Sol ecuánime

No estoy seguro de que manera llegué aquí... ni cuando llegué. Recuerdo aún como el vacío de mi alma se expandía hasta llenar mi ser; como borraba los recuerdos que mi vida guardaba y que me hacían sentir algo alguna vez.
He de olvidar también como empecé, como sentí aquella vez como el vacío de mi alma empezaba a destruir, poco a poco, quien era yo. Y puede que el destino haya elegido ser así, pero nunca pensé que la vida me trataría así.
Desde lo más profundo de mi mente, poco a poco, los recuerdos empiezan a llegar... y siento como si fuese una tertulia que quiere entrar desenfrenadamente hacia su salvación en un apocalipsis... Así es como los recuerdos llegan a mi mente, sin que yo los controle... sin que yo los domine.

Hoy, mirando el horizonte mortificante y encapotado, me veo solo en un atrio que no tiene final. Recordando de golpe como es que la vida me trató, como es que me invadió todo este mal. Pero sé yo que el universo es grande... Tan grande como la imaginación de un infante, como las esperanzas de un aprendiz que desea ser alguna vez un maestro; Este universo que no tiene fin, tiene sin fin de posibilidades que dar para que nosotros, los aventureros, podamos recibir.
Y dando unos pasos al suelo agreste de este lugar, miro al cielo y veo un sol que no brilla como debería... Como yo recuerdo, como yo estimaría. Quizás la noche haya guardado alguna historia que no se debe contar; Quizás lo que conocemos es mentira y por eso el sol no brilla; Quizás su energía esta siendo absorbida por alguna mentira que resulto siendo verdad o quizás la vida no quiere que viva, pero no logra hacer su cometido porque es más fuerte que esta.

Yo bien sé que la luz es una máscara que nos aleja de lo que más queremos, yo bien lo sé. Pero no podemos vivir sin ella. Todos sabemos que es un objetivo que anhelamos, porque nos trae tranquilidad y paz... pero en el lapso de la búsqueda nos atormenta la imposibilidad de conseguirla, y eso es lo que sucede. Solo los más fuertes pasan a vivir con la luz, y los más débiles se quedan confundidos con el concepto de esta. Pero, ¿Realmente ellos son los que ganan la fuerza? El odio es una fuerza también, puede que más poderosa que la luz. Y que juntas convergen en nuestras vidas para ganar fuerza, pero no una fuerza positiva, tampoco negativa. Una fuerza incambiable, invariable que la vida nos trae.

Y podríamos decir que lo que alguna vez fue carmesí, con el tiempo empiece a hacerse más encarnado. Y en ese proceso en el que vas viendo cada vez más la verdad, te quedes en algo que no sea tan claro y tan brillante, porque bien sabes tu que lo que has visto es cierto y que la vida no podrá cambiar. Así es como me siento yo, en un punto donde no me puedo mover, donde la experiencia fue el camino que me conllevo a la perdición, y que ahora no deseo repetir.

tu forma de narrar me gusta mucho >:v

Me alegra volver a ver historias por la sección. Muy buena narración, espero volver a ver más y estoy seguro de que lo harás.

Un saludo y bienvenido de vuelta al rol.