[Roleo de Drongar] Cambio de facción.

-Volviste a fallar, Caelum. De nuevo. Dijo otra vez mi exigente Tutor,  el gran Eresse Shan. Llevaba un tiempo acudiendo a sus ensayos y clases sobre la rama que yo había escogido, Combate. Iba a ser Guardián. Hoy estaba en el salón de simulación, peleando contra una extraña bestia gigante que se abalanzaba fuertemente sobre mí. Yo la intentaba empujar con la fuerza, pero algo fallaba hoy y no podía desplazar al monstruo. Volvimos a intentarlo. El animal se irguió ante mí y yo encendí mi sable láser morado, observando al espantoso bicho. Corrí hacia él y, en un intento de enterrar mi hoja en su costado, mi rival me golpeó con su cola, lanzándome fuertemente hacia atrás. El Maestro Shan apagó la simulación y bajó a la arena.
-¿Qué pasa hoy, Vortress? ¿Acaso te estoy pidiendo mucho? ¿No aguantas esto? Si quieres cambiarte de rama, ahí tienes la puerta. Me dijo con un tono de voz sarcástico.
-No sé qué me ocurre, no logro concentrarme. Dije mirando a mi sable morado, que palpitaba de una manera extraña.
-Bueno, puedes ir a descansar. Cuando te encuentres mejor ven a buscarme, estaré en el salón de meditación. Añadió mientras salía de la estancia a paso ligero. Me quedé un buen rato sentado en el suelo, intentando buscar una explicación a lo que me sucedía. Decidí ir a mis aposentos, quizá esté enfermo, o cansado. Al llegar, me tumbé en la cama y, sin apenas darme cuenta, dormí. Entonces tuve un sueño extraño. Yo estaba en un planeta  conocido para mí, Drongar. El mismo planeta que, cuando yo no era más que un Discípulo Dark Sith, me mandaron a investigar junto con el Savant Inthaar y una tropa de soldados imperiales de la temible Legión Pegassus. En mi sueño estaba a las puertas de un Templo. De pronto escuché el sonido del haz de luz de un sable láser. Encendí el mío y me giré para ver que sucedía. Pude observar a un sujeto con túnicas negras y con un sable rojo que se tiraba sobre mí. Yo en un acto reflejo, puse mi sable entre el suyo y mi cabeza y con la mano que tenía libre lo empujé con la fuerza. Me acerqué lentamente hacia el hombre, que se había quitado la capucha. Entonces pude observar quién era el ente oscuro. Aquel era mi padre, Nysrogh Caelum Jinn que me hablaba con una voz siniestra y penetrante.
-Hijo mío… veo que optaste por el lado luminoso tras mi marcha…. Me dijo con el rostro serio.
-Así es, padre. Hace tiempo que no sé nada de usted… Me cortó
-Calla. Debes venir a Drongar lo antes posible, ahí encontrarás a  tus verdaderos Hermanos.. Dijo su voz, cada vez menos perceptible
-¿Cómo? No entiendo padre,… ¡PADREE! Aquel hombre desapareció.
Me desperté lleno de sudor y corrí a por el sable láser y hacia el hangar. Puse las coordenadas de Drongar y fui hacia allí. Una vez allí, corrí hacia el Templo que había visto en mi sueño. Allí vi al hombre de túnicas y empecé a llamarle “PADRE”. Él se giró y me sonrió. Extendió la mano y.. caí. Cuando me desperté estaba en una habitación oscura. En el espejo que estaba frente a mí, pude observar que mi pelo había cambiado de rubio a rojo y tenía puesta una máscara que me resultaba familiar. Observé al sujeto de túnicas.
-¡TÚ! TÚ NO ERES MI PADRE. Dije angustiado.
-Claro que no lo soy, Vortress. Dijo quitándose la capucha. Era Lord Xakan, aquel que había sido Emperador Dark Sith años atrás. Caminó hacia mí y siguió con su discurso.
-Te ofrezco volver con los Dark Sith, con tus hermanos, para alzar el imperio que antes había sido glorioso. Tu padre así lo desea, Caelum. Piénsalo, de nuevo en el lado oscuro de la fuerza, poder, emociones. ¿Es lo que tú siempre has deseado no es así? El poder. Esto último me sedujo. El ahora Señor Oscuro me tendió la mano y yo la aferré. Ahora sería de nuevo un Dark Sith. Un ángel caído. Como tú quisiste, padre.