– Odan Urr, Fue un miembro de la especie Draetho, y nació antes del 5.000 ABY. La raza draetho estaba constituida por depredadores naturales que fueron desalentados de abandonar su planeta natal por sus dirigentes planetarios. Por lo general el camino del guerrero no era para ellos, y fueron muy estereotipados por ser muy inteligentes y académicos. Odan Urr fue uno de los exiliados, que resultó ser sensible a la Fuerza –
El Maestro Shan estaba emocionado hablándome sobre un gran antiguo Jedi, Odan Urr. Mientras la clase tomaba un ritmo apresurado el joven Voren Ankh ponía atención a todo lo que su Maestro le enseñaba. Voren siempre se interesó por conocer los misteriosos poderes que podía entregarte la Fuerza y mientras escuchaba la clase más se interesaba por aprender de Odan Urr. De pronto el Maestro Shan se quedó en silencio, lo único que se podía oír era la respiración profunda que teníamos en ese momento. – ¿Todo bien? – interrumpí el silencio preocupado por los gestos que se apreciaban al observar el rostro de Shan. – No te preocupes, solo prepárate para un largo viaje joven padawan – Me respondió agitado. En ese momento me levante y al voltearme Shan me hablo entregándome una misión – Busca información sobre el Holocron de Odan Urr, todo lo que puedas obtener, viaja a Coruscant, nos encontraremos después, cuando sea tiempo de encontrar el artefacto. –, solo moví mi cabeza asintiendo las ordenes de mi Maestro.
La emoción de volver a volar una nave me invadía y llenaba de alegría. No tenía miedo, las misiones de investigación eran bastante fáciles para mí, a pesar de ser un padawan tenía conocimientos de donde comenzar a buscar y como encontrar lo que necesitaba. Si bien Coruscant estaba en ruinas, seguramente iba a encontrar todo lo que buscaba. Finalmente llegue al Hangar principal del planeta Ebran y teniendo todo lo necesario para marcharme, me subí en la nave. Encendiendo sus motores y preparándome para el despegue, observe a a mi lado La nave de mi Maestro despegando unos segundos antes que yo. No pude comunicarme con él, tenía apagado el receptor, pero debía confiar en que nos encontraríamos después de mi investigación. El viaje era un poco largo, quizás iba a tardar un poco, pero mientras debía meditar en todo lo que había aprendido como padawan para ponerlo en práctica a la hora de entrar en la atmosfera de Coruscant.
Al fin, después de un largo viaje podía observar el planeta Coruscant. Tal como lo había dicho antes, el planeta estaba en ruinas. Debía ser discreto, por lo que hice descender la nave en un lugar alejado del centro del planeta. Al bajar de la nave, cubrí mi rostro y le di la orden al droide de ocultar la nave, lejos de la atmosfera de Coruscant, y de no contactarlo en dos días, enviar un mensaje al Maestro Shan.
Comencé caminando hasta el centro del a ciudad, la gente me observaba, pero no podía nada más que ropas oscuras y una máscara que protegía todo mi rostro. El planeta estaba en reconstrucción, con la desaparición repentina de los Sith y sus seguidores era más fácil trabajar en el planeta. Mientras iba de camino un anciano llamo mi atención, él estaba tumbado bajo una gran torre de vigilancia, pidiendo ayuda. Es normal que yo quiera ayudarle, pero me parecía extraño que él le pidiera ayuda un extraño. – Anciano, ¿en qué puedo servirle?, él ni siquiera podía hablar. Me acerque lentamente a él, y lo cargue en mis brazos hasta un pozo donde el pudiera beber algo de agua. – Gra… gracias señor, esto era lo que necesitaba – dijo con voz desgastada el anciano, cuando termino de beber se puso en pie, lo que me sorprendió. – Acompáñame, ya está oscureciendo, y seguramente vendrán lluvias –, el anciano comenzó a caminar, de una forma extraña y lenta, yo le seguí con cautela, observando todo a mi alrededor, desconfiando completamente de él. Al llegar a su hogar, desconfié aún más de él, me preguntaba porque estaba pidiendo ayuda, teniendo un hogar, pudiendo caminar… ¿Quién será?, me pregunte. – puedes pasar, es en pago por tu ayuda, estaba muy sediento, llevaba días sin poder acercarme a la fuente, o pozo de agua, como quieras llamarle. –. Entre muy cauteloso en su hogar, humilde y abrigador. Me quede de píe aunque el me invito a sentarme. – Muy abrigador su hogar, – le dije para romper la tensión que se estaba creando al mantenerme callado. No podía permitir que él viera mi rostro, menos que supiera que era un Jedi. – Cuénteme joven ¿viajo desde muy lejos?, – debo mentirle a este anciano, sin levantar sospechas… – en realidad, desde pequeño llegue a este planeta, gracias a que mi hermano iba a ser operado en un hospital de aquí –. – Que triste historia, pero espero que la operación de su hermano resultara bien –.
Seguimos hablando hasta que la noche nos abrazó, él se despidió y subió al segundo piso, donde estaba su cuarto. Yo no pude dormir en toda la noche, tenía que averiguar quién era este anciano, así que registre su hogar mientras el dormía.