[Cambio de faccion] Knight Mando'ade

La lluvia caía en el planeta Basilisk dejando la superficie empapada, el fino traqueteo de las gotas al caer en el casco mandaloriano de Asag le hacía distraerse un poco para liberar los nervios acumulados momentos antes de un enfrentamiento. Se detuvo un momento para mirar al suelo y sonrió debajo de su coraza de beskad, estaba rodeando a una pequeña flor con sus piernas sin haberse dado cuenta.

Justo delante de él, una avanzadilla de los Dark Sith, enemigos de las tropas del Mandalore Zaojeth Fett, emergía por el camino de tierra donde se encontraba Asag. Eran tres guerreros, y, por lo que pudo analizar Asag al ver que no poseían ni cicatrices ni heridas, eran poco expertos en el combate. Uno de estos se precipitó y fue corriendo sable en mano en dirección al mando’ade. Este sacó sus dos bláster rápidamente, y apunto al cielo momentos antes de disparar.

De los flancos del camino emergieron cinco y cinco soldados por los respectivos lados, rodeando completamente a los tres sensibles a la fuerza. El que estaba corriendo no se detuvo y siguió en dirección a Asag, pero este elevó su arma y efectuó un disparo que impactó entre los dos ojos del susodicho Dark sith. Uno de los dos que se habían quedado atrás se tiró de rodillas al suelo con las manos elevadas, viendo como su otro compañero con vida intentaba huir, aunque sin suerte, ya que por detrás aparecieron otros cinco soldados de Zaojeth que acabaron rápidamente con su vida.

-Bien, intentó huir hacia el este –Dijo Asag Skhul a sus compañeros- quiero que vayáis en esa dirección y encontréis su campamento, tenemos que librar nuestro amado planeta de esos sucios Dark sith. Mientras tanto yo me encargaré de llevar a esa lagartija a la base.

Sonó un “entendido” al unísono y los compañeros mando’ade se fueron en buscar el campamento enemigo. Asag se agachó y esposó al apresado momentos antes de ponerlo de pie, guardó el sable láser de este en su propio cinturón y comenzaron a caminar.

-Sabes... esos no eran compañeros mios, nunca los tomé como tal. Si quieres podemos ser compañeros tu y yo
-Ni lo sueñes rata –Dijo Asag tajante- No escaparás de el futuro que depara
-Y no quiero escapar… lo voy a destruir

Rápidamente el Dark Sith dio un salto en el aire y cayó a la espalda del joven mandaloriano. Aunque aún estaba esposado de manos era una gran amenaza, ya que los sensibles a la fuerza se caracterizaban por ser gente astuta y buenos estrategas. Se llevó la mano al cinturón de la armadura, pero se sorprendió al ver que su blaster ya no estaba ahí.
-¿Buscas esto? –Dijo el sith mientras que en una de sus esposadas manos relucía el arma del mandaloriano- Si la quieres tendrás que venir a buscarla.

Al verse desarmado, pensó en una rápida solución al ver que el seguidor del bogan había disparado el arma contra las esposas y ahora estaba en libertad. Pensó raudo y tomó el sable láser que colgaba de su cinturón. “Ahora estamos en las mismas condiciones” pensó. Sin saber cómo, prendió el arma y la empuñó contra el antiguo dueño de esta. Un disparo rozó su hombro, el combate había comenzado.

El mandaloriano se movía rápido a pesar de llevar su beskargam, tal y como le habían adiestrado para usar la vibroespada, usaba esos conocimientos pero con el sable láser, que era la primera vez que tenía uno entre sus manos. Siguió esquivando disparos bajo la atenta mirada del Dark Sith, que tan sólo disparaba ciegamente a la espera de que su oponente estuviera cansado y ahí poder rematarlo. El sensible paró de disparar y elevó su brazo en dirección a Asag cerrando los ojos. Una roca salió volando en su dirección, pero, gracias a un ágil movimiento, pudo rodar por el suelo y esquivarla. “Es más que un simple aprendiz” pensó. Volvió a hacer el mismo movimiento, pero esta vez la roca pasó más cerca de Asag, y por un momento vio como iba a pasar por encima de la flor que en un principio le había hecho distraerse de dicho combate. La roca se movió sola en otra dirección.

El sensible no sabía cómo había pasado, con los ojos como platos observó que el mandaloriano había imitado sus movimientos y desplazó la roca de sitio.

-Así que eras sensible a la fuerza y no lo habías dicho –Gritó- Parece que esto se pone interesante.

Asag no sabía lo que había hecho, no podía parar de mirar la flor intacta en el suelo. Para él esa flor era un símbolo, todo lo que tenía que proteger, su familia, su clan, su mandalore, su pueblo. Elevó la mirada y vio como su contrincante seguía perplejo. Aprovechó el momento y se colocó de un salto por delante de la flor, y rebanó el cuello del enemigo de un tajo certero. Vio el cuerpo caer y se puso de rodillas delante de la flor.

-Bravo Asag –Sonó de entre las sombras- No esperaba menos de ti

De entre los árboles salió la figura de Galen Katarn, un antiguo jedi que servía las ordenes de Zaojeth Fett. Se puso delante de Asag y le tendió su mano para que se levantara. Este la tomó y se limpió el polvo de la armadura. Apagó el sable y se lo fue a entregar a Galen.

-No, ese sable ahora te pertenece. Lo has hecho muy bien Asag, serás un gran Caballero Mandaloriano cuando te entrene.
-No entiendo lo que ocurre señor. Nunca había sabido que yo tenía este dominio… es la primera vez que me pasa
-Has tenido la necesidad de usar la fuerza para proteger algo que amas, y eso ha hecho que una parte de ti se despierte, a partir de ahora te enseñaré a cómo manejar esa parte para que puedas proteger a tu pueblo.