica marrón. Sacó un pequeño instrumento blanco, con una jeringa que terminaba en una punta succionadora, muy afilada pero diminuta. Agarró al niño del brazo y suavemente le clavó el objeto. Pasó un minuto y nada. No se detectaban midiclorianos. Era algo asombroso. Una criatura viviente, no Yuuzahn Vong que además dominaba la Fuerza a los 2 años de edad. Abrió un transmisor de su muñeca y empezó a marcar rápidamente unos números. Una voz sonó en el aparato:
- Dime Lam.
- Maestro Rew, no se va a creer lo que he descubierto. Traiga a Caballeros Jedi y unidades de asalto, he encontrado algo ascombroso.
Al cabo de unos minutos, un desfile militar se metía dentro de la abandonada casa, armas en mano. Lem salió de la vivienda para indicarles el trayecto. Todos le siguieron con miradas que iban de un lugar a otro, atentos a que algo saltará en busca de su carne. Llegaron al cuarto donde el pequeño niño yacía sentado con la espalda en la pared y la mirada perdida, como si estuviera deprimido.
- ¿Tiene nombre? - preguntó uno de los Maestros que habían llegado.
- No sabrá hablar, apenas tendrá 2 años - intervino Lam
- ¿Y entonces para qué nos llamas? ¿Para contemplar el cadaver de un Caballero Sith? Tenemos cosas más importantes que hacer ahora mismo.
- El caso es esto - le enseñó el detector de midiclorianos - Observa, no tiene ningún midicloriano y cuando vine, utilizó este Sable - desenfundó el Sable rojo - con gran soltura. Explicame eso, Maestro Keloth.
- Eso no es posible, el niño tiene Fuerza, todos los Jedi presentes la estamos sintiendo, y es poderosa dicho sea de paso. Trae el detector, se lo mediré yo.
Cogió el instrumento y se acercó al chaval con precaución, para no causarle susto. Sin embargo, este respondió con un idioma desconocido. Nadie supo de que hablaba y el Maestro Keloth se echó atras.
- Traed un droide de protocolo. Me parece que está hablando Arkaniano.
Un Soldado de Asalto salió de la sala y echó a correr en dirección a la zona de inserción donde estaban atrincherados todos los Jedi y Soldados Republicanos.
El grupo de Jedis de Keloth estuvo contemplando al pequeño niño, con asombro. Ninguno se atrevió a acercarse, presentían algo malo en el interior del pequeño, pero no sabían el que era.Finalmente, uno de ellos se acercó con pequeños pasos y cara amable. Observó las manos del chaval: 4 dedos, todos garras, formaban su mano y una resplandeciente tez blanca inundaba su cuerpo. El cabello, o lo poco que tenía, era de un tono gris y sus ojos eran blancos completamente.
El Soldado regresó exausto con el droide, hecho de un metal parecido a la plata, reluciente. Sus pasos emitían sonidos metálicos, todos bruscos. Se acercó al pequeño y le habló en un idioma extraño, similar al del propio niño. Este le respondió tranquilo, sin ninguna tensión presente en su garganta.
- Dice que quienes sois y que por qué estais en su casa.
- ¿En su casa has dicho?
- Si, amo. - El joven volvió a hablarle - Dice que ese hombre entró con malos modos y que todo fue muy rápido, no sabía lo que hacía, y de repente se hayó jugando con su Sable Laser y con el Sith tirado en el suelo.
- ¡¿El Arkaniano mató al Sith?! - exclamó Keloth.
- Eso es lo que dice.
- Soldados, coged al niño y llevaros al droide, nos vamos de aqui. Volvemos a Ruusan, tengo que hablar con el Maestro Vrook, le interesará esto.
Las unidades de asalto se llevaron al droide de protocolo y los Jedi intentaron coger al niño, pero este no se dejaba. Creía que estaban jugando a un juego de pillar. Al final tuvieron que adormecerle y se lo llevaron a cuestas de Lam. Desrecorrieron el camino hecho hasta la trinchera, posicionada junto a un improvisado hangar en donde centenares de cazas, cruceros y bombarderos estaban aparcados. El Maestro Rew les esperaba impaciente, seguramente porque quería marcharse de aquel planeta, destinado al colpaso total de su ecosistema y la destrucción de su superficie. La Biblioteca Jedi de Ruusan, de Ossus, de Coruscant, de Endor..., en fin, de todas las Academias Jedi a lo largo y ancho de la Galaxia borrarían aquel planeta de sus sistemas de navegación.
Subieron a la nave nodriza, un crucero enorme apodado “El Pacificador”. En aquellos años de guerra, este crucero había servido en innumerables batallas espaciales contra mandalorianos, Siths y Yuuzahn Vongs que creían que la guerra aún no había terminado. Pusieron al niño en uno de los camarotes del piso superior, en el cual se encontraba el panel de mando y el sistema de comunicaciones.
- ¿Cómo te llamas? - inquirió Lam. Esta vez no tuvo que intervenir un droide y el pequeño respondió:
- Khaethan, Khaethan Sake.
En el panel de mando, los Maestros Rew y Keloth encendían los motores y abrían los planos de navegación. Despegaron y en una hora, la flota Jedi y Republicana salía de la atmosfera. Khaethan observó con pena la superficie de su planeta, de su hogar, de Arkania.
- Nos volveremos a encontrar - susurró en Arkaniano a la nada y observó sus garras, su piel.
CONTINUARÁ...
Última edición por Khaethan Sake el Lun Abr 30, 2012 10:14 am, editado 1 vez
Khaethan Sake- Mensajes : 3055
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 27
Localización : Tumbao en el sofá
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Jejeje Khaethan Begins, próximamente en Cines.
Haz un roleo directamente y yastá. >.>
Haz un roleo directamente y yastá. >.>
Niltus- Mensajes : 735
Fecha de inscripción : 24/08/2011
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
- ¡Vamos, arriba! - exclamó un Jedi ataviado con ropas simples. - ¡Venga, vamos, que hoy teneis que hacer práctica!
Los Jóvenes Jedi que se alojaban en habitaciones de 3 personas iban saliendo de las salas para ver lo que ocurría. Sin embargo, nada más salir y ver al Caballero se metían corriendo en su cuarto, se desvestían y se ponían las túnicas de Younglings. Sus ropajes, la mayor parte iguales, exceptuando a los chavales de décimo año que llevaban cintos medio azul, medio blanco por ser su último año como Iniciados.
Khaethan no era de esos, pero llevaba viviendo 9 años en Ruusan, pasando sus horas en la biblioteca, las clases, tanto prácticas como teóricas y en los Jardines del Templo. Y ahora lo hacía aún más, porque cuando cumpliera los 10 años en la Academia le harían la prueba definitiva, la prueba que había estado esperando tanto, la Prueba a Padawan. Muchos Caballeros le tenían en consideración, la mayoría querían ser el Maestro de aquel chaval que tenía un gran futuro por delante. Destacaba por su inteligencia, que sobrepasaba con creces a la de sus compañeros, y su destreza con el Sable Laser. Todavía no le habían enseñado las 7 Formas de Esgrima Jedi pero ya controlaba la más fácil, la Shii-Cho y empezaba a aprender la Makashi. Sus compañeros le tenían bastante envidia. Algunos de ellos llegaron a molestarle por esto mismo, pero el jóven Khaethan no se vencía.
Se desvitió, dejando ver su pecho blanco y se puso una túnica blanca con una camiseta marrón clara y unos pantalones y sandalias beige.
Sus dos compañeros, Parlek Rahms, el mejor de sus amigos y el más fiel a él. Se conocieron un año después de la llegada a Ruusan, aunque ellos se recordaban desde que la memoría les permitía retroceder. Y Quab Heznar, un gran Iniciado que se pasaba la mayor parte del día estudiando. Estos hicieron lo mismo que su compañero y se colgaron en los cintos sus Arcaicos, sables de poca potencia que se empleaban en el entrenamiento de los Jedi. Sin embargo, algo destacaba del Sable de Khaethan. No era como los Arcaicos, la potencia del rayo era mucho mayor, llegaba a causar quemaduras bastante fuertes y a veces había causado la penetración misma en el cuerpo del adversario. Los Maestros encargados de los entrenamientos lo sabían perfectamente. Hacía un año, convocaron a Khaethan en una sala de entrenamientos, pero no era una sala normal: estaba completamente rodeada de gradas, un césped ocupaba todo el terreno y en la izquierda del terreno de combate se encontraba un sillón enorme, decorado con joyas y dibujos. Ese día, Khaethan fue examinado sobre sus dotes prácticas ante todo el Consejo Jedi y gran parte del Censo de Caballeros. Trajeron un Padawan llamado Ástor. Se plantaron los dos en el terreno de juego y empezaron el duelo. El combate duró 5 minutos, con seria ventaja el Aprendiz, aunque a momentos parecía que el propio Iniciado le iba a ganar sin utilizar la Fuerza. Finalmente, Ástor, con un excelente manejo del Soresu, seguramente entrenado a conciencia de aquel combate, acabó por derrotar a Khaethan. Sin embargo, y justo cuando se iba a retirar con lágrimas en los ojos por haber perdido, el Maestro Vrook se acercó al pequeño y le dijo:
- No llores Khaethan, has hecho lo que esperabamos que hicieras. El Maestro Rew te acompañará a la herrería donde forjarás tu primer Sable Laser.
- ¿Un Arcaico? - preguntó emocionado
- No. Un Sable Laser como el mio. Pero recuerda esto: harás un entrenamiento extra en las salas de duelo contra Padawans que poco a poco iré eligiendo. Y no te deprimas si pierdes algún combate, porque eres un Youngling, y eso quiere decir que no estás preparado para luchar contra los Aprendices.
Y el resto de la tarde, Khaethan estuvo metido en una sala de humo, gas, acero, cristales de todo tipo, etc. Al asomar la noche, el jóven Iniciado contaba con un Sable Laser con potencia suficiente para matar al que apodó Armonius.
El Caballero Jedi que se encontraba en la puerta les esperaba impaciente y enfadado por su retraso.
- ¡Haber, los de esta habitación, salid ya! - exclamó.
Parlek, Quab y Khaethan salieron totalmente vestidos, aunque sin peinar. El Caballero se acercó a ellos y les susurró:
- Que sea la última vez que haceis esto, ¿entendido?.
Los Iniciados asintieron y bajaron al comedor, donde centenares de Jedis, desde jóvenes Younglings recién llegados, hasta Maestros Jedi del Consejo desayunaban animadamente. Los tres se acercaron a la barra de servicio de comida y recogieron en una bandeja. Se acercaron al mostrador y les sirvieron un poco de leche de Tauntaun con galletas y unas tostadas. Se sentaron tranquilamente en una de las mesas, rodeadas por otras llenas de Younglings, Padawans, Caballeros, Cónsules, Centinelas, Guardianes y Maestros Jedi.
- ¿Qué tenemos ahora Quab? - preguntó Parlek
- Me parece que clase de entrenamiento y luego de teoría.
- Un gran alivio para Khaethan. Como es bastante bueno con el Sable. Oye, nos podrías enseñar alguna forma de Esgrima Jedi.
Khaethan soltó una risotada.
- Me halagais compañeros, pero no me lo permiten. - Bebió un poco de leche y quedó pensativo. - Aunque bueno, podríais venir un día a uno mis entrenamientos, lo consultaré con el Maestro Rew y los Guardianes.
Los tres se rieron animadamente.
Al acabar el desayuno, el comedor del templo quedó abandonado, como si nadie hubiera estado allí en milenios. Todos se habían ido a sus respectivas clases, y, Khaethan y sus dos compañeros se sentaban en unos bancos junto al resto de la clase, unos 20 Iniciados que prestaban con atención al Instructor, que les hacía una breve introducción a las Formas de Esgrima Jedi.
La clase era redonda, con gradas ocupadas por los Jóvenes Jedi, y las paredes estaban recubiertas de papel con signos grises. En el terreno de combate, dos felpudos, separados por 10 metros, cada uno rojo, señalaban la posición inicial. Unas alfombras verdes ocupaban el área. Los límites de la sala se hayaban ocupados por bellas plantas, arómaticas y decorativas, en las que se incluían, sobre todo, Maslas, árboles Toal y Waw, ambos procedentes de Ithor, Greenstalks y Pleeks que daban un aspecto enbellecedor.
- ...es la Forma que aprenden los Younglings y utiliza barridos horizontales y bloqueos sencillos. ¿Alguna pregunta? Esta Forma es la más fácil de todas.
- Si Maestro. ¿De que Forma estábamos hablando? - preguntó Parlek, que había estado distraído hablando con uno de sus amigos.
- Tal vez, si prestaras más atención te enterarías de algo. - El Instructor resopló. - La Shii-Cho. Mira Parlek, detro de poco se os harán las pruebas para Padawans y quiero que aprobeis todos, ¿entiendes?.
- Si Maestro, lo siento. - El amigo de Khaethan no pudo contener un pequeño ataque de risa.
- ¿Qué es lo que te hace tanta gracia? Al terreno de duelo, vamos. Khaethan, tu también. Vais a luchar.
Los dos bajaron al área de combate mientras sacaban sus respectivos Sables Laser y se miraban atónitos. El Instructor dio una señal en la cual ambos prendieron sus Sables Laser.
- Sake, baja el nivel de potencia del Sable Laser.
El jóven hizo caso y descendió una palanca diminuta incrustada en el mango del arma. Sonó un pitido y ambos, movidos por lo que aquel sonido representaba, se enzarzaron en un ataque brutal con un choque por el cual Parlek se tuvo que retirar unos metros. Khaethan se acercó a él corriendo e intentó hacer un corte en vertical, bastante potente. Sin embargo, su amigo se retiró del trayecto del arma y esta lo único que cortó fue el aire. Aún así, el Arkaniano seguía intentándolo con todas sus fuerzas y el pobre de Parlek veía como sus defensas cada vez eran más mermadas. Hasta el final, en el que de un sablazo, Khaethan barrió los pies de su compañero y ondeó el Sable. Pero no había terminado todo. Su contrincante se levantó en una milésima de segundo y no tardó en empujarle. En ese momento, confundido por sus sentimientos hacia su gran amigo, y el poder que contenía en su interior, de sus manos brotaron dos esferas azules que alcanzaban el tamaño de un globo lleno de agua. Los extraños objetos volaron en dirección a Parlek y ambas le dieron en un hombro
- ¡Parlek! - exclamó Khaethan. - ¿Estás bien?
Se acercó corriendo en ayuda de su compañero herido y que de su trapecio izquierdo chorreaba una corriente, un río diminuto de sangre.
El Instructor se acercó veloz y sacó de su pequeña mochila un medpack avanzado. Lo abrió y empezó a utilizar una serie de aparatos. Después unió sus manos y las apoyó sobre la herida. Poco a poco, esta fue desapareciendo, y el dolor que sufría Parlek pronto terminó.
- Khaethan, luego hablaremos tu y yo. - avisó el Instructor.
El Youngling asintió lentamente, con la cabeza gacha y los ojos fuera de sus orbitas, intentando contemplar el aspecto de su mejor amigo, al cual le había herido. Minutos más tarde, Parlek y el resto de la clase se iban de aquella sala, dejando a Khaethan y al profesor solos.
- Sake, dime una cosa. ¿No lo has hecho queriendo, verdad?
- No Maestro, ni siquiera se lo que acaba de suceder.
El Instructor recapacitó lentamente hasta que al final se acercó al jóven y le cogió del hombro.
- Eso era una Esfera de la Fuerza. El ataque más simple que un Padawan puede aprender.
- ¿A que te refieres?
- Yo diría que estás capacitado para hacer el examen a Padawan.
- Pero Maestro, no tengo la edad suficiente, o al menos es lo que creo. Por lo que he visto, los exámenes se los hacen a los Iniciados que tienen 13 o 12 años. Y yo solo tengo 11. Me parece injusto.
- Khaethan, tu sensibilidad a la Fuerza es asombrosa, y hay que sacar máximo provecho de ella. Estos tiempos son bastante duros, con los Siths, Mandalorianos y pequeños batallones de Vongs atacando la Fortaleza de Ruusan y demás academias.
- Entonces, ¿quiere decir que mi destino es la lucha?
- De una forma u otra, si. He contemplado tu manejo del Sable Laser desde que eras un pequeño de 4 años, y la verdad, es asombroso. Además, sabes que muchos Maestros Jedi del Templo quieren ser tu maestro. Pero bueno, la decisión es tuya, no te puedo forzar.
Al terminar, Khaethan hizo una reverencia al Instructor y salió de la sala. Se dirigió al Atrio, donde se orientaría mejor para ir a la enfermería, donde seguramente estaría su amigo. Llegó al centro de la sala amplia, que estaba parte dentro del Templo dentro y parte fuera y se sentó en una fuente que emanaba agua cristalina, proveniente de los ríos más bellos y caudalosos de todo Ruusan. Descansó 5 minutos y luego echó a corre en un pasillo que iba en diagonal hacia el norte. Subió y bajó escaleras y rampas hasta llegar a un portón hecho de caoba bellamente rematada, giro la manivela y empujó suavemente la enorme puerta hacia dentro. En el interior se encontraban varios Jedi, entre los cuales estaba Parlek, sentado en una silla acolchada, paciente, mientras una enfermera le vendaba poco a poco el hombro izquierdo.
Atravesó lentamente el estrecho pasillo de la sala, observando a su alrededor a Seguidores Luminosos heridos, desde lo más sencilo como podía ser un corte con sable laser a baja potencia, hasta una baja actividad de midiclorianos causada por Heridas o Represiones de la Fuerza que dejaba a los Jedi mareados y en ocasiones, les hacia perder el sentido o morir.
- ¡Parlek! - saludó Khaethan
Su amigo se dio la vuelta y le miró con cara de enfado, interrogandole con la mirada.
- ¿Es grave? - preguntó el Arkaniano.
- No me preguntes esas estupideces. Dejame AMI, las preguntas. ¡¿Cómo has hecho eso?! - exclamó emocionado.
- ¿El que?
- Las Esferas, creía que solo lo podían hacer Padawans. Ya decía yo que hacía tiempo que no mejorabas en algo. ¿Que te ha dicho el Instructor?
Khaethan bajó la cabeza lentamente, con una mirada inexpresiva.
- Me recomienda hacer el examen a Padawan.
- ¿Tan pronto? Eso es genial, es lo que habías estado esperando tanto tiempo. Tienes que hacerlo, es la oportunidad de tu vida.
- Lo se, pero no os quiero abandonar, dejaros tirados, ati y Quab. ¿Con quién estaré?
- Como seguramente te habrá dicho el Instructor, yo no soy quien para obligarte a hacer el examen a Padawan. El año que viene los 3 estaremos como Aprendices, con nuestros respectivos Maestros. Solo te digo, que tomes la decisión que tomes...¡Pienso ganarte en un combate cuando sea Padawan y pueda utilizar Esferas!
Ambos rieron animadamente y siguieron toda la tard ehablando sobre su futuro, diciendo cosas expectaculares sobre sus futuros poderes. Al final, lo que parecía una amistad rota acabó siendo una mejora de la propia felicidad que los unía.
Y así lo fue cuando Khaethan se lo contó a Quab. Este y Parlek coincidían en lo mismo: tenía que hacer el examen. Aún así, Sake se negaba.
Pasó el otoño y el invierno y los 3 ya contaban 12 años, los suficientes para hacer el examen, que normalmente se efectuaba a mediados de verano. Los días pasaban alegres, bajo el cantar de los pajarillos, las buenas amistades que tenía Khaethan y las clases de Teoría y Práctica, esta última amplificada ante la llegada del examen del Arkaniano.
Pero esta felicidad se vio interrumpida en un reluciente día de Mayo, que, aunque los rayos del sol predecían buena cosecha en los campos de Ruusan y un entero día de juegos para los Younglings en los Jardines, unas enormes naves advertían de algo que no había ocurrido en el Sector Teraab desde hacía más de 10 años.
Khaethan se encontraba en clase de teoría, su profesor enseñaba a la clase un pequeño resumen de lo que habían dado toda su vida en el Templo. De repente, un Caballero Jedi entró escandalizado. Era Lam. Sujetaba su Sable Laser con fuerza y su tez reflejaba alarma.
- ¿Que ocurre Lahm?
- Guarece a todos los Younglings, recibo órdenes específicas del Consejo. Los Siths de Primus Goluud y Malachor V van a efectuar un ataque masivo sobre la superficie de Ruusan y el Templo.
Al oir esto, todos los presentes quedaron traumatizados. La voz del profesor apenas servía para tranquilizar a sus alumnos, que se encontraban alterados y se miraban con preocupación.
- Younglings, venid conmigo. Instructor, ve a la Fortaleza del Templo, estamos organizando la defensa. Hemos enviado mensajeros a Ossus, Coruscant, Endor y Kashyyyk; pero mucho me temo que no va a servir de nada.
Los Iniciados formaron una fila delante del Caballero Jedi Lam y salieron por la puerta como si de una marcha militar se tratase. Este, les condujo a través de una serie de callejones subterráneos, desconocidos a los jóvenes que descendían las empinadas escaleras. Finalmente llegaron a una puertecilla enana, hecha de acero mandaloriano. Lam introdujo un código e instantaneamente la puerta se abrió, dejando ver una amplia sala, construida bajo toneladas de tierra y piedras. Llegaría a tener 36 metros cuadrados y contaba con estanterías, mesas y bancos.
En ese instante, los Younglings se metieron si hablar en la sala y se acomodaron en los bancos, otros cogieron libros, y algunos sacaron un cuadernillo y un lápiz para escribir en su diario los últimos acontecimientos. Lam cerró de golpe la puerta y desde el exterior se oyó al Caballero decir:
- No os preocupeis, cuando todo haya pasado volveremos a por vosotros y os sacaremos de aqui. Creo que esto no durará demasiado si nuestros aliados vienen en nuestra ayuda.
Y seguido de esto, se oyeron unos pasos alejarse...
Varias horas después, con los nervios de los chavales a punto de estallar, unos pasos se oyeron acercarse. Venía con aire alerta y con bastante prisa. Se escuchó como intentaba introducir el código, desbloquear la pesada puerta, pero nada. Los Iniciados se empezaron a asustar, creyendo que a los Maestros se les había olvidado la configuración. Pero no era así. Lo que oyeron a continuación les helaron las venas: se oyó el vibrar de un Sable de Luz y las chispas que saltaban al ser clavado en la puertecilla. Parlek intervino entre el miedo de toda la clase.
- No os preocupeis, recordad que la puerta es de acero mandaloriano y los Sables de Luz no pueden cortar este material.
Alertado por el ruido en el interior, una desgarrada voz se oyó en el tunel.
- Pero varias cargas explosivas si... - susurró el extraño personaje, ya con seguridad, Sith.
Instintivamente, Khaethan se puso en pié y sacó su Sable Laser, lo prendió, y, esta vez, en vez de bajarlo al nivel mínimo, lo subió al nivel más potente de todos. El ruido de la vibración causada por la potencia suprema del Sable de Luz asombró a todos los Younglings. En ese momento, pareció que el tiempo se detenía para no volver a funcionar. Una gran explosión inundó la enorme sala, los Iniciados se refugiaron en las mesas, que ahora estaban en el suelo. Entre el humo, una persona ataviada con una túnica negra y su Sable Laser Rojo todavía prendido llegó al interior. En el centro le esperaba Khaethan, con el brillo del color verde, de la Sabiduría y la Armonía, contra el rojo, el Poder y la Pasión. Sake no supo lo que hizo, parecido a lo ocurrido con Parlek meses atras, esta ez lanzó un ataque mucha más potente: una enorme bola verde flotaba encima de la mano de Khaethan. Se dirigió contra el Sith y le dio en todo el pecho. Este retrocedió, sin saber lo que acababa de pasar y de un acelerón con la Fuerza entró definitivamente en la sala. El Arkaniano se abalanzó sobre su enemigo con un corte transversal que a duras penas el Sith esquivó. Este le respondió con un empujón de la Fuerza que derribó a Khaethan. Pero no se rindió. Se levantó de golpe y cargó todo su poder acumulado en su interior tantos años en sus manos, y después se lo transfirió al Sable Laser que impactó con un sonido brutal contra el “Red” del Sith. Después lo remató con una Esfera, ataque que había estado ensayando los últimos meses. Su enemigo cayó rendido al suelo, derrotado por un simple Youngling de 12 años. Pero algo no iba bien. Empezó a levitar sobre el suelo y los ojos se le pusieron en blanco. La túnica negra que le respaldaba ondeaba a un viente proveniente de ninguna parte. Un grito desgarrador alcanzó la garganta del Sith y este se tiró en picado hacia Khaethan, acribillándolo a Bolas. La situación se ponía peligrosa. Algo despertó del interior del jóven Sake, algo que no había utilizado desde su infancia, desde los dos años, desde que mató al Caballero Sith, y es lo que iba a hacer ahora. Si con dos años lo había hecho, con 12 aplastaría a ese gusano Oscuro. Unos brillantes rayos salieron del fondo de las manos de Khaethan, electrocutando a su adversario y después algo empezó a ahogarle. Y, lentamente, con el Sable en mano, se acercó al cuerpo flotanto del Caballero Sith y de repente le atravesó. Este cayó al suelo, sangrando de la herida.
En el túnel se empezaron a oir pasos, pero no de una persona, sino de varias, de más de 5. La vista de Sake se nubló y de repente se desmayó y quedó sin sentido...
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Bien, pues aquí va el Segundo Capítulo. Espero que os guste.
PD: se lo dedico a Chivu-rap, Leivaclan y Perico/Skiilz.
Khaethan Sake- Mensajes : 3055
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 27
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Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
ALFINN, que bien que volviste a hacerla volviste a poner como los primeros capitulos no? (una clase de primera temporada xD), Mas vale que me pongas ;(
Tarak Vatara- Mensajes : 575
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Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Una amplia sala estaba ocupada por varias personajes, la mayoría antiguos y portaban túnicas marrones. Su pelo era gris e infundían un aire de sabiduria y poder.
Se encontraban los Maestros más importantes de todos los Templos Jedi a lo largo y ancho de la Galaxia. Entre este grupo se contaban también representantes de la resistencia de los wookies. Entre los presentes se podía contar a Whie Tarsek que venía en representación del Templo situado en Ossus, el Maestro Vrook, que ejercía de anfitrión, Eehl Hondor , proveniente de Endor, destacaba de los que más, con su túnica marrón oscura y en algunas partes negra. Se decía de él que era el más importante, el Gran Maestro Jedi al cargo del todo lo que ocurría. Sin embargo, esto podía conseguir que muchos mercenarios fueran contratados por Maestros Jedi corruptos o simplemente el Lord Sith, el mismísimo Emperador Darth Vege, o la reciente nombrada Mandalore, Aska Fett.
El Maestro Vrook se dirigió al centro de la sala para poner orden, ya que el tono de las conversaciones entre Maestros empezaba a subir y alcanzar un tono dañino a los oídos.
- Maestros de todos los Templos Jedi, me gustaría que se sentasen en sus respectivos sitios.
El Cacique wookie tosió fingiendo, recordando al Maestro de Ruusan que él no era un Maestro Jedi.
- Y wookies. - continuó. - Os he reunido aqui para tratar lo que ocurrió hace varios meses. Como todos recordareis, el pasado Mayo, una flota proveniente de Primus Goluud y Malachor V, y que después descubrimos que era respaldada por el antiguo Mandalore Xorion atacaron este Templo y la superficie de Ruusan. Como podeis observar, la edificación no ha sufrido grandes daños, en parte gracias a la valiosa intervención de los Rebeldes de Telos IV, que hoy no han podido acudir debido a un problema del ecosistema del planeta y a las tropas Republicanas que llegaron antes que los Rebeldes y dieron tiempo a estos de llegar. Como os habrán informado, y habreis podido comprobar, la superficie no ha tenido tanta suerte. Los miserables de los Sith bombardearon las partes de mayor vegetacion de la superficie y desplegaron tropas Imperiales en las ciudades, causando el pánico entre todo el planeta y el Sector Teraab, ya que antes se habían encargado de hacer un ataque sorpresa sobre Drogheda, Istic II, Pesmemben IV y Tyne’s Horky, inutilizando la ayuda intro-estelar. En pocas horas nos vimos sitiados y refugiamos lo más rápido posible a los Younglings, de cuyo tema hablaré luego. El caso es que nos atrincheramos como pudimos en la Fortaleza, mandandoos mensajes de ayuda que no llegaron a su destino ya que un escuadrón Mando’Ade interceptó los cazas mensajeros, exceptuando los que se dirigían a Telos IV y Coruscant, y mantuvimos combate durante toda la mañana y bien entrada la noche. Muchos Caballeros murieron y me temo que sus Padawans corrieron el mismo destino, que la Fuerza se apiade de las almas que acabaron con sus vidas. La razón por la que os he llamado es porque quiero proponer un contraataque. Nuestros enemigos ya nos han demostrado de lo que son capaces, ahora es nuestro turno. Sea el Lado Luminoso el que decida el destino de la Galaxia. ¿Quién está de acuerdo conmigo?
La mayor parte de los allí presentes levantaron la mano, exceptuando a algunos Maestros Jedi.
- Bien, entonces propongo como destino Primus Goluud o Malachor V
- O lo que es mejor, ya que somos muchos, ambos destinos, y hacer lo mismo que ellos hicieron con nosotros: cortar sus vías de mensaje y hacer ataques seguidos. Así estarán desprotegidos y esto evitará que los Mandalorianos vengan en su ayuda. - intervino Eehl Hondor.
- Es buena idea lo que propones. - admitió Whie Tarsek - Podríamos mandar a los Jedi del Templo Jedi de Coruscant y de Ossus a por Primus Goluud, y a los de Endor y Ruusan, a Malachor. Los Rebeldes, Wookies y soldados Republicanos montarían una especie de muro de cuarentena, cercando los sistemas Goluud Y Malachor. La jugada nos saldría perfecta. Pero eso sí, habrá que asumir muertes.
- Cierto, es un alto precio a pagar por el Inicio de lo que puede ser el Final del Lado Oscuro. - intervino un Maestro.
- En eso te equivocas, el Lado Oscuro permanecerá mientras el Lado Luminoso siga en pie. Es algo inevitable. Siempre habrá algún Jedi que se torne al reberso Tenebroso.
El Consejo quedó en silencio, meditando todo, hasta que finalmente, el Maestro Vrook dio por zanjada la reunión.
- Avisad a todos vuestros Caballeros disponibles, todo aquel Jedi que sepa usar un Sable Laser y que no sean Youngligns será convocado en Coruscant, el mes que viene, en el Gran Templo Jedi. Allí nos agruparemos en grupos y nos organizaremos mejor. Compañeros, que la Fuerza guíe vuestras vidas, os proteja y esté con vosotros. - Y esto lo acompañó con una reverencia.
Era ya Septiembre, habían pasado varios meses después de lo ocurrido en el ataque de Mayo. Khaethan se encontraba en una sala de entrenamientos, junto a su Maestro, Lam, el mismo que le encontró en una casa abandonada de Arkania. Practicaba unas esferas de la fuerza y atraer sables. Cada día, su maestro se daban cuenta de que pronto, el padawan del que era mentor le superaría, llegaría a ser uno de los mejores Maestros Jedi a lo largo y ancho de toda la Galaxia, e incluso construiría su propio Templo.
Parlek tenía asignado como Maestro a un Caballero Jedi llamado Gref, y Quab a uno llamado Shein, de origen togórico. Los 3 no tenían demasiado tiempo, ya que pasaban la mayor parte del día en clase, entrenando, o estudiando.
Khaethan no recordaba nada del combate ocurrido en el refugio, es más, afirmaba no haber matado a ningún Caballero Sith. Su mente le bloqueaba aquel recuerdo, y no sabía por qué.
Un Maestro Jedi irrumpió en la sala de entrenamientos, donde Lam y Khaethan estaban haciendo un combate, dejandose ganar poco a poco el mentor. Los dos se detuvieron y apagaron sus Sables Laser. El Jedi vestía una túnica con mangas largas, su mano derecha quedaba libre mientrás que la izquierda sujetaba un trozo de tela parecida a la bufanda.
- ¿Khaethan? - inquirió el Maestro.
- Soy yo. ¿Qué es lo que ocurre?
- Se te pide presencia en el Consejo Jedi. Tienen que hablar contigo sobre algo muy importante.
- ¿El qué?
- No puedo decírtelo, no tengo autorización, lo siento. Sígueme.
Y dicho esto, Khaethan se despidió de Lam y siguió al extraño Jedi. atravesaron bastantes pasillos, todos adornados con plantas y esculturas. Finalmente, llegaron a un portón de madera, con manillas de acero mandaloriano y con varias inscripciones en el centro. El Maestro pasó suavemente la mano sobre un pequeño candado y ligeramente lo abrió. Ante el Arkaniano se observaba una sala repleta de Jedi, todos sentados, organizados y charlando. En el centro, un sillón se alzaba imponente, debajo de un Jedi, de Eehl Hondor. Este mandó callar a los demás mientras observaba al joven padawan que acabava de entrar en el salón.
- Khaethan, mi nombre es Eehl Hondor, quizá me conozcas porque soy el líder de todos los Jedi.
- Si. - respondió el joven.
- Bien. Te he hecho llamar porque quiero que sepas que vamos a atacar Malachor V y Primus Goluud, y tú serás el único Padawan que participará en la batalla. ¿Vendrás?
- ¡Por supuesto que sí! - exclamó emocionado.
- Irás con tu Maestro, con Lam. Él te acompañará durante toda la batalla. No te separes de él, podrías correr peligro, y obedécele. - Khaethan asintió con la cabeza. - Bien. El ataque se efectuará dentro de un mes, teniendo el punto de encuentro a Coruscant. Tu mentor y tu viajareis en el “Pacificador” en un camarote, cerca del panel de control. Ireis en penúltima fila. Avísale a él de parte nuestra. - el Padawan ya se iba a ir cuando Eehl intervino por última vez. - Y una última cosa. Se te encargará una misión secreta. Se te hará llegar en forma de correo durante tu viaje en el crucero. Lam no puede saber esto, te escaparás de él en medio de la batalla, cuando todo se haya tranquilizado un poco.
Y con esto, Khaethan salió de la sala, directo a los entrenamientos a informar a su Maestro que viajarían a Malachor o Primus para efectuar un ataque.
Las semanas habían pasado veloces, con ansia y emoción por parte del Padawan y temor por parte del Maestro. Este, ya había participado en una incursión hace muchos años, la misma en la que encontró a Khaethan, y ue lo único bueno que le ayudó a mantener la cordura. Miles de muertos, tanto en las filas Sith como Jedi, casas abandonadas, otras incendiadas, gente que salía desesperada. ¿Valía eso por la paz en la Galaxia?¿Una paz que duraría brevemente, ya que mientras existiera el Lado Luminoso, la Oscuridad seguiría rondando por los planetas, en forma de aura o ser vivo.
Khaethan se había despedido de Quab y Parlek, que asistían con entusiasmo al enorme despliegue Jedi en el Templo de Ruusan. Centenares de Caballeros habían sido convocados para luchar al frente. La mayoría, movidos por lo que una victoria significaría para ellos, el final de sus problemas para el resto de sus vidas, se habían alistado voluntariamente, y más de la mitad del censo de Padawans querían participar, teniendo muchísima envidia del Arkaniano.
Llegó el momento, Lam y Khaethan se encontraban en el hangar, entre más Caballeros cuando de pronto, un sonido metalizado sonó en el cielo, todos desviaron su atención a aquel ruido, proveniente de una estructura voladora que hacía una especie de eclipse al sol. Alrededor de ella, centenares de cazas recorrían el cielo azul, adornado por un sol radiante. La enorme nave espacial aterrizó bruscamente, entre vapores que salían de sus tubos, en la tierra .
- El Pacificador. - susurró para sí Lam
- ¿Qué tiene de especial? - inquirió Khaethan
- Es el crucero en el que te tragimos de tu planeta. Además, tiene bastante historia naval. Es una nave digna de contemplar.
Un tren de aterrizaje salió de una compuerta y todos los Caballeros Jedi se dirigieron hacia la plataforma. De manera cuidada entraron todos en la enorme construcción. El Padawan y su mentor hicieron lo mismo y pronto se vieron rodeados de chismes y Jedis de todo tipo de rango, exceptuando a los Padawans y a los Younglings.
Media hora más tarde, el crucero se disponía a salir de la atmosfera, como años atras había hecho en el planeta natal de Khaethan, poniendo rumbo a Malachor...
CONTINUARÁ
Khaethan Sake- Mensajes : 3055
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Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Buen roleo Khae, pedazo historia.
Khosham- Mensajes : 695
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Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Me gusta como combinas los colores. Incluso haces mucha narración sin renunciar al diálogo xD. Sigue así.
Jensaarai- Mensajes : 5197
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Tarak Vatara escribió:ALFINN, que bien que volviste a hacerla volviste a poner como los primeros capitulos no? (una clase de primera temporada xD), Mas vale que me pongas ;(
CABRÓOOOOON, ¿LA MIA NO LA LEES? D:
Kaethan al menos veo que no te influyen las relaciones on rol, menos mal
Chivu- Mensajes : 72
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Edad : 29
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
El viaje fue largo, 4 horas montados en un crucero enorme viajando a la velocidad de la luz. La tensión entre todos los Jedi se hacía presente, y conforme iban pasando sistemas estelares, más naves espaciales y cruceros se unían. La flota contaba ya más de 30.000 cazas de combate republicanos y más de 50 cruceros de guerra cuya misión era aterrizar en el Templo Sith mientras los cazas les cubrían. Era una misión de mucho riesgo, y todo el mundo sabía que después del combate, fuese quien fuese el vencedor, las bajas se contarían por miles. Aún así, el plan trazado era bastante ingenioso. Varias flotas distribuidas a los alrededores de los sistemas Mandalorianos, Siths, y Vongs frenarían la ayuda hacia el imprevisto ataque de los Jedi, mientras estos, separados en dos flotas enormes atacarían Primus Goluud y Malachor V, lo que haría imposible una ayuda desde un planeta a otro.
Llegó la hora. A través de las ventanas se observaba las miles de naves que esperaban para hacer un choque brutal. Una sirena empezó a tocar en todo el crucero. Decenas de Caballeros Jedi desaparecieron y atravesaron en fila un pasillo, en dirección a la sala de cañones laser y baterías de protones. Un destacamento de soldados republicanos les siguió. para Khaethan, aquella sirena solo significaba una cosa: el inicio de su primera batalla. Una hora antes había recibido el sobre con su misión secreta y lo había guardado en un bolsillo interior de su túnica. Lam no tenía constancia de ello. De repente, un ensordecedor sonido inundó la sala entera. Se había producido el choque. Centenares de cazas acribillaban a las naves Sith, derribándolas, pero estas también destruyendo a los Jedi. Todo era un absoluto caos. El sonido de las baterías de guerra, los láseres impactando contra las naves, el aullido de los hombres que morían cada segundo cayendo hacia la nada...Todo era una catástrofe. El crucero hizo un cambio de sentido rápido, acorde a las instrucciones que un General había impuesto sobre los pilotos en el panel de mandos. La táctica era sencilla: se pondrían detrás de otro crucero de guerra, y no de transporte, ya que el Pacificador era de este tipo. La nave de guerra entraría en campo de combate en forma de cuña apoyado por más cazas y causando una brecha enorme a los Sith, causando el pánico entre las filas enemigas. Con esto conseguirían establecer a las tropas en el hangar de Malachor V, lo cual era el primer paso hacia la victoria. Pero todo acababa de empezar y parecía estar lejos de finalizar.
El ataque en cuña fue un éxito. Las naves Sith caían como mosquitos y las que todavía quedaban intentaban destruir algunos sistemas del crucero inútilmente, ya que este estaba protegido por un campo de defensa. La batalla espacial se fue balanceando más en victoria de los Seguidores Luminosos, causando el intento de retirada de algunos cazas. Sin embargo, los Generales al mando de la flota Sith no se lo pensaban dos veces y mandaban a morir a sus tropas, con la esperanza segura de que los Mandalorianos, Yuuzahn Vongs y los Sith de Primus Goluud vinieran en su ayuda y la batalla terminara en una aplastante carnicería sobre las filas Jedi y Republicanas.
Y justo cuando el final del duro enfrentamiento iba a llegar a su fin, todos los cruceros y cazas Sith recibieron órdenes de retirada total. Al fin habían captado lo que ocurría, y no podían evitar su propia muerte, por tener esperanzas en algo que no iba a llegar. El Templo de Malachor había enviado un mensaje a Primus Goluud pidiendo ayuda pero este fue reenviado aclarando que ellos también la necesitaban. Fue entonces cuando el Lord Sith al cargo del Templo se dio cuenta de lo que ocurría realmente y que estaba al borde de la muerte. Enviaron un escuadrón de cazas Sith pilotados por los mejores pilotos, pero estos no pudieron pasar el infranqueable muro de flota que los Wookies y los Cruceros Republicanos habían sitiado el sector Malachor.
Sin embargo, a centenares de años luz, los Mandos ‘Ades de Dxun se empezaban a preocupar. No recibían noticias de sus aliados, los Sith, y fue un Talyc’Kryam apodado Sevi quien tomó el control de las tropas Mandalorianas y despegó al mando de 10.000 cazas y 20 cruceros de guerra, contando entre sus tropas más de 50.000 efectivos. El problema fue planteado cuando, ya saliendo de su sector, se encontraron con la flota republicana y wookie que les esperaba para impedir en que acudieran en su ayuda. La batalla espacial fue una carniceria de metales, pilotos cayendo al vacío y gases que emanaban de las naves rotas que eran consumidas por las llamas. Finalmente, los Mando’Ades consiguieron derrotar a la flota de contención y salieron adelante. Pero tenían un nuevo problema que afrontar: si presentaban batalla e iban a ayudar a los Sith, con seguridad serían atacados de nuevo por otra flota, pero esta vez más inmensa, y si no iba, sus aliados se lo echarían en cara y empezaría una ruptura en la alianza. Así que decidieron atacar un objetivo maltrecho y que a la vez fuera enemigo suyo...
- ¡Prepararos todos para el aterrizaje! - avisó un Comandante
Los Jedi se mezclaban con los Soldados de Asalto preparados para entrar en acción y matar a los Sith. La nave empezó a vibrar y finalmente, un absoluta silencio se apoderó de ella. Entonces,la compuerta trasera por la que habían entrado en Ruusan se abrió de par en par dejandoles ver el cerco que formaban todos sus enemigos, que pretenderían matarles. Fueron los Caballeros Jedi los que empezaron a actuar. Los más diestros en la Fuerza irrumpieron en el hangar con esferas y bolas derribando como si de muñeco se tratase a sus oponentes, mientras que los que eran bastante ágiles con el Sable Laser atacaban por sorpresa a los Sith. Los Soldados Republicanos hicieron lo mismo, les atosigaron a rayos de blaster y de protones, les rociaron con granadas de fragmentación e hicieron una pequeña brecha en el cerco. Khaethan y Lam esperaban impacientes a su turno, viendo como las filas por delante de ellos desaparecían entre el humo.
- ¡Pasad, corred, os necesitamos! - anunció un Caballero Jedi
El Arkaniano y su mentor salieron al hangar y ambos prendieron sus Sables Laser que brillaban como nunca. Pronto, los Sith se fijaron en la presencia del Padawan y varios intentaron atacarle, pero Lam los derribaba uno a uno
- Maestro, dejeme ami uno. - bromeó Khaethan
Este, saltó y de un mandoble atravesó a un Caballero Sith con bastante facilidad ya que estaba un poco desconcentrado.
Y el tiempo pasó, causando el cansancio en ambos bandos. El olor a sangre quemada inundaba el ambiente. Los Jedi habían conseguido penetrar en la Fortaleza del Templo y su misión ya casi estaba finalizando. Ahora entrarían en el atrio y se asegurarían de destrozar todo lo considerado hereje por ellos.
La última puerta cayó, y un río de Caballeros entró al Atrio, donde varios Maestros Sith les plantaban cara. Pronto fueron rodeados y algunos apresados. Era el momento. Khaethan aprovechó que un Caballero Sith atacaba a su Maestro para desaparecer entre los gritos y el humo. Intentó orientarse como lo hacía en el Atrio de Ruusan y puso rumbo a la biblioteca. Su misión era bastante simple: tenía que llegar hasta unos archivos secretos que se encontraban en la zona prohibida de los Sith, a la que solo podía acudir el Lord.
Abrió un portón de madera bellamente labrada y entró con pasos lentos, alerta a lo que pudiera pasar. Un silencio mortal inundaba aquella sala enorme, repleta de libros y holocrones negros con extraños signos. La cabeza le empezó a doler a Khaethan. No sabía con certeza que era lo que le pasaba pero la mente se le nubló, hasta el punto que pensó que estaba soñando. Sin embargo, el crujir de algo le devolvió a la realidad.
- Vaya, vaya...Así que ahora el viejo Vrook manda a los Padawans de su Templo a cumplir misiones.
- ¿Quién eres?
El extraño personaje se dejó ver, ataviado con una túnica y una capucha negras.
- Es bastante extraño ver a un Arkaniano en las filas Jedi, por no decir imposible. - el Sith se acercó al joven Padawan lentamente, pero este prendió su Sable Laser, lo que hizo que la extraña persona se echará atras.
- Vaya, pareces decidido a matarme. Es algo lógico en los Arkanianos. Después de lo que les hizo tu afiliación...
- ¿De qué hablas?
- Ah, que no lo sabes. - respondió con sarcasmo. - Creí que esos incrédulos de los Jedi te lo habrían contado.
- ¿Contarme el qué? - inquirió a la ofensiva Khaethan
- De la destrucción de Arkania, por supuesto...Por culpa de tus amiguitos, tu planeta fue devastado. ¿Y sabes una cosa? No has oido hablar sobre él porque borraron su sector de los planos Jedi. Creías que todos eran buenos, solo querían la Paz y la Armonía, ¿no? ¡Pues te equivocabas! Solo quieren someternos a todos bajo su mandato, son unos corruptos. Tu potencial se podría estar utilizando en cosas mucho mejores que esas estupideces que haces en Ruusan.
- ¡Callate!
- Oblígame. - respondió el Sith
Khaethan se abalanzó sobre él con una estocada de gran poder, pero fue desviada con facilidad por un Sable Laser Rojo recién prendido del Maestro Oscuro.
- ¡Si!¡Libera tu furia!¡Libera tu poder, tu ira!¡Acaba conmigo! - exclamaba.
El Arkaniano, motivado por esas palabras que le procesaban un gran odio hacia aquel ser que no conocía, empezó a acribillarle con esferas y bolas, pero estas eran desviadas. Finalmente, el Sith acabó con todo y electrocutó al Padawan, dejándolo tirado y semi-inconsciente.
- Tienes mucho poder dentro de ti, joven Padawan. Pero es un poder que los Jedi cercan para que no te conviertas en su soberano. ¡Son unos egoistas!¿Lo comprendes? Con nosotros, no tendrías límites en eso, serías libre, podrías llegar a convertirte en el monarca de la Galaxia. Pero eso es imposible, porque eres un Seguidor Luminoso.
- ¡Khaethan!
Lahm irrumpió en la sala con su Sable Laser prendido, que emitía un azul vivo. Apartó al Sith de su Aprendiz con varias esferas y bolas, y luego le arremetió una estocada en el hombro. La persona Oscura desapareció de repente y su presencia en la Fuerza ya no era presente.
- ¿Qué hacías aqui? - preguntó con nerviosismo a su Padawan
- El Consejo... me encomendó una misión, Maestro. - susurró Khaethan. - He de cumplirla.
- ¿Qué misión?
- Tengo que encontrar un documento en la zona del Lord y llevárselo al Maestro Jedi Eehl Hondor.
- ¿Fue él quién te encomendó la misión?
- Si...
Lahm recapacitó unos segundos, y al cabo del rato, levantó a su Aprendiz y lo llevó a cuestas.
- Pues cumplirás esa misión.
Los dos atravesaron los pasillos de la biblioteca, rodeados de libros que desde la vista parecían interesantes. Finalmente,llegaron a una puerta de metal con una consola de tecleado. Khaethan introdujo varios números y la puerta se abrió con un crujido.
- ¿Cómo sabías la clave?
- El Consejo llevaba intentado entrar aqui varios meses y habían conseguido la contraseña de la zona prohibida. - respondió.
Ambos atravesaron un pequeño recibidor hecho bajo piedra y después llegaron a una sala de tamaño mediano, con bastantes libros, la mayoría de sus portadas eran negras y con símbolos.
- ¿De qué trata el libro que buscamos?
- No es un libro. Son planos de una nueva arma poderosa que los Sith estaban investigando. - caminó entre las librerías hasta que divisó algo que le llamó la atención. - ¡Aqui está! - seguidamente cogió el papel con los planos, que se encontraban en una mesa de madera y se lo guardó en la túnica.
- Volvamos, este sitio es peligroso. Corremos serio peligro. Yo iré delante de ti, tu detrás mia. Si hay Siths limpiaré el camino, y si me encuentro en peligro no dudes en acudir en mi ayuda.
Khaethan asintió obedientemente. Sin emabrgo, el mismo mareo inundó de nuevo su cabeza. Algo se le atraía con Fuerza. Esta misma le indicaba que había algo importante en esa sala.
- Maestro ¿nota presencia en la Fuerza?
- No, ¿por qué lo dices? ¿Tú si?
- Por nada, por nada. Cosas mias.
El Padawan se dejó llevar por esa fuerza que le hacía dirigirse hacia una parte de una estantería enorme.
- No te alejes.
- Descuide Maestro, solo quiero echar una ojeada a estos libros.
- Vale, pero recuerda que todo eso es una completa mentira. Llamaré a los Soldados de Asalto para que vengan aqui a recogernos.
Lahm marcó un número en su muñequera y empezó a hablar con alguien a través del transmisor.
Entre las entrañas de la biblioteca prohibida, el corazón de Khaethan empezó a latir con rapidez, indicando que cada vez se acercaba más al objeto que la Fuerza le hacía atraer. Era un libro, con una foto de un planeta devastado y que de título ponía: Arkania: Su Principio y su Fin. Khaethan observó lentamente la contraportada y empezó a leer con rapidez:
Arkania, aquel planeta en el que nuestro antecesor Xendor, se dirigió para vengarse de los hoy nuestros enemigos, los Jedi. En este interesante libro se muestra el principio de la Raza Arkaniana hasta su total destrucción, a manos de los Jedi, que destruyeron su superficie y colapsaron su ecosistema. Es un libro que enganchará al lector nada más empezar, puesto que está cargado de infinidad de cosas interesante sobre la vida de esta mítica Raza que ahora está casi extinguida y que es legendaria.
Imágenes tomadas por el antiguo Templo Sith en Arkania
Escrito por el Emperador Sith, Darth Veek Tainted
Rápidamente guardó aquel libro que leería de entonces en adelante durante todas las noches antes de dormir, y que conservaría en secreto.Imágenes tomadas por el antiguo Templo Sith en Arkania
Escrito por el Emperador Sith, Darth Veek Tainted
Los Soldados de Asalto llegaron con un escuadrón de 20 hombres armados con ametralladoras blaster. Estos se dirigieron a Lam e intercambiaron unas palabras con el Caballero, y después, todo el grupo se puso en marcha.
La noche ya había caído sobre Malachor V cuando las Naves Republicanas y Jedi se retiraban del hangar con una victoria fulminante sobre sus enemigos. La euforia estaba presente en todos aquellos que habían sobrevivido a la carnicería, pero también la tristeza, ya que muchos soldados y Caballeros Jedi habían perecido en combate, luchando por la libertaz. El Pacificador ya salía de la atmosfera, con un número de hombros bastante reducido. En el espacio, un cementerio de cazas de ambos bandos rodeaba el planeta como si de anillos se tratara. Khaethan volvía a vivir lo mismo que había pasado en Arkania. Observaba como la superficie de Malachor había sido devastada. Se imaginó Primus Goluud, habría pasado prácticamente lo mismo; las mismas bajas, los mismos cruceros restantes, la misma alegría y tristeza...
Sin embargo algo no iba del todo bien. Una nave aparentemente dañada apareció de la nada, y bajó su nivel de velocidad hasta acercarse lentamente al crucero, retrasnmitiendo por radio el número de serio del caza para que se verificara que era un aliado. Finalmente, la pequeña nave aterrizó en el hangar. El hombre que la pilotaba era un Jedi, pero parecía horrorizado.
- ¿Qué ocurre, Caballero?
- Los Mandalorianos, General ,debo de trasnmitir un mensaje urgente al Maestro Vrook.
- ¿Qué les pasa a los Mandalorianos?
- Han destruido el Templo de Ruusan y su superficie. - respondió con el semblante blanco.
CONTINUARÁ
Khaethan Sake- Mensajes : 3055
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Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Oh yeah!
JAJJAJAJ
me mola bastante sigue asi.
Pd: mis dos colores favoritos, verde y naranja , losque yo tambien uso en los roleos.
JAJJAJAJ
me mola bastante sigue asi.
Pd: mis dos colores favoritos, verde y naranja , losque yo tambien uso en los roleos.
Niltus- Mensajes : 735
Fecha de inscripción : 24/08/2011
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
De las pocas que merece mi atención, además no pones imágenes, una costumbre que odio bastante, ya que el lector debe imaginárselo, de ahí la fama de las novelas. Poniendo imágenes se limita la imaginación del susodicho lector.
Buenísima la historia, me alegra mucho saber que la recuperaste.
Buenísima la historia, me alegra mucho saber que la recuperaste.
Darth Sentrum- Mensajes : 3241
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Re buena historia khae me tiene fascinado
Welfarest- Mensajes : 949
Fecha de inscripción : 20/08/2011
Edad : 30
Localización : Primus Goluud; Academia Sith
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Bien, hoy haré doble ración porque mañana lamentablemente no tendré la historia a mano. Me gustaría también disculparme ya que muchos os habréis dado cuenta de que en la historia hay bastante fallos ortográficos, especialmente de tildes. La respuesta es sencilla: escribí la historia en un Word que tenía un bug y no me corregía los fallos, y ahora solo me limito a corregir alguna falta si la pillo, pero no todas.
También anunciar que mientras posteo esta primera parte, la segunda parte va de camino ya con 33 páginas de Word escritas con letra 12.
Y para finalizar, todavía es un poco pronto para adelantar pero es posible que cuando termine la segunda parte haga una tercera o simplemente fusione las dos en un mismo archivo y lo mande a una editorial, que si tengo suerte me la publicará. Gracias a todos por vuestro, apoyo, no pensé que tanta gente leía mi historia, XD.
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La Flota Jedi proveniente del recién devastado Primus Goluud se unía a la de Malachor, reuniendo fuerzas para poder expulsar a los Mandalorianos de Ruusan. Ya habían contactado con todos los aliados, incluidos los Rebeldes, que ya habían terminado de arreglar el problema en el ecosistema de Telos.
Khaethan no tenía ni idea lo que hacer, estaba cansado después de combatir a un Maestro Sith y lo único que se le ocurría era dormir, descansar todo el trayecto y prepararse para entrar en combate. Se acostó sobre su pequeña cama y sus párpados cayeron lentamente...
Un hombre de mediana edad se encontraba en una casa junto a su hijo. Vestía una túnica de colores oscuros y llevaba colgado al cinto un Sable Laser con innumerables inscripciones.
- Hijo...Creo que no nos volveremos a ver. Debo de defender nuestro legado ante esos perros Jedi. Tú te quedarás aqui y con un poco de suerte un Sith te encontrará y podrás ir a vivir a un lugar mejor.
- Padre... ¿por qué te tienes que marchar?
- No te preocupes hijo mío, estés donde estés, luches con quién luches, recuerda que yo siempre estaré ahí, apoyándote.
El hombre se levanto lentamente, mientras su hijo empezaba a llorar. El pequeño tenía 2 años y ambos eran Arkanianos.
- Prométeme una cosa.
- ¿El qué padre?
- Cuando te hagas mayor, vuelve aquí, vuelve a tu tierra y busca este Sable Laser. - descolgó de su cinto el arma y se la tendió en la mano al pequeño.
- Si padre...
El hombre sacó otro Sable Laser y con un gesto de despedida, salió por la puerta para no volver nunca.
El pequeño niño esperó durante horas a que su padre volviera, pero no lo hacía, así que decidió salir de su casa para buscarle. Pasó por callejones donde se encontraban los cuerpos de personas muertas, algunos soldados. Finalmente, llegó a una plaza donde se libraba un combate, pero no era uno normal. Dos Sables Laser rojos chocaban entre sí, y ahí estaba su padre, en un duelo contra un Sith. Pero no podía ser, ellos eran sus aliados, no sus enemigos.
- ¡Padre!
El hombre se dio la vuelta rápidamente y observó a su hijo
- ¡Khaethan, vete!
El Sith aprovechó el momento para electrocutar al padre, le tiró al suelo y arma en mano le atravesó.
- ¡Escapa!
El Sith se fijó en el niño y llamó a un Caballero Sith. Intercambiaron unas palabras y este se dirigió hacia el niño corriendo. Instintivamente, el pequeño echó a correr en busca de su casa pero se había perdido, ya no la encontraba. Decidió meterse en una casa abandonada, con la puerta principal rota. Pasó los pasillos y entró en una habitación, atrancó la puerta y se sentó en una esquina. Al poco rato, el Caballero Sith la aporreó pero no conseguía abrirla. Todo parecía haber terminado cuando de pronto, alguien entró por la ventana con un ensordecedor ruido.
- Al fin... Ven aquí pequeño, te daré un hogar mucho mejor.
En ese momento, el Sable Laser que el niño portaba se prendió, y este saltó en un ataque feroz contra su enemigo. Este le respondió haciendo lo mismo y contraatacando, pero era en vano. El joven empezó a marear al Sith y al final, aprovechó que este se distrajo para traspasarle el tórax. Y entonces, el niño se fue de nuevo a la esquina, apagó su sable y se quedó escondido.
- ¡Khaethan, despierta! ¡Ya hemos llegado a Ruusan!
Lahm se encontraba en el camarote moviendo rápidamente a su aprendiz.
- ¡Despierta!
Khaethan abrió los ojos lentamente y se incorporó sobre su cama.
- Cálzate y ponte la túnica, vamos a proceder al asalto, los Mandalorianos han optado por quedarse aquí. Una decisión de necios.
- ¿No hay batalla espacial?
- Los Rebeldes nos han hecho el trabajo y han limpiado los alrededores del Sector Teraab. Podemos proceder al asalto. Sin embargo te quedarás aquí, estás muy cansado y no quiero perder a mi Padawan.
- ¡Pero Maestro! - protestó
- Nada de peros Khaethan, iré yo. Tú te quedarás aquí durmiendo un poco o haciendo yo que sé, pero no irás al asalto.
- ¡Atención a todas las unidades, atención a todas las unidades! ¡Vamos a proceder a aterrizar, prepárense para plantar batalla!
- Ya me llaman. Luego hablaremos, si la Fuerza lo quiere.
Lahm salió del camarote y desapareció por la puerta, como en su sueño.
Pasaron las horas y la batalla no parecía llegar a su fin. Al parecer, el Talyc’Kryam al cargo del ejército Mandaloriano había planeado con delicadeza todos los posibles movimientos enemigos y no conseguían sacarlos.
El día llegó a su fin, y con ello, las buenas noticias. Al final, los Mando’Ades se tuvieron que retirar por un incidente en Dxun. Su Mandalora, Ash, había decidido dejar el rango y ser Solitaria, por lo cual, el sucesor al mando era Sevi. El Talyc, dio orden urgente, aunque a regañadientes puesto que tenían la batalla casi ganada, de abandonar el planeta sigilosamente para dirigirse a Dxun para su coronación. La Fuerza les había favorecido. Los Caballeros Jedi comprobaron con alegría que ningún Padawan ni Youngling había muerto y que todos se encontraban escondidos y algunos arrestados. Khaethan fue llamado por fin para entrar en el Templo derruido.
Contempló los Jardines en llamas, los pilares y estatuas de sabios Maestros Jedi rotas, comprobó el estado de la biblioteca, la cual contaba con un número de libros bastante pequeño. La mayoría de los imperfectos eran irrecuperables. Khaethan observó con tristeza los pasillos derruidos y como, la fuente que se encontraba en el centro, emanaba agua mezclada con sangre.
- ¡Khaethan!
Eran Quab y Parlek, llegaban corriendo. Sus rostros revosaban de alegría, aunque contaban con algunas heridas. Sobre todo Parlek, el cual tenía la ceja rajada.
- ¡Chicos! Tenía muchas ganas de veros. ¿Qué tal con los Mandalorianos?
- Yo me escondí, pero Parlek no tuvo tanta suerte. Le cogieron los “Mandas” cuando se iba a esconder. Intentó escapar, según me ha contado, pero al final le alcanzaron
- ¿Y dónde estuvistes?
- En los calabozos del Templo. - respondió Parlek
Los tres se dirigieron a su habitación, pero comprobaron como había sido devastada, así que cogieron unos sacos de dormir y descansaron toda la noche en una tienda que montaron en el atrio.
Había pasado una semana desde el regreso a Ruusan y las cosas no hacían sino empeorar. No había agua potable, tampoco habitaciones donde descansar, la mayor parte de los archivos Jedi habían sido consumidos por las llamas y ahora eran irrecuperables.
La presencia en el Templo era total. Centenares de Caballeros Jedi trabajaban de sol a sol intentando reconstruir o por lo menos mejorar las condiciones de alojamiento de los Younglings y Padawans que se encontraban en el Templo. Khaethan, Parlek y Quab no podían hacer gran cosa. No les permitían ayudar y las clases teóricas y prácticas habían sido suspendidas porque sus respectivos Maestros trabajaban en la reconstrucción.
Ese día, una reunión extraordinaria de todos los Maestros Jedi de todos los Templos había sido convocada en Coruscant, para tratar el problema de Ruusan. Vrook, como no, había sido convocado junto a más Maestros.
- Bien, queridos compañeros Jedi, os voy a recordar el motivo de esta reunión. Tratar el problema del Templo y superficie de Ruusan. Como todos sabreis, el ataque a Malachor V y Primus Goluud fue un total éxito, pero la flota Republicana enviada a los alrededores de Dxun fue destruida por los Mandalorianos cuando estos iban en ayuda de los Sith. El organizador de todo esto es el Talyc’Kryam Sevi, que viendo las pocas posibilidades de ayuda que podían ofrecer a los Sith,optaron por atacar un blanco fácil, con poca defensa, como el Sector Teraab. Al finalizar el ataque sobre los Templos Sith, una pequeña nave en la que viajaba un Caballero Jedi, llegó al Crucero de Transporte, el Pacificador, alertando sobre el ataque a Ruusan. Al llegar se les plantó batalla, una batalla que duró todo el día y que al anochecer terminó con la inesperada retirada de Sevi. Al parecer, la antigua Mandalora, Ash Fett se cansó de gobernar a un Ejército de Mandalorianos que no obedecían sus órdenes y dejó el cargo, entregando el mando al siguiente sucesor. El Talyc’Kryam desapareció rápidamente, cubriéndose con la flota que tenía en un hangar junto al resto de la invasión. Así es como recuperamos el Templo. Aunque, como bien sabréis todos, en pésimas condiciones. Por eso, os he convocado para ver qué hacemos con el Templo de Ruusan.
Eehl tomó agua y esperó a que alguien interviniera.
- Yo propongo que lo cierren hasta que haya sido reconstruido, eso, o mudarse a otro planeta. - planteó un Maestro
- Son buenas tus ideas, - intervino Vrook. - pero dime una cosa. ¿Qué haremos con los Iniciados y Padawans que se alojaban en mi Templo?
- Eso tiene fácil arreglo. Trasladad a esos jóvenes Jedi a otros Templos. A este, o al mío, en Ossus. - propuso Whie Tarsek.
- No se...
Vrook se estaba pensando el que decidir, ya que la decisión que tomase sería para el resto de bastantes años.
- Vrook, decídete, esto es muy serio, no estamos jugando al poker. - intervino Eehl.
- Bueno, elijo la opción de Whie. Trasladaré todos los Iniciados y Padawans a diferentes Templos que ellos elegirán. Mientras tanto, reconstruiré Ruusan. Los Caballeros y los rangos en adelante se quedaran en Ruusan ayudando a volver a componer todos los archivos y mejorando las defensas y más.
- Perfecto. Entonces, a partir de hoy, decreto que el Templo Jedi situado en Ruusan, Sector Teraab, queda cerrado hasta nuevo aviso del Maestro Vrook Swan por reconstrucción. - declaró Eehl Hondor
Los días siguientes fueron un total caos. Los Caballeros Jedi preparaban las maletas de sus aprendices y de los Younglings que se iban a otros Templos y que tendrían nuevos Maestros. Khaethan convenció a Quab y a Parlek para irse a Ossus, a la Resistencia Jedi de Whie Tarsek. Los tres estaban preparando sus maletas cuando Lam entró por la puerta de la derruida habitación en la que se encontraban, para asombro de Khaethan. Desde que su Maestro se había ido a combatir a los Mandalorianos no había vuelto a verle y ahora llevaba vendado un brazo y la mano totalmente cubierta con yeso. Sin embargo, el tamaño era más grande de lo normal.
- Maestro, ¿qué le ha pasado?
- Un Guerrero Mandaloriano me dislocó un brazo y bueno... ya ves la mano.
- ¿Por qué es más grande de los habitual?
- El Mando’Ade me la rebanó y los medicos no pudieron hacer nada por volver a unir la mano y restaurar la circulación, así que me han puesto una mano robótica. La llevo vendada porque me han unido el metal a la piel con un cortador de fusión de baja potencia que causa leves quemaduras, pero aún así tengo que dejar descansar mi “mano”. Pero ese no es el motivo de mi visita. Simplemente quería decirte que, aunque he sido tu Maestro poco tiempo, apenas un año, ha sido un honor tenerte como mi Padawan. No quería que te fueras sin mi despedida.
- Gracias Lam, yo también te echaré de menos. Pero tengo una duda. Si tienes el brazo dislocado, ¿cómo vas a ayudar en la reconstrucción?
- Me han dicho que en unos días me aplicarán sanación, ahora mismo los sanadores están curando a las personas más necesitadas.
Lahm se iba a marchar cuando Khaethan recordó su sueño.
- Maestro, ¿me puede decir que pasó cuándo me encontró en mi Planeta?
- Claro. Tu padre había ido a combatir a no sé dónde y nosotros te encontramos en una casa. Presentíamos la Fuerza contigo, así que te llevamos con nosotros
- ¿Y mi madre?
- No lo sé. No había indicios de que en ese momento tuvieras.
- De todas maneras, gracias Maestro.
- No hay de qué Khaethan. Siempre puedes contar con mi ayuda y mis recuerdos de cuando te encontré.
Y así, el antiguo mentor del joven Padawan desapareció por la pequeña puerta de madera agrietada. Un pozo de tristeza se encontraba en el corazón de Khaethan. No sabía si volvería a ver de nuevo a Lam, y si volvía a verlo sería muy entrado en años y con la memoria bastante oxidada. Parlek se fijó en ello y se acercó a su amigo.
- Khaethan, no pasa nada. En Ossus tendremos nuevos Maestros y amigos. No te tortures por eso, volverás a verle.
- Lo se Parlek, pero..., no se. Hay algo que me dice que Lahm ha sido, es y será una persona importante en mi vida.
- Nuestros Maestros también. - intervino Quab
Al día siguiente, centenares de jóvenes Jedi se encontraban en el hangar principal esperando cruceros de transporte con rumbo a algún planeta Jedi. Por fin llegó la nave que transportaría a los tres a Ossus. Un Crucero Clase Cabeza de Martillo aterrizaba lentamente en el hangar. En el panel de mando, manejaban con cuidado donde posarse, no querían causar ningún daño. A lo lejos se divisaban Cruceros Clase Diamante, que al final de la Purga Jedi, la República inspeccionó sus instalaciones y empezaron a utilizarlos como naves de transporte a sistemas con pocos altercados, no como el Cabeza de Martillo, el cual era utilizado para transportes en regiones con enemigos, ya que contaba con 3 baterías turboláseres dobles pesadas, 1 batería turboláser, 2 baterías de láser de defensa punta y 2 torretas de cañones láser, lo que convertían al Crucero en una auténtica nave de ataque y transporte.
Una radio sonó en el hangar:
- ¡Atención a todos los Iniciados y Padawans! ¡Vayan entrando en sus respectivas naves!¡Dentro se os señalará el camarote y las instalaciones del crucero que podeis visitar!
Un vociferio se alzó en el cielo. Los nervios se hacían notar. Por fin, Khaethan, Parlek y Quab pudieron subir las escaleras hacia el Cabeza de Martillo. Dentro, un Comandante Republicano les esperaba con una tabla la cual contenía las instrucciones que debía dar.
- ¿Nombres? - inquirió el Comandante
- Khaethan Sake, Parlek Rahms y Quab Heznar. - respondió Khaethan señalando a sus dos amigos.
El Comandante buscó en las hojas y finalmente levantó la cabeza.
- Piso medio, pasillo 14, habitación número 30-K. Disfrutad del viaje.
Los tres entraron dentro y observaron el interior del crucero. Era todo un mar de metal, pero no había rastro de cables, que con seguridad estaban en el interior del metalizado. Llegaron a unos turboascensores, los llamaron y cuando estos llegaron marcaron el Piso Medio, el cual tenía fama de tener buenas vistas del espacio. Rápidamente los turboascensores salieron disparados arriba y en 5 segundos ya estaban. Las compuertas se abrieron. Buscaron el pasillo 14. Mientras investigaban sobre su paradero, observaban con asombro los Soldados Republicanos en cada puerta, que también ellos les observaban.
- Es por aqui. - indicó Parlek enseñando el cartel en el que se leía claramente: Pasillo 14.
Los tres buscaron con la mirada su habitación hasta que llegaron a la última de todas. Sin duda era su habitación. El Soldado que la custodiaba les observó con interés.
- ¿Qué buscais?
- La habitación 30-K.
El Soldado revisó sus instrucciones.
- ¿Sois Khaethan Sake, Parlek Rahms y Quab Heznar?
- Los mismos. - respondió Quab.
- Pues pasad. Esta será vuestra habitación en todo el trayecto. Yo estaré aqui escoltandoos. Las instalaciones que podeis visitar son: biblioteca, salón de meditación, salón de entrenamientos, baños por supuesto y la Torre de Control pero desde una valla.
- ¿Por qué tanta vigilancia? - preguntó Quab
- Los Mandalorianos se querrán vengar así que como Ossus está en el Borde Exterior y es donde más problemas hay, la nave va escoltada por cazas y dentro creo que hay 5.000 soldados, cada uno custodiando un camarote, más otros 5.000 que controlan la nave.
El Soldado sacó una llave maestra y la introdujo en la cerradura. Seguidamente la giró y la puerta se abrió dejando ver una bella sala, con unos sofás bastante bonitos y rematados con signos, una mesa y unas sillas que sin duda habían sido puestas para que pudieran comer algo. Los tres entraron dentro. Quab se quedó en la sala principal, recostado en el sofá, Parlek se dirigió al dormitorio que constaba de 3 camas separadas, con unos colochones bastante bellos. Khaethan fue al baño y dentro se encontró una lujosa sala de marmol, con una ducha enorme y boquilla de plata. Finalmente se reunieron en la sala principal donde los tres exclamaron al unísono:
- ¡Es genial!
El Soldado esbozó una sonrisa
Ya llevaban bastante viaje, sin embargo, les quedaba un día más de trayecto cuando de pronto la nave retumbó. Khaethan y sus dos amigos estaban durmiendo tranquilamente en sus camas, cuando, a través de sus cristales se pudo contemplar como una flota Mandaloriana se acercaba. La sirena de alarma se oyó en todo el Crucero Cabeza de Martillo, los Iniciados y Padawans se pusieron nerviosos, con miedo, puesto que ya sabían que pasaría si los Mando’Ades conquistaban la nave. Una voz sonó por unos audífonos.
- ATENCIÓN: Mi nombre es Vrael Fett. Quiero comunicaros a todos los Soldados e insolentes Padawans que no hagais nada si quereis que el Comandante siga con vida. Hemos conquistado el Crucero desde dentro, así que podemos acabar rápidamente con vuestras desgraciadas vidas. Y en cuanto a ati, Khaethan Sake, no intentes hacer nada, ya que es en vano. La puerta está atrancada, es de acero Mandaloriano y por si acaso he puesto Guerreros fuera, así que no intentes hacerte el héroe, además de que hay cámaras en tu habitación.
La voz de aquel hombre les era familiar. Era el Soldado que había custodiado su puerta.
- ¿Qué vamos a hacer Khaethan?
- A eso puedo responder yo. - intervino Vrael. - Nada, no podeis hacer nada. - y rio a carcajadas muy sonoras.
- Ya lo tengo. - dijo Quab. Empezó a susurrar a sus compañeros mientras estos asentían asombrados por el plan.
Los tres se sentaron en el sofá y se recostaron, esperando que todo pasara cuando se despertaran.
Un Sable Laser verde seccionó limpiamente la cabeza de uno de los Mandalorianos mientras otro Sable azul traspasaba el vientre de un Guerrero. Los 5 Mando’Ades se encontraban tumbados en el suelo, rodeados de un charco de sangre.
Khaethan apagó su Sable y Parlek y Quab hicieron lo mismo.
- Ahora hay que reunir a esos Soldados que dijo antes Vrael.
- Parlek, te recuerdo que Vrael es Mandaloriano. Seguramente nos mintió. - contestó Khaethan.
- O puede que no, quizá no consideró esa parte vital para que su plan funcionara.
Los tres se pusieron en camino, abriendo todas las puertas posibles, sacando a todos los Soldados que se encontraban portegiendo al Padawan o Iniciado que se encontraba dentro. Al cabo de un cuarto de hora, la agrupación contaba ya 50 Soldados Republicanos y en aumento, ya que habían formado una especie de cadena. Todos abrían las puertas de más, y los recién rescatados iban a abrir a otros. Cuando alcanzaron los 100 dejaron de coger más Soldados y simplemente se dedicaban a ordenarles que se quedaran con sus protegidos.
Quab se dirigió a uno de los soldados.
- ¿Cuántos soldados contaba el Cabeza de Martillo?
- Unos 5.000. Trabajaban en motores, paneles de mando, sistemas de comunicaciones, torretas láser, etc. Pero la mayor parte habrán sido secuestrados.
- Bien, entonces haremos esto: Khaethan, tu irás a la sala de motores junto a 25 soldados, Parlek tu al sistema de comunicaciones, tienes que rescatar a los soldados y después reparar los sistemas. Y yo iré a las Torretas Láser.
- Eso no es posible, las Torretas están dentro del panel de Mando. Tendríais que ir al Sistema de Mantenimiento o a los Escudos.
- Entonces iré a Mantenimiento. Punto de encuentro: este pasillo.
Khaethan se mezcló con la agrupación de soldados y salieron por una puerta en dirección a los Motores. Llamaron a los ascensores y bajaron a la planta baja. Los pasillos estaban desiertos, y no como los habían contemplado los tres cuando subieron.
- ¿La sala de Motores? - preguntó Khaethan
- Por la derecha. Tenemos que doblar una esquina pero con seguridad los Mandalorianos estarán protegiendo la Sala, así que habrá combate.
Los 26 pasaron los pasillos con cuidado de no hacer ruido. Finalmente, se quedaron en una esquina. No se podían arriesgar a pasar así como así.
- Utilizaré un campo de sigilo. En cuanto veais mi Sable Laser empezad a disparar. - ordenó Khaethan.
Los Soldados que se encontraban con él asintieron irónicamente, ya que en todas sus vidas nunca habrían pensado que un chaval de 13 años podría planear un plan y ordenarles.
Khaethan dobló la esquina y observó un pequeño grupo de 10 Mando’Ades que custodiaban la puerta de entrada. Se acercó lentamente sin que estos le vieran, puesto que estaba utilizando un campo de sigilo con la Fuerza. De repente, pulsó el botón y de su sable salió un brillante haz de luz verde. Los Mandalorianos que allí se encontraban comprobaron como un Láser verde surgía de la nada y atravesaba a uno de los suyos. Los Soldados Republicanos que estaban en la esquina aparecieron y acribillaron a disparos a sus enemigos. La incursión fue rápida y sin bajas, gracias a la brillante estrategia del Arkaniano. Este, clavó su Sable en la puerta y lo empezó a girar, calentando el metal y haciendo un agujero circular. Después pegó una patada al portón y lo tiró abajo. Dentro de la sala se encontraban 50 Soldados amordazados. Los soltaron y después, los 75 Republicanos más el Jedi retrocedieron sus pasos y volvieron al pasillo principal, alerta por si aparecían más enemigos.
Varias horas después, un batallón pequeño se encontraba anclado en el Pasillo que para ellos era su punto de encuentro. Entre las filas se contaban 1.000, y estaban a la espera de otro millar. Los Soldados venían de cualquier parte, liberados por los tres jóvenes Jedi. Una hora anterior, habían acordado que un grupo de 100 Soldados liberados irían a la zona de la Guarnición, donde había más de mil. Después de ir hasta allí, eliminaron al grupo Mandaloriano, que esta vez constaba de 50 Guerreros que defendían la puerta. Así, el batallón se amplió considerablemente.
Ahora, ya se habían reunido todos, ya estaban listos para lo último, para el punto culminante de su plan, para matar a Blart Fett y conseguir de nuevo el dominio del Cabeza de Martillo.
Varios Mando’Ades se encontraban controlando los sistemas de navegación, iban a poner rumbo a Dxun para encarcelar a los Jedi y pedir un rescate por ellos.
- Guerrero, inspecciona las cámaras de vigilancia, haber lo que se traman esos Jedi.
- Están aún durmiendo señor. Todo parece ir bien, dentro de una hora estaremos en Dxun.
- ¿Has contactado con los demás cruceros?
- Si señor, los demás Talyc han hecho de la misión un éxito. ¿Qué haremos cuando volvamos?
Vrael se rio a carcajadas.
- Muy fácil. Recuperaré el trono de Mand’alor. Me vengaré de ese Talyc’Kryam que ha usurpado el trono. Se rendirá cuando vea lo que he hecho.
Una explosión inundó la sala de humo por completo. Los gases de las tuberías se habían roto y provocaban tos en todo el mundo. Una ráfaga de disparos láser azules entró de la nada por la puerta.
- ¡¡¡Mandalorianos!!! ¡¡¡A vuestras posiciones de combate!!! - ordenó rápidamente Vrael
Éste, se dirigió a una silla y después sacó una pistola láser. Encima de la silla se encontraba un hombre, con una armadura de color amarillo que le caracterizaba como Comandante.
- ¡Quietos todos vosotros! ¡Si haceis algo le volaré los sesos a este desgraciado!
Khaethan, Parlek y Quab entraron en la sala junto a más Padawans. En total eran 15 Jedis. Estos, prendieron sus Sables Láser.
- No es un Comandante. - intervino Khaethan
El asombro se vislumbró en la cara de Vrael.
- ¿De que me hablas enano asqueroso?
- No es un Comandante de la Republica. Es un Sith.
- Eso es mentira estúpido. Pagarás tu... - Vrael no pudo termianr la frase. Vio como un Sable Láser rojo le traspasaba el tórax y como sus fuerzas disminuían considerablemente hasta que se cayó al suelo en un charco de sangre y murió.
- Eres muy listo, niño. - dijo el Sith. - Y además bastante poderoso por lo que siento. Es una lástima que personas como tú no sean como yo. Mandalorianos, matad a todos.
Estos cargaron sus blásters y en segundos, sala de Control se convirtió en un campo de batalla, con láseres viniendo de un lado y otro, y muertos por doquier. Los Padawans intervinieron para que no hubiera tantas bajas entre sus filas. Cortaban cabezas, seccionaban miembros, traspasaban pechos.
Mientras, Khaethan ondeaba su Sable, sabiendo que iba a plantear duelo a ese Sith.
- Dime al menos que rango eres para saber hasta cuanto llega mi poder. - dijo irónicamente Khaethan.
- ¿Te crees que así vas a tener más Fuerzas? ¿O solo lo quieres saber para retirarte por si soy un Lord?
- Yo jamás haría tal cosa.
Y dicho esto, ambos se dirigieron el uno al otro y chocaron sus Sables Láser. Las chispas saltaron por todos los lados. Khaethan efectuó un barrido lateral que el Sith esquivó con facilidad. Este le respondió con unas Bolas Sith rojas que el Arkaniano desvió con la Fuerza y le atacó con un potente golpe en dirección al pecho. Este ataque hizo retroceder a su oponente, que, impresionado por el poder de aquel Padawan, le respondió con unos Rayos de la Fuerza que dieron de lleno en Khaethan. El dolor que sentía era inhumano. No podía contenerse, no podía. Y de repente algo pasó. Sus hojos se volvieron negros como el carbón y redució poco a poco la defensa del Sith con golpes pontentísimos. Al final, utilizando la quebrada defensa de su enemigo seccionó con rapidez su cabeza, que rodó por el suelo bañada en sangre. Los Mandalorianos obsevaron como su último líder cayó muerto ante aquel Padawan y depusieron las armas. Sin embargo, aquella batalla aún estaba lejos de acabar.
CONTINUARÁ
También anunciar que mientras posteo esta primera parte, la segunda parte va de camino ya con 33 páginas de Word escritas con letra 12.
Y para finalizar, todavía es un poco pronto para adelantar pero es posible que cuando termine la segunda parte haga una tercera o simplemente fusione las dos en un mismo archivo y lo mande a una editorial, que si tengo suerte me la publicará. Gracias a todos por vuestro, apoyo, no pensé que tanta gente leía mi historia, XD.
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La Flota Jedi proveniente del recién devastado Primus Goluud se unía a la de Malachor, reuniendo fuerzas para poder expulsar a los Mandalorianos de Ruusan. Ya habían contactado con todos los aliados, incluidos los Rebeldes, que ya habían terminado de arreglar el problema en el ecosistema de Telos.
Khaethan no tenía ni idea lo que hacer, estaba cansado después de combatir a un Maestro Sith y lo único que se le ocurría era dormir, descansar todo el trayecto y prepararse para entrar en combate. Se acostó sobre su pequeña cama y sus párpados cayeron lentamente...
Un hombre de mediana edad se encontraba en una casa junto a su hijo. Vestía una túnica de colores oscuros y llevaba colgado al cinto un Sable Laser con innumerables inscripciones.
- Hijo...Creo que no nos volveremos a ver. Debo de defender nuestro legado ante esos perros Jedi. Tú te quedarás aqui y con un poco de suerte un Sith te encontrará y podrás ir a vivir a un lugar mejor.
- Padre... ¿por qué te tienes que marchar?
- No te preocupes hijo mío, estés donde estés, luches con quién luches, recuerda que yo siempre estaré ahí, apoyándote.
El hombre se levanto lentamente, mientras su hijo empezaba a llorar. El pequeño tenía 2 años y ambos eran Arkanianos.
- Prométeme una cosa.
- ¿El qué padre?
- Cuando te hagas mayor, vuelve aquí, vuelve a tu tierra y busca este Sable Laser. - descolgó de su cinto el arma y se la tendió en la mano al pequeño.
- Si padre...
El hombre sacó otro Sable Laser y con un gesto de despedida, salió por la puerta para no volver nunca.
El pequeño niño esperó durante horas a que su padre volviera, pero no lo hacía, así que decidió salir de su casa para buscarle. Pasó por callejones donde se encontraban los cuerpos de personas muertas, algunos soldados. Finalmente, llegó a una plaza donde se libraba un combate, pero no era uno normal. Dos Sables Laser rojos chocaban entre sí, y ahí estaba su padre, en un duelo contra un Sith. Pero no podía ser, ellos eran sus aliados, no sus enemigos.
- ¡Padre!
El hombre se dio la vuelta rápidamente y observó a su hijo
- ¡Khaethan, vete!
El Sith aprovechó el momento para electrocutar al padre, le tiró al suelo y arma en mano le atravesó.
- ¡Escapa!
El Sith se fijó en el niño y llamó a un Caballero Sith. Intercambiaron unas palabras y este se dirigió hacia el niño corriendo. Instintivamente, el pequeño echó a correr en busca de su casa pero se había perdido, ya no la encontraba. Decidió meterse en una casa abandonada, con la puerta principal rota. Pasó los pasillos y entró en una habitación, atrancó la puerta y se sentó en una esquina. Al poco rato, el Caballero Sith la aporreó pero no conseguía abrirla. Todo parecía haber terminado cuando de pronto, alguien entró por la ventana con un ensordecedor ruido.
- Al fin... Ven aquí pequeño, te daré un hogar mucho mejor.
En ese momento, el Sable Laser que el niño portaba se prendió, y este saltó en un ataque feroz contra su enemigo. Este le respondió haciendo lo mismo y contraatacando, pero era en vano. El joven empezó a marear al Sith y al final, aprovechó que este se distrajo para traspasarle el tórax. Y entonces, el niño se fue de nuevo a la esquina, apagó su sable y se quedó escondido.
- ¡Khaethan, despierta! ¡Ya hemos llegado a Ruusan!
Lahm se encontraba en el camarote moviendo rápidamente a su aprendiz.
- ¡Despierta!
Khaethan abrió los ojos lentamente y se incorporó sobre su cama.
- Cálzate y ponte la túnica, vamos a proceder al asalto, los Mandalorianos han optado por quedarse aquí. Una decisión de necios.
- ¿No hay batalla espacial?
- Los Rebeldes nos han hecho el trabajo y han limpiado los alrededores del Sector Teraab. Podemos proceder al asalto. Sin embargo te quedarás aquí, estás muy cansado y no quiero perder a mi Padawan.
- ¡Pero Maestro! - protestó
- Nada de peros Khaethan, iré yo. Tú te quedarás aquí durmiendo un poco o haciendo yo que sé, pero no irás al asalto.
- ¡Atención a todas las unidades, atención a todas las unidades! ¡Vamos a proceder a aterrizar, prepárense para plantar batalla!
- Ya me llaman. Luego hablaremos, si la Fuerza lo quiere.
Lahm salió del camarote y desapareció por la puerta, como en su sueño.
Pasaron las horas y la batalla no parecía llegar a su fin. Al parecer, el Talyc’Kryam al cargo del ejército Mandaloriano había planeado con delicadeza todos los posibles movimientos enemigos y no conseguían sacarlos.
El día llegó a su fin, y con ello, las buenas noticias. Al final, los Mando’Ades se tuvieron que retirar por un incidente en Dxun. Su Mandalora, Ash, había decidido dejar el rango y ser Solitaria, por lo cual, el sucesor al mando era Sevi. El Talyc, dio orden urgente, aunque a regañadientes puesto que tenían la batalla casi ganada, de abandonar el planeta sigilosamente para dirigirse a Dxun para su coronación. La Fuerza les había favorecido. Los Caballeros Jedi comprobaron con alegría que ningún Padawan ni Youngling había muerto y que todos se encontraban escondidos y algunos arrestados. Khaethan fue llamado por fin para entrar en el Templo derruido.
Contempló los Jardines en llamas, los pilares y estatuas de sabios Maestros Jedi rotas, comprobó el estado de la biblioteca, la cual contaba con un número de libros bastante pequeño. La mayoría de los imperfectos eran irrecuperables. Khaethan observó con tristeza los pasillos derruidos y como, la fuente que se encontraba en el centro, emanaba agua mezclada con sangre.
- ¡Khaethan!
Eran Quab y Parlek, llegaban corriendo. Sus rostros revosaban de alegría, aunque contaban con algunas heridas. Sobre todo Parlek, el cual tenía la ceja rajada.
- ¡Chicos! Tenía muchas ganas de veros. ¿Qué tal con los Mandalorianos?
- Yo me escondí, pero Parlek no tuvo tanta suerte. Le cogieron los “Mandas” cuando se iba a esconder. Intentó escapar, según me ha contado, pero al final le alcanzaron
- ¿Y dónde estuvistes?
- En los calabozos del Templo. - respondió Parlek
Los tres se dirigieron a su habitación, pero comprobaron como había sido devastada, así que cogieron unos sacos de dormir y descansaron toda la noche en una tienda que montaron en el atrio.
Había pasado una semana desde el regreso a Ruusan y las cosas no hacían sino empeorar. No había agua potable, tampoco habitaciones donde descansar, la mayor parte de los archivos Jedi habían sido consumidos por las llamas y ahora eran irrecuperables.
La presencia en el Templo era total. Centenares de Caballeros Jedi trabajaban de sol a sol intentando reconstruir o por lo menos mejorar las condiciones de alojamiento de los Younglings y Padawans que se encontraban en el Templo. Khaethan, Parlek y Quab no podían hacer gran cosa. No les permitían ayudar y las clases teóricas y prácticas habían sido suspendidas porque sus respectivos Maestros trabajaban en la reconstrucción.
Ese día, una reunión extraordinaria de todos los Maestros Jedi de todos los Templos había sido convocada en Coruscant, para tratar el problema de Ruusan. Vrook, como no, había sido convocado junto a más Maestros.
- Bien, queridos compañeros Jedi, os voy a recordar el motivo de esta reunión. Tratar el problema del Templo y superficie de Ruusan. Como todos sabreis, el ataque a Malachor V y Primus Goluud fue un total éxito, pero la flota Republicana enviada a los alrededores de Dxun fue destruida por los Mandalorianos cuando estos iban en ayuda de los Sith. El organizador de todo esto es el Talyc’Kryam Sevi, que viendo las pocas posibilidades de ayuda que podían ofrecer a los Sith,optaron por atacar un blanco fácil, con poca defensa, como el Sector Teraab. Al finalizar el ataque sobre los Templos Sith, una pequeña nave en la que viajaba un Caballero Jedi, llegó al Crucero de Transporte, el Pacificador, alertando sobre el ataque a Ruusan. Al llegar se les plantó batalla, una batalla que duró todo el día y que al anochecer terminó con la inesperada retirada de Sevi. Al parecer, la antigua Mandalora, Ash Fett se cansó de gobernar a un Ejército de Mandalorianos que no obedecían sus órdenes y dejó el cargo, entregando el mando al siguiente sucesor. El Talyc’Kryam desapareció rápidamente, cubriéndose con la flota que tenía en un hangar junto al resto de la invasión. Así es como recuperamos el Templo. Aunque, como bien sabréis todos, en pésimas condiciones. Por eso, os he convocado para ver qué hacemos con el Templo de Ruusan.
Eehl tomó agua y esperó a que alguien interviniera.
- Yo propongo que lo cierren hasta que haya sido reconstruido, eso, o mudarse a otro planeta. - planteó un Maestro
- Son buenas tus ideas, - intervino Vrook. - pero dime una cosa. ¿Qué haremos con los Iniciados y Padawans que se alojaban en mi Templo?
- Eso tiene fácil arreglo. Trasladad a esos jóvenes Jedi a otros Templos. A este, o al mío, en Ossus. - propuso Whie Tarsek.
- No se...
Vrook se estaba pensando el que decidir, ya que la decisión que tomase sería para el resto de bastantes años.
- Vrook, decídete, esto es muy serio, no estamos jugando al poker. - intervino Eehl.
- Bueno, elijo la opción de Whie. Trasladaré todos los Iniciados y Padawans a diferentes Templos que ellos elegirán. Mientras tanto, reconstruiré Ruusan. Los Caballeros y los rangos en adelante se quedaran en Ruusan ayudando a volver a componer todos los archivos y mejorando las defensas y más.
- Perfecto. Entonces, a partir de hoy, decreto que el Templo Jedi situado en Ruusan, Sector Teraab, queda cerrado hasta nuevo aviso del Maestro Vrook Swan por reconstrucción. - declaró Eehl Hondor
Los días siguientes fueron un total caos. Los Caballeros Jedi preparaban las maletas de sus aprendices y de los Younglings que se iban a otros Templos y que tendrían nuevos Maestros. Khaethan convenció a Quab y a Parlek para irse a Ossus, a la Resistencia Jedi de Whie Tarsek. Los tres estaban preparando sus maletas cuando Lam entró por la puerta de la derruida habitación en la que se encontraban, para asombro de Khaethan. Desde que su Maestro se había ido a combatir a los Mandalorianos no había vuelto a verle y ahora llevaba vendado un brazo y la mano totalmente cubierta con yeso. Sin embargo, el tamaño era más grande de lo normal.
- Maestro, ¿qué le ha pasado?
- Un Guerrero Mandaloriano me dislocó un brazo y bueno... ya ves la mano.
- ¿Por qué es más grande de los habitual?
- El Mando’Ade me la rebanó y los medicos no pudieron hacer nada por volver a unir la mano y restaurar la circulación, así que me han puesto una mano robótica. La llevo vendada porque me han unido el metal a la piel con un cortador de fusión de baja potencia que causa leves quemaduras, pero aún así tengo que dejar descansar mi “mano”. Pero ese no es el motivo de mi visita. Simplemente quería decirte que, aunque he sido tu Maestro poco tiempo, apenas un año, ha sido un honor tenerte como mi Padawan. No quería que te fueras sin mi despedida.
- Gracias Lam, yo también te echaré de menos. Pero tengo una duda. Si tienes el brazo dislocado, ¿cómo vas a ayudar en la reconstrucción?
- Me han dicho que en unos días me aplicarán sanación, ahora mismo los sanadores están curando a las personas más necesitadas.
Lahm se iba a marchar cuando Khaethan recordó su sueño.
- Maestro, ¿me puede decir que pasó cuándo me encontró en mi Planeta?
- Claro. Tu padre había ido a combatir a no sé dónde y nosotros te encontramos en una casa. Presentíamos la Fuerza contigo, así que te llevamos con nosotros
- ¿Y mi madre?
- No lo sé. No había indicios de que en ese momento tuvieras.
- De todas maneras, gracias Maestro.
- No hay de qué Khaethan. Siempre puedes contar con mi ayuda y mis recuerdos de cuando te encontré.
Y así, el antiguo mentor del joven Padawan desapareció por la pequeña puerta de madera agrietada. Un pozo de tristeza se encontraba en el corazón de Khaethan. No sabía si volvería a ver de nuevo a Lam, y si volvía a verlo sería muy entrado en años y con la memoria bastante oxidada. Parlek se fijó en ello y se acercó a su amigo.
- Khaethan, no pasa nada. En Ossus tendremos nuevos Maestros y amigos. No te tortures por eso, volverás a verle.
- Lo se Parlek, pero..., no se. Hay algo que me dice que Lahm ha sido, es y será una persona importante en mi vida.
- Nuestros Maestros también. - intervino Quab
Al día siguiente, centenares de jóvenes Jedi se encontraban en el hangar principal esperando cruceros de transporte con rumbo a algún planeta Jedi. Por fin llegó la nave que transportaría a los tres a Ossus. Un Crucero Clase Cabeza de Martillo aterrizaba lentamente en el hangar. En el panel de mando, manejaban con cuidado donde posarse, no querían causar ningún daño. A lo lejos se divisaban Cruceros Clase Diamante, que al final de la Purga Jedi, la República inspeccionó sus instalaciones y empezaron a utilizarlos como naves de transporte a sistemas con pocos altercados, no como el Cabeza de Martillo, el cual era utilizado para transportes en regiones con enemigos, ya que contaba con 3 baterías turboláseres dobles pesadas, 1 batería turboláser, 2 baterías de láser de defensa punta y 2 torretas de cañones láser, lo que convertían al Crucero en una auténtica nave de ataque y transporte.
Una radio sonó en el hangar:
- ¡Atención a todos los Iniciados y Padawans! ¡Vayan entrando en sus respectivas naves!¡Dentro se os señalará el camarote y las instalaciones del crucero que podeis visitar!
Un vociferio se alzó en el cielo. Los nervios se hacían notar. Por fin, Khaethan, Parlek y Quab pudieron subir las escaleras hacia el Cabeza de Martillo. Dentro, un Comandante Republicano les esperaba con una tabla la cual contenía las instrucciones que debía dar.
- ¿Nombres? - inquirió el Comandante
- Khaethan Sake, Parlek Rahms y Quab Heznar. - respondió Khaethan señalando a sus dos amigos.
El Comandante buscó en las hojas y finalmente levantó la cabeza.
- Piso medio, pasillo 14, habitación número 30-K. Disfrutad del viaje.
Los tres entraron dentro y observaron el interior del crucero. Era todo un mar de metal, pero no había rastro de cables, que con seguridad estaban en el interior del metalizado. Llegaron a unos turboascensores, los llamaron y cuando estos llegaron marcaron el Piso Medio, el cual tenía fama de tener buenas vistas del espacio. Rápidamente los turboascensores salieron disparados arriba y en 5 segundos ya estaban. Las compuertas se abrieron. Buscaron el pasillo 14. Mientras investigaban sobre su paradero, observaban con asombro los Soldados Republicanos en cada puerta, que también ellos les observaban.
- Es por aqui. - indicó Parlek enseñando el cartel en el que se leía claramente: Pasillo 14.
Los tres buscaron con la mirada su habitación hasta que llegaron a la última de todas. Sin duda era su habitación. El Soldado que la custodiaba les observó con interés.
- ¿Qué buscais?
- La habitación 30-K.
El Soldado revisó sus instrucciones.
- ¿Sois Khaethan Sake, Parlek Rahms y Quab Heznar?
- Los mismos. - respondió Quab.
- Pues pasad. Esta será vuestra habitación en todo el trayecto. Yo estaré aqui escoltandoos. Las instalaciones que podeis visitar son: biblioteca, salón de meditación, salón de entrenamientos, baños por supuesto y la Torre de Control pero desde una valla.
- ¿Por qué tanta vigilancia? - preguntó Quab
- Los Mandalorianos se querrán vengar así que como Ossus está en el Borde Exterior y es donde más problemas hay, la nave va escoltada por cazas y dentro creo que hay 5.000 soldados, cada uno custodiando un camarote, más otros 5.000 que controlan la nave.
El Soldado sacó una llave maestra y la introdujo en la cerradura. Seguidamente la giró y la puerta se abrió dejando ver una bella sala, con unos sofás bastante bonitos y rematados con signos, una mesa y unas sillas que sin duda habían sido puestas para que pudieran comer algo. Los tres entraron dentro. Quab se quedó en la sala principal, recostado en el sofá, Parlek se dirigió al dormitorio que constaba de 3 camas separadas, con unos colochones bastante bellos. Khaethan fue al baño y dentro se encontró una lujosa sala de marmol, con una ducha enorme y boquilla de plata. Finalmente se reunieron en la sala principal donde los tres exclamaron al unísono:
- ¡Es genial!
El Soldado esbozó una sonrisa
Ya llevaban bastante viaje, sin embargo, les quedaba un día más de trayecto cuando de pronto la nave retumbó. Khaethan y sus dos amigos estaban durmiendo tranquilamente en sus camas, cuando, a través de sus cristales se pudo contemplar como una flota Mandaloriana se acercaba. La sirena de alarma se oyó en todo el Crucero Cabeza de Martillo, los Iniciados y Padawans se pusieron nerviosos, con miedo, puesto que ya sabían que pasaría si los Mando’Ades conquistaban la nave. Una voz sonó por unos audífonos.
- ATENCIÓN: Mi nombre es Vrael Fett. Quiero comunicaros a todos los Soldados e insolentes Padawans que no hagais nada si quereis que el Comandante siga con vida. Hemos conquistado el Crucero desde dentro, así que podemos acabar rápidamente con vuestras desgraciadas vidas. Y en cuanto a ati, Khaethan Sake, no intentes hacer nada, ya que es en vano. La puerta está atrancada, es de acero Mandaloriano y por si acaso he puesto Guerreros fuera, así que no intentes hacerte el héroe, además de que hay cámaras en tu habitación.
La voz de aquel hombre les era familiar. Era el Soldado que había custodiado su puerta.
- ¿Qué vamos a hacer Khaethan?
- A eso puedo responder yo. - intervino Vrael. - Nada, no podeis hacer nada. - y rio a carcajadas muy sonoras.
- Ya lo tengo. - dijo Quab. Empezó a susurrar a sus compañeros mientras estos asentían asombrados por el plan.
Los tres se sentaron en el sofá y se recostaron, esperando que todo pasara cuando se despertaran.
Un Sable Laser verde seccionó limpiamente la cabeza de uno de los Mandalorianos mientras otro Sable azul traspasaba el vientre de un Guerrero. Los 5 Mando’Ades se encontraban tumbados en el suelo, rodeados de un charco de sangre.
Khaethan apagó su Sable y Parlek y Quab hicieron lo mismo.
- Ahora hay que reunir a esos Soldados que dijo antes Vrael.
- Parlek, te recuerdo que Vrael es Mandaloriano. Seguramente nos mintió. - contestó Khaethan.
- O puede que no, quizá no consideró esa parte vital para que su plan funcionara.
Los tres se pusieron en camino, abriendo todas las puertas posibles, sacando a todos los Soldados que se encontraban portegiendo al Padawan o Iniciado que se encontraba dentro. Al cabo de un cuarto de hora, la agrupación contaba ya 50 Soldados Republicanos y en aumento, ya que habían formado una especie de cadena. Todos abrían las puertas de más, y los recién rescatados iban a abrir a otros. Cuando alcanzaron los 100 dejaron de coger más Soldados y simplemente se dedicaban a ordenarles que se quedaran con sus protegidos.
Quab se dirigió a uno de los soldados.
- ¿Cuántos soldados contaba el Cabeza de Martillo?
- Unos 5.000. Trabajaban en motores, paneles de mando, sistemas de comunicaciones, torretas láser, etc. Pero la mayor parte habrán sido secuestrados.
- Bien, entonces haremos esto: Khaethan, tu irás a la sala de motores junto a 25 soldados, Parlek tu al sistema de comunicaciones, tienes que rescatar a los soldados y después reparar los sistemas. Y yo iré a las Torretas Láser.
- Eso no es posible, las Torretas están dentro del panel de Mando. Tendríais que ir al Sistema de Mantenimiento o a los Escudos.
- Entonces iré a Mantenimiento. Punto de encuentro: este pasillo.
Khaethan se mezcló con la agrupación de soldados y salieron por una puerta en dirección a los Motores. Llamaron a los ascensores y bajaron a la planta baja. Los pasillos estaban desiertos, y no como los habían contemplado los tres cuando subieron.
- ¿La sala de Motores? - preguntó Khaethan
- Por la derecha. Tenemos que doblar una esquina pero con seguridad los Mandalorianos estarán protegiendo la Sala, así que habrá combate.
Los 26 pasaron los pasillos con cuidado de no hacer ruido. Finalmente, se quedaron en una esquina. No se podían arriesgar a pasar así como así.
- Utilizaré un campo de sigilo. En cuanto veais mi Sable Laser empezad a disparar. - ordenó Khaethan.
Los Soldados que se encontraban con él asintieron irónicamente, ya que en todas sus vidas nunca habrían pensado que un chaval de 13 años podría planear un plan y ordenarles.
Khaethan dobló la esquina y observó un pequeño grupo de 10 Mando’Ades que custodiaban la puerta de entrada. Se acercó lentamente sin que estos le vieran, puesto que estaba utilizando un campo de sigilo con la Fuerza. De repente, pulsó el botón y de su sable salió un brillante haz de luz verde. Los Mandalorianos que allí se encontraban comprobaron como un Láser verde surgía de la nada y atravesaba a uno de los suyos. Los Soldados Republicanos que estaban en la esquina aparecieron y acribillaron a disparos a sus enemigos. La incursión fue rápida y sin bajas, gracias a la brillante estrategia del Arkaniano. Este, clavó su Sable en la puerta y lo empezó a girar, calentando el metal y haciendo un agujero circular. Después pegó una patada al portón y lo tiró abajo. Dentro de la sala se encontraban 50 Soldados amordazados. Los soltaron y después, los 75 Republicanos más el Jedi retrocedieron sus pasos y volvieron al pasillo principal, alerta por si aparecían más enemigos.
Varias horas después, un batallón pequeño se encontraba anclado en el Pasillo que para ellos era su punto de encuentro. Entre las filas se contaban 1.000, y estaban a la espera de otro millar. Los Soldados venían de cualquier parte, liberados por los tres jóvenes Jedi. Una hora anterior, habían acordado que un grupo de 100 Soldados liberados irían a la zona de la Guarnición, donde había más de mil. Después de ir hasta allí, eliminaron al grupo Mandaloriano, que esta vez constaba de 50 Guerreros que defendían la puerta. Así, el batallón se amplió considerablemente.
Ahora, ya se habían reunido todos, ya estaban listos para lo último, para el punto culminante de su plan, para matar a Blart Fett y conseguir de nuevo el dominio del Cabeza de Martillo.
Varios Mando’Ades se encontraban controlando los sistemas de navegación, iban a poner rumbo a Dxun para encarcelar a los Jedi y pedir un rescate por ellos.
- Guerrero, inspecciona las cámaras de vigilancia, haber lo que se traman esos Jedi.
- Están aún durmiendo señor. Todo parece ir bien, dentro de una hora estaremos en Dxun.
- ¿Has contactado con los demás cruceros?
- Si señor, los demás Talyc han hecho de la misión un éxito. ¿Qué haremos cuando volvamos?
Vrael se rio a carcajadas.
- Muy fácil. Recuperaré el trono de Mand’alor. Me vengaré de ese Talyc’Kryam que ha usurpado el trono. Se rendirá cuando vea lo que he hecho.
Una explosión inundó la sala de humo por completo. Los gases de las tuberías se habían roto y provocaban tos en todo el mundo. Una ráfaga de disparos láser azules entró de la nada por la puerta.
- ¡¡¡Mandalorianos!!! ¡¡¡A vuestras posiciones de combate!!! - ordenó rápidamente Vrael
Éste, se dirigió a una silla y después sacó una pistola láser. Encima de la silla se encontraba un hombre, con una armadura de color amarillo que le caracterizaba como Comandante.
- ¡Quietos todos vosotros! ¡Si haceis algo le volaré los sesos a este desgraciado!
Khaethan, Parlek y Quab entraron en la sala junto a más Padawans. En total eran 15 Jedis. Estos, prendieron sus Sables Láser.
- No es un Comandante. - intervino Khaethan
El asombro se vislumbró en la cara de Vrael.
- ¿De que me hablas enano asqueroso?
- No es un Comandante de la Republica. Es un Sith.
- Eso es mentira estúpido. Pagarás tu... - Vrael no pudo termianr la frase. Vio como un Sable Láser rojo le traspasaba el tórax y como sus fuerzas disminuían considerablemente hasta que se cayó al suelo en un charco de sangre y murió.
- Eres muy listo, niño. - dijo el Sith. - Y además bastante poderoso por lo que siento. Es una lástima que personas como tú no sean como yo. Mandalorianos, matad a todos.
Estos cargaron sus blásters y en segundos, sala de Control se convirtió en un campo de batalla, con láseres viniendo de un lado y otro, y muertos por doquier. Los Padawans intervinieron para que no hubiera tantas bajas entre sus filas. Cortaban cabezas, seccionaban miembros, traspasaban pechos.
Mientras, Khaethan ondeaba su Sable, sabiendo que iba a plantear duelo a ese Sith.
- Dime al menos que rango eres para saber hasta cuanto llega mi poder. - dijo irónicamente Khaethan.
- ¿Te crees que así vas a tener más Fuerzas? ¿O solo lo quieres saber para retirarte por si soy un Lord?
- Yo jamás haría tal cosa.
Y dicho esto, ambos se dirigieron el uno al otro y chocaron sus Sables Láser. Las chispas saltaron por todos los lados. Khaethan efectuó un barrido lateral que el Sith esquivó con facilidad. Este le respondió con unas Bolas Sith rojas que el Arkaniano desvió con la Fuerza y le atacó con un potente golpe en dirección al pecho. Este ataque hizo retroceder a su oponente, que, impresionado por el poder de aquel Padawan, le respondió con unos Rayos de la Fuerza que dieron de lleno en Khaethan. El dolor que sentía era inhumano. No podía contenerse, no podía. Y de repente algo pasó. Sus hojos se volvieron negros como el carbón y redució poco a poco la defensa del Sith con golpes pontentísimos. Al final, utilizando la quebrada defensa de su enemigo seccionó con rapidez su cabeza, que rodó por el suelo bañada en sangre. Los Mandalorianos obsevaron como su último líder cayó muerto ante aquel Padawan y depusieron las armas. Sin embargo, aquella batalla aún estaba lejos de acabar.
CONTINUARÁ
Khaethan Sake- Mensajes : 3055
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 27
Localización : Tumbao en el sofá
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Buenísimo tu roleo, me ha gustado muchísimo .
Espero la continuación, que seguro estará excelente ^^.
Espero la continuación, que seguro estará excelente ^^.
Micah Giett- Mensajes : 3009
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 31
Localización : Venezuela
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Los Soldados Republicanos se reasignaron sus posiciones, ya que ahora tendrían que defenderse de las incursiones Mandalorianas que les custodiaban el viaje desde el espacio. Dichas incursiones ya se habían fijado en la revuelta, puesto que el Crucero puso rumbo contrario en dirección de nuevo a Ossus. Varias cazas fueron enviados para alertar al planeta de que el Cabeza de Martillo y más Cruceros habían sido secuestrados.
El Soldado más veterano, el cual contenía el rango de Capitán se puso al mando de la nave. Este se dirigió a Khaethan para agradecerle la ingeniosa idea que les había salvado de una muerte casi segura.
- No me des las gracias a mí, dáselas a Quab, él tuvo la idea de utilizar la Fuerza para manipular las cámaras. Vrael no contaba con eso.
- De todas maneras, gracias por liberarnos a todos. Mi nombre es Mike Spok, Capitán Republicano pero he servido en la Alianza Rebelde.
- Encantado, soy Khaethan Sake. Este es Parlek Rahms y él es Quab Heznar.
- Encantado en conoceros.
Mike se dirigió al centro de la sala y pidió silencio entre el barullo de los Soldados.
- ¡Silencio! ¡Silencio he dicho joder! Gracias. Bien, lo primero que haremos ahora va a ser prepararnos para la Batalla Espacial que los Mandalorianos nos tienen preparados ahí fuera. ¡Así que no esperemos más y hagamos que muerdan el polvo!
Toda la tripulación se rió. Después se fueron en dirección a los Cazas, a las Torretas y algunos se quedaron en la sala para pilotar la enorme nave.
- Soldado ¿tenemos noticias de nuestros compañeros?
- No señor. Cuando estabamos aprisionados tuvimos que cortar las comunicaciones y para reabrirlas necesitamos tiempo.
- Cierto, un tiempo del que no disponemos...Al cuerno con las comunicaciones. ¡A por ellos Soldado! Ponga rumbo en dirección al Crucero Líder Mando’Ade, van a saber que es lo que pasa cuando te metes con la República Galáctica. - ordenó Mike.
Khaethan se dirigió al hangar, dispuesto a montar en un Caza para atacar el Crucero. Parlek fue con él, ya que había utilizado simuladores de vuelo como los mandos de esos cazas y le enseñaría un poco a Khaethan antes de batallar. Por otro lado Quab se quedó en el Panel de Mandos, ya que se le daba bastante bien la ingeniería espacial.
Khaethan y Parlek se montaron en un Ala-X. Su amigo, le enseñó los controles básicos, como fijar un punto fijo, y cuando el Arkaniano ya parecía saberlo todo, le enseñó los controles avanzados, como por ejemplo, como esquivar los disparos de las naves enemigas.
- Y recuerda, aunque te vean como un Padawan de 13 años, no seas blando con ellos. Yo estaré a tu lado para cubrirte en caso de que algo vaya mal.
- ATENCIÓN A TODOS LOS PILOTOS: Vamos a proceder al choque, monten en sus naves y despeguen, manténganse en fila hasta que haya combate.
Parlek y Khaethan cerraron las cabinas de sus cazas y prendieron los motores. Después sus naves se empezaron a elevar junto a las otras de los Soldados Republicanos mientras las compuertas del hangar se abrían de par en par dejando ver una Flota Mandaloriana en medio del espacio. Todos despegaron y atravesaron el campo de Fuerza que los separaba de sus enemigos.
Todos los Cazas formaban una línea enorme, al igual que los Mandalorianos.
- Pilotos, tienen luz verde para abrir fuego, repito, luz verde para abrir fuego.
Todas las naves Republicanas escucharon la orden y todas juntas acribillaron a la flotilla Mando’Ade, que, al igual que ellos, también habían recibido órdenes de disparar. El choque en el espacio fue brutal, centenares de cazas de ambos bandos caían al vacío con un ala rota o los motores destruídos entre la desesperación de sus pilotos.
Khaethan se encontraba con Parlek atravesando el medio de la batalla. De repente, un disparo láser dio en un ala a la nave del Arkaniano.
- ¡Parlek, me han dado! ¡Estoy cayendo, las alas no me responden!
- Aqui Parlek, mantén la calma, utiliza un droide astromecánico. Según los planos de tu nave tienes 4.
Mándalos a reparar, yo te cubro.
Khaethan cogió un micrófono.
- Droides Astromecánicos, subid arriba y reparad el ala.
Unos droides enanos y amarillos con 2 patas se dirigieron desde el interior de la nave espacial hasta un diminuto ascensor.
Un caza Mandaloriano se fijó en el ala dañada de Khaethan y aprovechó para acercarse y abrir fuego.
- ¡Khaethan, un Mandaloriano detrás tuya, gira a la derecha!
Este hizo caso y Parlek disparó contra el Mando’Ade
- ¡Yeeeeejaaaaa! ¡Toma del frasco carrasco!
Un sonido distorsionado sonó de entre un audífono, y una pantalla debajo de él empezó a traducir. Era uno de los droides, ya habían terminado de reparar el ala.
- Parlek, ya estoy recuperado, ¿que te parece si nos metemos a destruir las comunicaciones de la nave?
- Jeje, por mi encantado.
Los dos Padawans se dirigieron a toda velocidad hacia el enorme crucero de Guerra Madaloriano. Parlek limpiaba el camino mientras Khaethan mantenía contacto con más cazas aliados proponiéndoles el ataque. Varios minutos más tarde se había formado un escuadrón liderador por Parlek.
- Recordad chicos, nuestra misión es cortar las comunicaciones del crucero para que no puedan pedir ayuda. Los cazas traseros nos cubrireis. - ordenó Parlek.
La formación se movía como una sierra, destruía todo a su paso, exceptuando a los aliados. Otras naves republicanas se acoplabana al grupo para conseguir una victoria más rápido.
Finalmente alcanzaron la Torre de Comunicaciones y todo el grupo empezó a disparar contra las antenas. Ya echaban humo cuando un escudo protector las cubrió y empezó a auto repararlas.
- Sargento, aqui Parlek, ¿qué les ocurre a las Antenas?
- Aqui el Sargento, el crucero ha activado los paneles de escudos, creo que nuestros ataques no sirven, solo podemos destruirlos desde dentro.
- Recibido. Aqui Parlek, Padawan Jedi al cargo del Escuadrón, 5 cazas vendreis con Khaethan y conmigo dentro del Crucero. Solo ireis los mejores. Preparaos para entablar batalla dentro. El resto continuará en la refriega, os avisaremos para volver a atacar.
- Recibido. - fueron respondiendo los pilotos de uno en uno.
- Aqui Alpha 1, Capitán del Escuadrón Alpha, ireis con los Jedi Alpha 2, Alpha 4, Alpha 7 y Alpha 10. Yo iré con vosotros. Alpha 3, estás al cargo del Escuadrón.
Todo el grupo se dividió en dos y el equipo en el que se encontraba Khaethan y Parlek se desvió de la ruta que tomaban sus compañeros.
Sobrevolaron el área de combate por encima del Crucero enemigo y luego maniobraron para esquivar unos disparos provenientes de un caza enemigo. Sin embargo, no hubo mucha suerte y uno de los lásers alcanzaron la cola de la nave de uno de los pilotos.
- ¡Aqui Alpha 4, me han dado en la cola! ¡Tenemos que aterrizar, tengo dañados los impulsores y la velocidad me disminuye por momentos!
- Aqui Parlek, recibido, ya estamos llegando al hangar enemigo. Alpha 1 y 2, destruyan las torretas que custodian la entrada. Alpha 7 y 10, vosotros cubridnos desde atras.
- Recibido. - contestaron todos.
- Khaethan, iré delante tuya pero tu desembarcas primero. Limpia el camino.
- Yo todo el trabajo sucio, ¿no? - bromeó Khaethan
La formación atravesó el escudo y entraron en el hangar. Khaethan le dio al botón de abrir cabina y luego al de auto-aterrizar, y finalmente saltó de la nave empuñando su Sable Laser que prendió en el aire. En el suelo le esperaban 10 Mandalorianos que portaban varios Blasters. En cuanto vieron salir del caza al Padawan empezaron a dispararle pero Khaethan se defendía con facilidad, acercándose poco a poco hasta uno de ellos y después le atravesó el tórax con su Sable. Al segundo le seccionó la cabeza con rapidez, y cuando iba a por el tercero, Parlek presentó batalla junto al resto de Pilotos que tenían activados sus Blasters de Repetición. Estos empezaron a ametrallar al grupo de Mando’Ades y Khaethan y Parlek atravesaron a la vez a uno de ellos. Después, el Padawan humano lanzó su Sable Laser a la garganta del último enemigo, la cual fue atravesada. Los Jedi apagaron sus Sables y se los colgaron en los cintos.
- Bueno chicos, movámonos, esto se va a poner muy, muy caliente. - intervino Parlek
CONTINUARÁ
Khaethan Sake- Mensajes : 3055
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 27
Localización : Tumbao en el sofá
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Es genial, ¡me encanta! Tengo ganas de que la sigas, me ha enganchado, aunque veo que hace cerca de un mes que no se cuelga nada...
Kheston Neitz- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 25/02/2012
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Increible.
Expectacular
Fascinante.
Sigue asin.
Me puedes añadir plis.
Expectacular
Fascinante.
Sigue asin.
Me puedes añadir plis.
davilito12344- Mensajes : 532
Fecha de inscripción : 24/11/2011
Edad : 25
Localización : Endor
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
He estado bastante ausente hasta el punto de no haber subido un capítulo en dos meses creo.
Las razones son obvias, los estudios, además de que tuve que escribir dos relatos cortos para los Premios a la Creación de mi instituto (ambos los he ganado, en total un premio de 180 euros) y era difícil escribir tres historias a la vez, dos de las cuales tienen que estar impolutas.
Así que bueno, aquí os dejo el nuevo capítulo que espero que os guste, intentaré subir nuevos en unos días. ¡Saludos!
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- Señor, tenemos invitados en el hangar.
- Déjame ver.
Un Mandaloriano ataviado con un capa roja y con una armadura blanca y azul se acercó al panel de cámaras.
- Que vengan, les demostraremos de que estan hechos los servidores del gran Mand’alor. De momento manda un destacamento a la zona de los pasillos que rodean el hangar.
- Como desee Señor. - respondió el ingeniero.
- Movámonos, el encargado del Crucero nos estará viendo y habrá enviado a unos cuantos Soldados. - intervino Khaethan
Parlek se acercó a la cámara de vigilancia y empezó a hacerle muecas y después empezó a bailar como un tonto.
- Parlek, relájate, ya tendrás ocasión de bailar break dance cuando conozcas al Jefe del Crucero. - bromeó el Arkaniano.
El grupo se acercó a una rampa que daba con uno de los pasillos. Abrieron la puerta de metal y entraron dentro. En el suelo yacían 5 Mandalorianos con marcas de Sable Laser. Parlek se acercó a uno de ellos. Observó los cortes, eran todos limpios y precisos en las zonas con más riesgo de matar a su portador.
- Parece un Asesino Sith. Puede que tengamos que enfrentarnos a alguien que maneja no solo el Blaster. - dijo Parlek.
- Capitán, ¿tiene los planos de la nave?
- Tenemos que ir a la sala de mantenimiento, ahí habrá planos sobre todo el Crucero para distribuir todo el metal destinado a la reparación y esas cosillas. Ahí hay una señal de como llegar ahí. - enseñó el Capitán.
- Cierto, pues vamos hayá.
- Oh no, no ireis a ninguna parte.
Un grupo de Soldados Mandalorianos se encontraba tras sus espaldas liderados por un Guerrero.
- Deponed las armas y no os haremos nada.
Otro grupo de 5 Mando’Ades se interpuso en su camino. Ahora estaban rodeados, no tenían nada que hacer. Ya bajaban las armas cuando de pronto se oyó el vibrar de un Sable y después uno de los Soldados enemigos cayó atravesado por un Sable Azul. Los que estaban con él se dieron la vuelta pero no les sirvió de mucho, ya que su atacante los degolló a los 4 restantes a la vez. Entre la confusión, Khaethan y Parlek asaltaron a los que se encontraban por detras suya y empezaron a atravesarles. Los Soldados Republicanos les acribillaron a tiros.
La persona que les había salvado no era muy alta, lo que significaba que era bastante joven o de una raza pequeña. Se retiró la capucha y dejó ver el rostro de un Padawan con pelo marrón. Después apagó su Sable Lasery se lo colgó en el cinto, se acercó al grupo de Khaethan, y con cara amable les dijo:
- Mi nombre es Jecz. Soy un Padawan que viaja en el Cabeza de Martillo. Tu tienes que ser Khaethan, ¿no? Se te conoce por todo el Templo. He sido yo el que os ha limpiado el caminito, soy bastante bueno con el Sable Laser.
El grupo quedó pensativo hasta que Parlek dicidió intervenir.
- ¿Qué información tienes de este crucero?
- Lo escaneé antes de que desembarcara en mi caza. Aunque seguramente no lo habreis visto porque se lo habrán llevado para hacer como que son de los nuestros. Actualemente, el Crucero cuenta con 500 Cazas TIE, 5.000 Soldados Mandalorianos; aunque bajando, porque las incursiones con las naves espaciales les obligan a coger los cazas e ir a matar. Tienen bastantes cámaras de vigilancia y torretas blaster apostadas en algunos pasillos, así que nos podrían atacar de improvisto. ¿Nos movemos? Tenemos bastante camino que recorrer hasta el panel de mando. Porque es donde quereis llegar, ¿no?
- ¿Sabes como llegar?
Jecz se rió.
- Yo no, pero el plano si.
Un grito se oyó a traves de una puerta de metal. Varias decenas de Mandalorianos se estaban atrincherando detras de la puerta metálica, con los Blasters cargados y sin seguro.
- ¡Mandalorianos! ¡No dejeis que esos míseros Republicanos os venzan! ¡Si hay que hacerlo, moriremos en el campo de batalla como nuestros antepasados! ¡Porque tenemos honor! ¡Kote Mand'alor!
Todos los allí presentes empezaron a formar un griterío ensordecedor, pero un golpe en la puerta porveniente del exterior cortó aquel jaleo. Después se oyó el sonido de un Sable Laser y pudieron comprobar como la punta del Sable traspasaba el metalizado de la puerta.
- ¡Ya llegan! - exclamó el Comando Mando’Ade al cargo.
El portón de metal cayó abajo con un sonido estruendoso y varios blasters azules cortaron el aire del pasillo llevándose consigo las vidas de algunos Mandalorianos. Estos, o los que quedaban, respondieron con su misma medicina pero no causaban bajas en el grupo de los Jedi y los Soldados Republicanos.
De pronto, Jecz, Khaethan y Parlek irrumpieron en la batalla Sables en mano, ya prendidos, y se dispusieron a segar cabezas y seccionar miembros. El número de Mando’Ades empezó a bajar drásticamente bajo la luz de los Blasters y los Sables Laser. Ya solo quedaban 10 enemigos cuando estos, al ver como su jefe moría al ser guillotinado, decidieron escapar. Los Jedi apagaron sus Sables y los Soldados pusieron sus seguros en las armas. Jecz sacó un plano arrugado y amarillento, un poco roto por los bordes y lleno de indicaciones y dibujos del Crucero.
- ¿Cuántas salas más nos quedan?
Jezc observó con atención el plano.
- Veamos, nosotros estamos....aqui. - respondió indicando una especie de cuadrado. - Ahora tenemos que ir por este caminito y ya está. Espera un momento. - el Jedi contempló de nuevo el plano con atención. - Si esos Mandalorianos son listos de cabeza, o por lo menos su Líder, nos esperarían en la puerta con un número bastante alto de Soldados. Sin embargo, nosotros tenemos que ser más inteligentes que ellos. Por aqui tiene que haber un ventilador. - se acercó lentamente a la pared de la derecha y posó suavemente la mano sobre el metal frío como la nieve. Finalmento encontró lo que buscaba: un borde que sobresalía de un metro cúbico lo que significaba que por ahí podían pasar si había un túnel. Empujó con todas sus fuerzas el borde y una tapa se abrió para fuera.
- ¡Genial! - exclamó Parlek
- Según el mapa, este conducto nos dirige a todas las salas del Crucero exceptuando las de maquinaria. - informó Jecz
- ¿Y a que esperamos? - preguntó Khaethan
- Señor, iremos nosotros delante por si hay enemigos. - intervino el Capitán Republicano.
Todo el grupo entró en el tubo de ventilación y andaron a gatas durante lo que para ellos fue una eternidad inacabable. Finalmente alcanzaron una rendija desde donde se veía una sala llena de aparatos electrónicos, con bastantes Soldados y lo que parecía su Líder. Al fondo se contemplaba perfectamente el espacio. Habían llegado al Panel de Mando.
- Bien, nosotros tres bajaremos primero - empezó Parlek. - y luego bajareis vosotros, Soldados.
- Si Señor. - susurraron.
- Perfecto. Una....dos.....y tres. - contó Khaethan
El primero en bajar fue Jecz seguido por Khaethan y después Parlek. Todos los Mandalorianos que se encontraban pilotando la nave se dieron un buen susto al ver como tres Jedi bajaban del techo portando unos Sables Laser que no dudaron en prender al tocar el suelo. Su Líder no parecía tan asombrado, sino tranquilo.
- Así que sois los tres Jedi que andaba buscando. He de admitir que lo que acabais de hacer es de digna admiración. - los Soldados Republicanos se tiraron por la rendija Blasters en mano, cargados y sin seguro. - Y vosotros también Soldados. Sin embargo, he de deciros que aparte de ser unos valientes también sois unos insensatos al atracar en una nave enemiga repleta de Mandalorianos que quieren vuestra muerte. - el Líder paró un momento y se rio para si mismo. - Ahora quiero que me digais una cosa. ¿Cómo vais a salir de esta siendo tres padawans y cinco Soldados Republicanos contra más de mil Mandalorianos a bordo de un enorme Crucero de Guerra?
- No contaremos nuestros planes a ningún enemigo, si es lo que querías. - respondió Jecz
- Claro que no. Vosotros no quereis contarlo, pero lo hareis cuando amenace con cortar vuestras cabezas. - espetó el Líder. - Vamos, bajad los Sables y los Blasters, no teneis nada que hacer.
Sin embargo, el grupo no hizo nada de lo que el Mandaloriano les ordenó y este los lanzó con la Fuerza contra la pared.
- Jajajaja. ¿Pensabais que era un simple Talyc? He sido adiestrado en las artes Jedi y Sith, se dominar el Sable Láser. Es más, llevo uno ahora mismo. Pero cambiando de tema. Me vais a decir que sabeis del Consejo Jedi en Coruscant.
- ¿Te crees que lo sabemos o qué? - respondió Parlek. - Somos simples Padawans, no formamos parte del Consejo ni hemos ido nunca.
- Eso es mentira. Tú no lo sabrás, pero tu amiguito Arkaniano si que ha estado. - levantó la mano e hizo que Khaethan flotará en el aire. Lo empotró contra un panel y después prendió un Sable que tenía debajo de la capa. Lo situó debajo al lado del cuello del Padawan y con furia y odio en los ojos le interrogó:
- ¡Me dirás lo que ha decidido el Consejo o morirás!
- Eso tendrá un precio.
- Estúpido, no estás en posición de negociar. - espetó el Mandaloriano
- No, pero soy el único que lo sabe.
El Talyc maldijo para sus adentros a aquel chaval y con voz un poco obligada respondió:
- ¿Qué quieres?
- Dos cosas. Primera, saber el nombre de mi captor, y segunda, que liberes a mis amigos y Soldados.
- Es un precio a pagar. Sin embargo, los liberaré cuando me lo hayas contado todo.
- Trato hecho. - respondió Khaethan
- Mi nombre es Tarak. ¿Contento? Ahora dime lo que querías.
- Si, contento. Contento por saber como se llama mi enemigo y que nombre le pondrán cuando lo entierren en una lápida en Mandalore.
Khaethan le pegó una patada en la tripa a Tarak y este se echó atras. El Arkaniano prendió su Sable Láser y lo ondeó con rapidez y soltura. Después se abalanzó sobre su enemigo y empezó a atacarle con múltiples golpes por cualquier lado para debilitar la defensa. De todas maneras, Tarak sabía a que jugaba su contrincante y siempre intentaba gastar las menos fuerzas posibles. Aún así, su defensa quedó mermada al estar siempre a cubierto y no atacar. Khaethan aprovechó esto para atacarle con un corte barrido que Tarak saltó facilmente. Sin embargo, ese no era el objetivo del ataque y el Padawan subió con rapidez el Sable cortando el aire hasta que al final seccionó la mano izquierda del Talyc. Este exclamó de agonía y dolor, apagó su Sable y con la Fuerza empujó a Khaethan y salió corriendo.
Todo el grupo decidió atacar a los Mandalorianos que observaban el combate y en pocos minutos todo el grupo de pilotos y guardias fue reducido a cuerpos atravesados. El olor a sangre quemada inundaba el ambiente y ello trajo un recuerdo doloroso a la cabeza de Khaethan. Por un momento su mente desconectó del mundo real y retrocedió en el tiempo, cuando de pequeño vivía en aquel planeta ahora destruído por culpa de los Jedi y los aparentes aliados de los Arkanianos, los Sith.
- ¡Khaethan, hay que irse! ¡La nave se va a pique! ¡Khaethan! - Parlek zarandeó por los hombros al Arkaniano hasta que este volvió en si y se puso al corriente de la situación.
- ¡Vamos, a los cazas!
- CINCO MINUTOS PARA AUTODESTRUCCIÓN. - una voz robótica sonó por el altavoz.
El grupo salió de la sala de Pilotaje y corriendo atravesó los Pasillos. Dentro de ellos se encontraban Mandalorianos que también intentaban escapar y que al ver al grupo de los Soldados Republicanos y Jedi les atacaban.
- TRES MINUTOS PARA AUTODESTRUCCIÓN.
- ¡No llegaremos Khaethan! - gritó Parlek.
Siguieron atravesando salas llenas de muertos o maquinas echando chispas y finalmente llegaron al hangar.
- UN MINUTO PARA AUTODESTRUCCIÓN.
El inconveniente fue que se encontraban en la otra punta de la sala y sus naves estaba a 500 metros de longitud. No lo conseguirían.
- ¡Agarraros a mi todos! - ordenó Khaethan.
Todos se aferraron a sus brazos.
- ¿Qué vas a hacer? - inquirió Jecz
- Utilizar la Fuerza para correr más. He estado practicando este poder, espero que funcione, sino nos moriremos todos. - se concentró, cerró los ojos y dejó que la Fuerza fluyerá sobre sus piernas, cargandolas de energía. En ese momento el Arkaniano empezó a correr como nunca lo había hecho, recorriendo el tramo en más de medio minuto.
- 20 SEGUNDOS PARA AUTODESTRUCCIÓN. - anunció la grabadora
- ¡Subid a los Cazas ya! - ordenó Parlek
Todos se montaron en sus respectivas naves pero justo cuando el Capitán Republicano iba a subir un Blaster rojo le alcanzó la pierna.
- ¡Ahhh! - exclamó con dolor el Capitán.
Uno de los Soldados desmontó de su nave y se lo puso a su espalda. Le subió en la nave y después bajó corriendo a montarse en la suya.
- 10 SEGUNDOS PARA AUTODESTRUCCIÓN. 10...9...8...
- ¡Vamos, despegad ya, esto va a explotar!
Todos conectaron los propulsores de despegue.
- 7......6.......5.......4.....
Los Cazas se elevaron en la gravedad artificial y se prepararon para salir inmediatamente.
- 3.....2......1.....0. AUTODESTRUCCIÓN INMINENTE.
Una explosión retumbó en el hangar por destrás del grupo e hizo que estos se dieran la vuelta para contemplar una nube de humo, gas y fuego que se expandía por toda la sala. Más explosiones la acompañaron a todos los lados del hangar.
- ¡Vámonos echando ostias! - exclamó fuera de si Parlek.
Pero era tarde, la nube de ceniza, humo y gas alcanzó sus naves justo cuando despegaban.
- ¡No veo nada! - dijo Jecz.
En el exterior del Crucero, la refriega empezaba a ceder en el lado de los Jedi y Republicanos puesto que el mensajero que se había enviado a Ossus llegó y nada más alcanzar el planeta informó de lo que estaba ocurriendo. Miles de Jedi en sus cazas despegaron de la superficie del planeta y llegaron a la batalla espacial justo cuando la victoria aliada y era algo no creible.
Las naves Republicanas y Jedi restantes pararon la velocidad y observaron como el Crucero de Guerra Mandaloriano empezaba a temblar y el metal que lo recubría explotaba. Decenas de Mando’Ades se tiraban al vacío buscando una muerte rápida y sin dolor. Una nuve de humo negro absorbió el Crucero, y justo cuando todo el mundo creía que el expectáculo había terminado, 8 Cazas aliados salieron de entre el fuego y la ceniza. Eran los tres Jedi y los cinco Soldados Republicanos que habían atacado el Crucero.
- Aqui Bravo 1, Capitán del Escuadrón Bravo, autentifíquese.
- Aqui Alpha 1, soy el Capitán del Escuadrón Alpha. Somos cinco Soldados y tres Jedi.
- Bienvenidos de nuevo. - respondió Bravo 1.
CONTINUARÁ
Las razones son obvias, los estudios, además de que tuve que escribir dos relatos cortos para los Premios a la Creación de mi instituto (ambos los he ganado, en total un premio de 180 euros) y era difícil escribir tres historias a la vez, dos de las cuales tienen que estar impolutas.
Así que bueno, aquí os dejo el nuevo capítulo que espero que os guste, intentaré subir nuevos en unos días. ¡Saludos!
--------------------------------------------------------------------
- Señor, tenemos invitados en el hangar.
- Déjame ver.
Un Mandaloriano ataviado con un capa roja y con una armadura blanca y azul se acercó al panel de cámaras.
- Que vengan, les demostraremos de que estan hechos los servidores del gran Mand’alor. De momento manda un destacamento a la zona de los pasillos que rodean el hangar.
- Como desee Señor. - respondió el ingeniero.
- Movámonos, el encargado del Crucero nos estará viendo y habrá enviado a unos cuantos Soldados. - intervino Khaethan
Parlek se acercó a la cámara de vigilancia y empezó a hacerle muecas y después empezó a bailar como un tonto.
- Parlek, relájate, ya tendrás ocasión de bailar break dance cuando conozcas al Jefe del Crucero. - bromeó el Arkaniano.
El grupo se acercó a una rampa que daba con uno de los pasillos. Abrieron la puerta de metal y entraron dentro. En el suelo yacían 5 Mandalorianos con marcas de Sable Laser. Parlek se acercó a uno de ellos. Observó los cortes, eran todos limpios y precisos en las zonas con más riesgo de matar a su portador.
- Parece un Asesino Sith. Puede que tengamos que enfrentarnos a alguien que maneja no solo el Blaster. - dijo Parlek.
- Capitán, ¿tiene los planos de la nave?
- Tenemos que ir a la sala de mantenimiento, ahí habrá planos sobre todo el Crucero para distribuir todo el metal destinado a la reparación y esas cosillas. Ahí hay una señal de como llegar ahí. - enseñó el Capitán.
- Cierto, pues vamos hayá.
- Oh no, no ireis a ninguna parte.
Un grupo de Soldados Mandalorianos se encontraba tras sus espaldas liderados por un Guerrero.
- Deponed las armas y no os haremos nada.
Otro grupo de 5 Mando’Ades se interpuso en su camino. Ahora estaban rodeados, no tenían nada que hacer. Ya bajaban las armas cuando de pronto se oyó el vibrar de un Sable y después uno de los Soldados enemigos cayó atravesado por un Sable Azul. Los que estaban con él se dieron la vuelta pero no les sirvió de mucho, ya que su atacante los degolló a los 4 restantes a la vez. Entre la confusión, Khaethan y Parlek asaltaron a los que se encontraban por detras suya y empezaron a atravesarles. Los Soldados Republicanos les acribillaron a tiros.
La persona que les había salvado no era muy alta, lo que significaba que era bastante joven o de una raza pequeña. Se retiró la capucha y dejó ver el rostro de un Padawan con pelo marrón. Después apagó su Sable Lasery se lo colgó en el cinto, se acercó al grupo de Khaethan, y con cara amable les dijo:
- Mi nombre es Jecz. Soy un Padawan que viaja en el Cabeza de Martillo. Tu tienes que ser Khaethan, ¿no? Se te conoce por todo el Templo. He sido yo el que os ha limpiado el caminito, soy bastante bueno con el Sable Laser.
El grupo quedó pensativo hasta que Parlek dicidió intervenir.
- ¿Qué información tienes de este crucero?
- Lo escaneé antes de que desembarcara en mi caza. Aunque seguramente no lo habreis visto porque se lo habrán llevado para hacer como que son de los nuestros. Actualemente, el Crucero cuenta con 500 Cazas TIE, 5.000 Soldados Mandalorianos; aunque bajando, porque las incursiones con las naves espaciales les obligan a coger los cazas e ir a matar. Tienen bastantes cámaras de vigilancia y torretas blaster apostadas en algunos pasillos, así que nos podrían atacar de improvisto. ¿Nos movemos? Tenemos bastante camino que recorrer hasta el panel de mando. Porque es donde quereis llegar, ¿no?
- ¿Sabes como llegar?
Jecz se rió.
- Yo no, pero el plano si.
Un grito se oyó a traves de una puerta de metal. Varias decenas de Mandalorianos se estaban atrincherando detras de la puerta metálica, con los Blasters cargados y sin seguro.
- ¡Mandalorianos! ¡No dejeis que esos míseros Republicanos os venzan! ¡Si hay que hacerlo, moriremos en el campo de batalla como nuestros antepasados! ¡Porque tenemos honor! ¡Kote Mand'alor!
Todos los allí presentes empezaron a formar un griterío ensordecedor, pero un golpe en la puerta porveniente del exterior cortó aquel jaleo. Después se oyó el sonido de un Sable Laser y pudieron comprobar como la punta del Sable traspasaba el metalizado de la puerta.
- ¡Ya llegan! - exclamó el Comando Mando’Ade al cargo.
El portón de metal cayó abajo con un sonido estruendoso y varios blasters azules cortaron el aire del pasillo llevándose consigo las vidas de algunos Mandalorianos. Estos, o los que quedaban, respondieron con su misma medicina pero no causaban bajas en el grupo de los Jedi y los Soldados Republicanos.
De pronto, Jecz, Khaethan y Parlek irrumpieron en la batalla Sables en mano, ya prendidos, y se dispusieron a segar cabezas y seccionar miembros. El número de Mando’Ades empezó a bajar drásticamente bajo la luz de los Blasters y los Sables Laser. Ya solo quedaban 10 enemigos cuando estos, al ver como su jefe moría al ser guillotinado, decidieron escapar. Los Jedi apagaron sus Sables y los Soldados pusieron sus seguros en las armas. Jecz sacó un plano arrugado y amarillento, un poco roto por los bordes y lleno de indicaciones y dibujos del Crucero.
- ¿Cuántas salas más nos quedan?
Jezc observó con atención el plano.
- Veamos, nosotros estamos....aqui. - respondió indicando una especie de cuadrado. - Ahora tenemos que ir por este caminito y ya está. Espera un momento. - el Jedi contempló de nuevo el plano con atención. - Si esos Mandalorianos son listos de cabeza, o por lo menos su Líder, nos esperarían en la puerta con un número bastante alto de Soldados. Sin embargo, nosotros tenemos que ser más inteligentes que ellos. Por aqui tiene que haber un ventilador. - se acercó lentamente a la pared de la derecha y posó suavemente la mano sobre el metal frío como la nieve. Finalmento encontró lo que buscaba: un borde que sobresalía de un metro cúbico lo que significaba que por ahí podían pasar si había un túnel. Empujó con todas sus fuerzas el borde y una tapa se abrió para fuera.
- ¡Genial! - exclamó Parlek
- Según el mapa, este conducto nos dirige a todas las salas del Crucero exceptuando las de maquinaria. - informó Jecz
- ¿Y a que esperamos? - preguntó Khaethan
- Señor, iremos nosotros delante por si hay enemigos. - intervino el Capitán Republicano.
Todo el grupo entró en el tubo de ventilación y andaron a gatas durante lo que para ellos fue una eternidad inacabable. Finalmente alcanzaron una rendija desde donde se veía una sala llena de aparatos electrónicos, con bastantes Soldados y lo que parecía su Líder. Al fondo se contemplaba perfectamente el espacio. Habían llegado al Panel de Mando.
- Bien, nosotros tres bajaremos primero - empezó Parlek. - y luego bajareis vosotros, Soldados.
- Si Señor. - susurraron.
- Perfecto. Una....dos.....y tres. - contó Khaethan
El primero en bajar fue Jecz seguido por Khaethan y después Parlek. Todos los Mandalorianos que se encontraban pilotando la nave se dieron un buen susto al ver como tres Jedi bajaban del techo portando unos Sables Laser que no dudaron en prender al tocar el suelo. Su Líder no parecía tan asombrado, sino tranquilo.
- Así que sois los tres Jedi que andaba buscando. He de admitir que lo que acabais de hacer es de digna admiración. - los Soldados Republicanos se tiraron por la rendija Blasters en mano, cargados y sin seguro. - Y vosotros también Soldados. Sin embargo, he de deciros que aparte de ser unos valientes también sois unos insensatos al atracar en una nave enemiga repleta de Mandalorianos que quieren vuestra muerte. - el Líder paró un momento y se rio para si mismo. - Ahora quiero que me digais una cosa. ¿Cómo vais a salir de esta siendo tres padawans y cinco Soldados Republicanos contra más de mil Mandalorianos a bordo de un enorme Crucero de Guerra?
- No contaremos nuestros planes a ningún enemigo, si es lo que querías. - respondió Jecz
- Claro que no. Vosotros no quereis contarlo, pero lo hareis cuando amenace con cortar vuestras cabezas. - espetó el Líder. - Vamos, bajad los Sables y los Blasters, no teneis nada que hacer.
Sin embargo, el grupo no hizo nada de lo que el Mandaloriano les ordenó y este los lanzó con la Fuerza contra la pared.
- Jajajaja. ¿Pensabais que era un simple Talyc? He sido adiestrado en las artes Jedi y Sith, se dominar el Sable Láser. Es más, llevo uno ahora mismo. Pero cambiando de tema. Me vais a decir que sabeis del Consejo Jedi en Coruscant.
- ¿Te crees que lo sabemos o qué? - respondió Parlek. - Somos simples Padawans, no formamos parte del Consejo ni hemos ido nunca.
- Eso es mentira. Tú no lo sabrás, pero tu amiguito Arkaniano si que ha estado. - levantó la mano e hizo que Khaethan flotará en el aire. Lo empotró contra un panel y después prendió un Sable que tenía debajo de la capa. Lo situó debajo al lado del cuello del Padawan y con furia y odio en los ojos le interrogó:
- ¡Me dirás lo que ha decidido el Consejo o morirás!
- Eso tendrá un precio.
- Estúpido, no estás en posición de negociar. - espetó el Mandaloriano
- No, pero soy el único que lo sabe.
El Talyc maldijo para sus adentros a aquel chaval y con voz un poco obligada respondió:
- ¿Qué quieres?
- Dos cosas. Primera, saber el nombre de mi captor, y segunda, que liberes a mis amigos y Soldados.
- Es un precio a pagar. Sin embargo, los liberaré cuando me lo hayas contado todo.
- Trato hecho. - respondió Khaethan
- Mi nombre es Tarak. ¿Contento? Ahora dime lo que querías.
- Si, contento. Contento por saber como se llama mi enemigo y que nombre le pondrán cuando lo entierren en una lápida en Mandalore.
Khaethan le pegó una patada en la tripa a Tarak y este se echó atras. El Arkaniano prendió su Sable Láser y lo ondeó con rapidez y soltura. Después se abalanzó sobre su enemigo y empezó a atacarle con múltiples golpes por cualquier lado para debilitar la defensa. De todas maneras, Tarak sabía a que jugaba su contrincante y siempre intentaba gastar las menos fuerzas posibles. Aún así, su defensa quedó mermada al estar siempre a cubierto y no atacar. Khaethan aprovechó esto para atacarle con un corte barrido que Tarak saltó facilmente. Sin embargo, ese no era el objetivo del ataque y el Padawan subió con rapidez el Sable cortando el aire hasta que al final seccionó la mano izquierda del Talyc. Este exclamó de agonía y dolor, apagó su Sable y con la Fuerza empujó a Khaethan y salió corriendo.
Todo el grupo decidió atacar a los Mandalorianos que observaban el combate y en pocos minutos todo el grupo de pilotos y guardias fue reducido a cuerpos atravesados. El olor a sangre quemada inundaba el ambiente y ello trajo un recuerdo doloroso a la cabeza de Khaethan. Por un momento su mente desconectó del mundo real y retrocedió en el tiempo, cuando de pequeño vivía en aquel planeta ahora destruído por culpa de los Jedi y los aparentes aliados de los Arkanianos, los Sith.
- ¡Khaethan, hay que irse! ¡La nave se va a pique! ¡Khaethan! - Parlek zarandeó por los hombros al Arkaniano hasta que este volvió en si y se puso al corriente de la situación.
- ¡Vamos, a los cazas!
- CINCO MINUTOS PARA AUTODESTRUCCIÓN. - una voz robótica sonó por el altavoz.
El grupo salió de la sala de Pilotaje y corriendo atravesó los Pasillos. Dentro de ellos se encontraban Mandalorianos que también intentaban escapar y que al ver al grupo de los Soldados Republicanos y Jedi les atacaban.
- TRES MINUTOS PARA AUTODESTRUCCIÓN.
- ¡No llegaremos Khaethan! - gritó Parlek.
Siguieron atravesando salas llenas de muertos o maquinas echando chispas y finalmente llegaron al hangar.
- UN MINUTO PARA AUTODESTRUCCIÓN.
El inconveniente fue que se encontraban en la otra punta de la sala y sus naves estaba a 500 metros de longitud. No lo conseguirían.
- ¡Agarraros a mi todos! - ordenó Khaethan.
Todos se aferraron a sus brazos.
- ¿Qué vas a hacer? - inquirió Jecz
- Utilizar la Fuerza para correr más. He estado practicando este poder, espero que funcione, sino nos moriremos todos. - se concentró, cerró los ojos y dejó que la Fuerza fluyerá sobre sus piernas, cargandolas de energía. En ese momento el Arkaniano empezó a correr como nunca lo había hecho, recorriendo el tramo en más de medio minuto.
- 20 SEGUNDOS PARA AUTODESTRUCCIÓN. - anunció la grabadora
- ¡Subid a los Cazas ya! - ordenó Parlek
Todos se montaron en sus respectivas naves pero justo cuando el Capitán Republicano iba a subir un Blaster rojo le alcanzó la pierna.
- ¡Ahhh! - exclamó con dolor el Capitán.
Uno de los Soldados desmontó de su nave y se lo puso a su espalda. Le subió en la nave y después bajó corriendo a montarse en la suya.
- 10 SEGUNDOS PARA AUTODESTRUCCIÓN. 10...9...8...
- ¡Vamos, despegad ya, esto va a explotar!
Todos conectaron los propulsores de despegue.
- 7......6.......5.......4.....
Los Cazas se elevaron en la gravedad artificial y se prepararon para salir inmediatamente.
- 3.....2......1.....0. AUTODESTRUCCIÓN INMINENTE.
Una explosión retumbó en el hangar por destrás del grupo e hizo que estos se dieran la vuelta para contemplar una nube de humo, gas y fuego que se expandía por toda la sala. Más explosiones la acompañaron a todos los lados del hangar.
- ¡Vámonos echando ostias! - exclamó fuera de si Parlek.
Pero era tarde, la nube de ceniza, humo y gas alcanzó sus naves justo cuando despegaban.
- ¡No veo nada! - dijo Jecz.
En el exterior del Crucero, la refriega empezaba a ceder en el lado de los Jedi y Republicanos puesto que el mensajero que se había enviado a Ossus llegó y nada más alcanzar el planeta informó de lo que estaba ocurriendo. Miles de Jedi en sus cazas despegaron de la superficie del planeta y llegaron a la batalla espacial justo cuando la victoria aliada y era algo no creible.
Las naves Republicanas y Jedi restantes pararon la velocidad y observaron como el Crucero de Guerra Mandaloriano empezaba a temblar y el metal que lo recubría explotaba. Decenas de Mando’Ades se tiraban al vacío buscando una muerte rápida y sin dolor. Una nuve de humo negro absorbió el Crucero, y justo cuando todo el mundo creía que el expectáculo había terminado, 8 Cazas aliados salieron de entre el fuego y la ceniza. Eran los tres Jedi y los cinco Soldados Republicanos que habían atacado el Crucero.
- Aqui Bravo 1, Capitán del Escuadrón Bravo, autentifíquese.
- Aqui Alpha 1, soy el Capitán del Escuadrón Alpha. Somos cinco Soldados y tres Jedi.
- Bienvenidos de nuevo. - respondió Bravo 1.
CONTINUARÁ
Khaethan Sake- Mensajes : 3055
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 27
Localización : Tumbao en el sofá
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
buenisimo el roleo Khaetan
Ace.- Mensajes : 178
Fecha de inscripción : 01/04/2012
Edad : 28
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Genial roleo Khaethan, me ha encantado.
Saix- Mensajes : 3966
Fecha de inscripción : 25/08/2011
Edad : 27
Localización : Undefined
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Buenas.
Hay tantas palabras para definir los múltiples roleos que la gente publica al día en el foro, pero este roleo creo que no la tiene. Es mágica, ideal, bonita, extraña, no sé Khaethan, pero desde luego si que es perfecta.
Espero que continúes haciendo roleos, porque a mi y a otros muchos lectores nos tienes ansiosos y viciados a tu roleo.
Un saludo.
Hay tantas palabras para definir los múltiples roleos que la gente publica al día en el foro, pero este roleo creo que no la tiene. Es mágica, ideal, bonita, extraña, no sé Khaethan, pero desde luego si que es perfecta.
Espero que continúes haciendo roleos, porque a mi y a otros muchos lectores nos tienes ansiosos y viciados a tu roleo.
Un saludo.
Rakdos- Mensajes : 1056
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 31
Re: [Roleo de Tython] Habbo Wars; La Herida en la Fuerza
Me encantó Khaethan, sigue haciendo.
Khosham- Mensajes : 695
Fecha de inscripción : 07/01/2012
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