[Roleo de Achillea] La magnitud de La Luz

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La sombra se cernía sobre el planeta de los Yuuzhan Vong, a las sombras de las magestuosas naves Rakata, los fundadores del imperio infinito, desde las alturas destruían todo rastro de la civilización Yuuzhan Vong, mientras se batían en guerra en las alturas con otras naves pertenecientes a la República y a los mandalorianos. En tierra, otros tantos mandalorianos, soldados republicanos, bestias rakghouls de todo tipo y Yuuzhan Vong, se batían en lo que parecía un eterno duelo a muerte. Todos contra todos, no hay aliados, todos son enemigos... solo se podía confiar en los de tu propia estirpe.

En lo más profundo del templo Yuuzhan Vong...

- ¡Maestro Kae Riin Lah! Unas bestias enormes están destruyendo todo el templo, además de los constantes bombardeos de las naves de esas extrañas criaturas que usan tecnología sin parar... nuestros hogares están siendo destruidos, ¡qué hacemos! -Gritó desesperado un Yuuzhan Vong que por su apariencia no parecía ser demasiado mayor de edad, más bien un adolescente bien maduro.

- Esas bestias son Rakghouls y las naves de gran tecnología son Rakatas... pero, ¿Qué hay de las maquinarias Yuuzhan Vong?? No todo está perdido... -comenzó a decir el Maestro moldeador Kae Riin Lah.

- Todo ha sido destruido, toda maquinaria biotecnológica de nuestra raza ha sido destruida, ¡nuestros únicos aliados son los anfibastones y los Tsaisis! -Gritó un enfurecido Kaasbel.

- Sea pues, lo haremos a la antigua usanza. Compañeros, veinticinco de los mejores guerreros se acuartelarán en el Hangar junto al Sumo Señor, no permitiremos que le suceda nada, o el mismo Imperio aprovechará tal situación. -Anunció Rae Riin Lah.

Justo en ese instante, una nueva majestuosa y gran figura hizo acto de presencia.

- Rae Riin Lah, comprendo tu lealtad y más aun tus motivaciones para anunciar algo de tal magnitud, pero no será así, el Sumo Señor combatirá junto a sus congéneres. He pasado muchos años junto a los míos. Imperios siths intentando destruirnos, todo tipo de academias jedis enfrentandose a nosotros, y hemos tenido nuestros altibajos, pero en esta ocasión, el Imperio Yuuzhan Vong ha logrado extenderse por todo un sector galáctico, y nuestro poder es mayor del que nuestros enemigos esperan, ¡y por ello, nos alzaremos victoriosos una vez más! -Profirió un alentador grito de guerra el Sumo Señor de los Yuuzhan Vong, Netter Jamaame.

- Comprendo mi señor -Dijo el moldeador Rae Riin, inclinándose ante su señor, acto que todos los suyos imitaron-. Así pues- Continuó tras ponerse en pie- todos iremos a la guerra, y ¡defenderemos la Fortaleza Izai como si nos fuera la vida en ello!

Un clamor caluroso recorrió todas las filas Yuuzhan Vong, los cuales, conocedores del peligro que aguardaba para toda su civilización ahí fuera, tomaron las riendas, saliendo a la superficie de Izai, con el fin de exterminar a aquellas monstruosas criaturas que destruyen su planeta con esa tecnología contaminante.

No muy lejos de allí, miles de naves sitiaban el planeta Izai desde el espacio, contemplando a través de cámaras hipersensibles la destrucción que se batía sobre la superficie.

- Señor, ¿deberíamos intervenir en esta disputa? -Anunció un soldado raso al mando de una de las naves.

- Esperaremos órdenes del Señor Oscuro de los Siths sobre intervenir o no... -Comenzó a decir el Almirante Leyten Caelum-. Esperen, ¿qué diablos es eso...? -Dijo entornando los ojos a través del cristal blindado de su nave, antes de sobresaltarse-. ¡Apartaos de las ventanas, corred hacia los caza Tie! -Gritó con desesperación, y en tan solo unos segundos (una auténtica proeza velocística) alcanzó a entrar en su pequeña nave, justo cuando una nave sin rumbo destruida de los mandalorianos se estrelló contra la que era tripulada por Leyten Caelum.

Justo a tiempo, el Caza Tie logró salir de la nave antes de que ésta explotase a causa de la magnitud de la gran explosión causada por el choque. El Almirante agarró el transmisor de su Caza, intentando mantenerse en contacto con sus compañeros.

- Estrella, aquí Leyten Caelum, repito, aquí el almirante Leyten Caelum, respondan -Anunció repetidas veces a su radio.

- Sí, aquí nave nodriza, te recibimos Almirante, ¿qué ha ocurrido? -Se eschaba una distorsionada voz en el transmisor.

- Una colisón ha causado la destrucción de mi nave, ordeno que bajemos a combatir ahí abajo antes de que recibamos más daños colaterales, no quiero ni una baja más de este tipo entre mis tropas, ¿me han entendido? -Dijo con rabia Leyten.

- De acuerdo, se lo comunicaré inmediatamente a Darth Crawell, corto.

Tras unos largos minutos de espera, la radio del Almirante volvió a parpadear.

- Señor, el sith nos ha mandado intervenir en la guerra, sembrando toda destrucción posible. Únicamente ha anunciado no atacar a los Rakata... no sé qué trama, algo me dice que con el gran poder de persuasión que posee, intentará ponerlos del lado del imperio sith. Además, ya tenemos la ayuda de los mandalorianos, del lado del imperio. -Dijo con voz trémula el transmisor.

- Sea pues, ¡el imperio arrasará toda vida existente en Izai! -Gritó en su transmisor a todos los soldados Imperiales que se hallaban en la batalla. Tras esto, miles de naves descendieron al planeta, produciendo una oscuridad casi total por el eclipse del sol a través del posicionamiento de las naves.

En otro lugar, aun sostenido en el aire, el Mandalore Krayben y su gran compañero Vrael, debatían sobre el transcurso de la batalla.

- Vrael, nuestros guerreros son fieros, pero recibimos demasiadas bajas, sobretodo con esas bestialidades... Rakghouls, son aun peores que las bestias de Onderon o de Dxun. No serían problema para nuestros guerreros, pero la cuestión es que también combatimos contra rebeldes y clones republicanos, sumados a los fieros Yuuzhan Vong, que luchan por su planeta como si les fuese la vida en ello, ¿qué haremos...? -Terminó por preguntar el Mandalore, justo cuando sonó el transmisor. Tras cogerlo, sonó una familiar voz.

- Mandalore, aquí el Almirante Leyten Caelum. El imperio ha llegado y su incursión en el planeta se realizará en breves, lamentamos la espera, pero ahora uniremos fuerza para acallar toda lucha disputada en el planeta, cambio y corto.

- Bien, bien... esto me gusta más... -En ese momento, el mandalore agarró con firmeza el transmisor, y gritó a través del mismo a sus guerreros:- ¡SEÑORES, HOY DESTRUIREMOS A NUESTROS HEREJES AMIGOS LOS YUUZHAN VONG, LUCHAD CON VALENTÍA Y CLAMOR! ¡MANDALORE KOTA!


Aun unos kilómetos, a ras del suelo, una pequeña tienda de colores azulados adornados con símbolos de la República se había construido en unos minutos. En su interior, los líderes representantes de la República en esta guerra, debatían calurosamente.

- ¡A ver jacobo, cállate de una vez! -Gritó el Diplomático General Chivu-. Lo que estoy tratando de explicar, es que ahora mismo al haber unido nuestros ejércitos, la República es la que tiene mayor control sobre Izai, pero... -fue interrumpido.

- Chivu, Jacobo, Ilumide, nos llegan desastrosas noticias... el imperio ha llegado -Sentenció el Canciller Khaethan Sake.

- ¡No pasa nada! Saldremos ahí fuera y demostraremos de lo que somos capaces los clones y rebeldes juntos, arrasaremos con todo, plantaremos las banderas republicanas en el mismísimo asiento del Sumo Señor Yuuzhan Vong. -Dijo con valentía el General Jacobo.

- Tranquilízate, Jacobo, hace varias horas, entré en contacto con la Orden Jedi. Aparte de Vanille y de Coen Viciouss, dicen que en unas horas llegarán más refuerzos de Achillea, Kashyyyk, J.K, Jedi Élite y de Ossus. Así que es solo cuestión de esperar.

- Pero, si llegan los jedis, harán acto de presencia los siths -Dijo Jacobo.

- Vaya, por una vez escucho algo con lógica, una proeza viniendo de ti, General Jacobo -Bromeó Chivu, pero ante el cabreo de Jacobo, decidió continuar quitando importancia a lo anteriormente nombrado, pero le interrumpió Khaethan:

- Bueno, pues si los Siths hacen acto de presencia... El caos será mayor, y aprovecharemos ese punto para batirnos sobre los Siths, ¿por qué? Los Yuuzhan Vog guardan resentimiento hacia el Imperio, intentarán destruirlos, al igual que los Rakghouls, manejados por Xakan, el cual siempre ha sido un eterno enemigo de la Orden Sith, por lo que atacarán al Imperio. Por último, algo me dice que Ygziir también participará en esta sangría... quién sabe. -Terminó entre risas el Canciller del Ejército, Khaethan.

Ya en el mismísimo campo de batalla, Kae Riin Lah rebanaba las extremidades a todo tipo de criaturas inmundas llamadas Rakghouls. Todo ser que moría a manos de los Rakghouls, resucitaba en forma de la misma bestia, en resumidas cuentas; si un Rakghoul lograba arañar a cualquier otra persona, ésta pasaría a ser otro Rakghoul. Solo este hecho, ya las convertía en feroces criaturas.

Pero el maestro Moldeador luchaba sin recibir ni un solo rasguño, tan solo uno, pero fue rápidamente cicatrizado por él mismo, pero justo entonces una bestia de dimensiones colosales se alzó contra él amenazante.

- Se acabó... no puedo hacer otra cosa. -Dijo con una apenada voz-. Compañeros, esta será mi última batalla, con la cual se me recordará con grandeza. Señores, un placer haber sido vuestros compañeros, ¡¡Zhaeton Zhae IZAI!! -Gritó a todas las desconcertadas filas Yuuzhan Vong.

Cuando el Sumo Sacerdote entendió estas palabras, gritó al Moldeador con el fin de impedir que hiciese tal barbaridad. Pero todo fue el vano, Kae Riin Lah estaba decidido en dar la vida por los suyos, y así lo haría sin contemplaciones.

Cerró los ojos, ignorando la muerte y destrucción que se sembraba a su alrededor. Solamente sentía las palpitaciones en sus resentidas sienes, y respirando hondo, logró tranquilizarse. Todo estaba en calma, y concentró todas las fuerzas y energías que le fueron posibles. Tras unos minutos, alzó su mano en el aire, haciendo vislumbrar su anillo del Tótem, el cual comenzó a brillar con luz propia. Kae Riin Lah Comenzó a consumirse lentamente por el rápido gasto de energía. El Sumo Sacerdote le avisó de que jamás hiciese tal barbaridad, o moriría en el acto.

- Esta será mi último acto de batalla... daré la vida por vosotros, hermanos míos...

Justo entonces, se desplomó al suelo. Al darse cuenta de ésto, Feln Gres abandonó su batalla con Vanille y Coen, invocando a un golem de piedra que se encargaría temporalmente de ellos, y fue corriendo para rematar a al maestro moldeador Yuuzhan Vong que acababa de caer, cuando de repente, un destello estalló desde el anillo de Kae Riin Lah, y una bestia que recordaban exstinta todos los presentes, apareció frente a Feln, profiriendo un rugido que resonó por todo el planeta...

Un leviatan había sido despertado del lado de los Yuuzhan Vong, y le había valido la vida al valeroso maestro moldeador Yuuzhan Vong, el cual parecía aún vivir a través de esa bestia de una magnitud de casi cien metros. Comenzó a destrozar a todos los seres, imperiales, rebeldes, clones, Rakgouls, mandalorianos... nada lograba penetrar su robusta piel, incluso destruía numerosas naves con sus rápidas bocanadas producidas por la magnitud de su cavidad bucal.

La victoria parecía estar asegurada para los Yuuzhan Vong, y todo fue gracias a una valerosa pérdida cuyo nombre jamás sería olvidado... Rae Riin Lah.


[Más lejos]

Cuando un gran rugido resonó por todo Izai, Sobek alzó la mirada frente a Xakan.

- Con certeza concluyo que mi esencia consiste en esto solamente; Que soy una cosa pensante... y aun cuando quizás... tengo un cuerpo con el que estoy unido íntimamente, tiene, por un lado, una idea clara y distinta de mí mismo como cosa pensante y, por otro lado, una idea distinta de mi cuerpo como una cosa no pensante; por lo tanto, es cierto que soy verdaderamente distinto a mi cuerpo y puedo existir sin éste... -Dijo lentamente el maestro jedi Sobek Gres ante el gran desconcierto de Xakan.

Mientras Xakan abría la boca para contestar a tal extraña afirmación, el cuerpo de Sobek comenzó a emitir un destello de luz que le cegó a él y a todo ser que se halló en cien metros a la redonda. Su cuerpo parecía a punto de estallar por la enorme cantidad de energía que albergaba en ese momento, hasta que, finalmente, toda su esencia física se vio descompuesta, de forma que pareció desaparecer totalmente sin dejar rastro del universo.

*Y ahora, Xakan, es cuando sientes la presencia de un verdadero Dios* Se escuchó una voz que transmitía infinita paz y sabiduría en la mente de todo ser vivo en Izai. *Ahora soy yo al que le toca decir; ¿qué piensas hacer ahora, hermano?* La esencia de Sobek se encontraba en todo y en nada a la vez... su poder ahora era como el universo; prácticamente ilimitado.



CONTINUARÁ.

Kae Riin Lah escribió:Feel My Power...

Spoiler:

En breves colcaré mi despedida de HabboWars, gracias por esto Sobek, fue lo mejor que me pudieron haber regalado. Quisiera si no es mucho pedir que cambiaras Mucha Gloria al Sumo Señor por Zhaeton Zhae IZAI.

Es lo menos que podía hacer. Me alegro de que te halla gustado
En cuanto a tu ida... ya hablaremos sobre eso.
De todos modos, en los siguientes capítulos seguirás apareciendo en cierto modo.