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[Novela] Aprendices de la muerte

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Mensaje por Er-Keko Sáb Mayo 11, 2013 12:45 am

"Aprendices de la Muerte"


Esta post narra la historia de un médico recién licenciado en la Universidad de Medicina de Coruscant, llamado Syre Lehninger, y su intervención en la lucha contra el Imperio Galáctico y las fuerzas del Lado Oscuro de la Fuerza. En ella, aparecen personajes secundarios existentes en HabboWars (como yo, maguitocrack o krecius fett), personajes que no existieron ni en Star Wars ni en Hw (inventados totalmente por mi, como Murray, Guyton o Margulis: todos ellos científicos relacionados con el mundo de la biología) o personajes que si existieron en Star Wars. La historia en sí no entra en de lleno a lo que es esta lucha hasta el III capítulo. Mientras tanto, habrá información sacada de Star Wars (como métodos quirúrgicos de intervención, medicamentos, fármacos, enfermedades, razas, culturas) e información inventada (como la relación existente en una mutación genética en el árbol baffor que es capaz de provocar el síndrome de quannot: tanto como el árbol como el síndrome existen en Star Wars, pero no su relación).

No es una historia normal de estas típicas en el que "hay un héroe que va a matar a tal villano" (aquí habría un anti-héroe, una persona que no tiene poderes ni mucho menos, no es inmortal y, encima, acaba perdiendo), ni siquiera he seguido los estereotipos que se siguen acá y, por último, he intentado que se parezca a los relatos escritos ya existentes de "Medstar I y medstar II; Médicos de Guerra y Sanador Jedi". Si alguien los leyó me gustaría que me dijera si más o menos ve bien la historieta esta.

Es mi primer relato escrito, así que sorry si no se entiende mucho (ando practicando para crear otros escritos más generales en otro rol).


Prólogo


Yo era un alumno normal, del montón, como se suele decir. Sólo destacaba en una asignatura en especial, "bioquímica"; Me encantaba estudiar cuál era la composición química de los seres vivos de la galaxia, estudiar los procesos de transformación y biosíntesis que tenían lugar en ellos y todas esas cosas. No es que fuese un mal alumno, ahora que lo pienso. Ganas, al menos, le ponía al asunto (la verdad, para qué mentirnos). Aunque, más tarde, me di cuenta de que, en medicina, no bastaba con ponerle "simplemente ganas", pues había que sacrificar la vida de uno mismo para poder ejercer la profesión; y es por eso por lo que escribo este diario... Yo entregué mi vida por la medicina y ahora, por culpa de un accidente que no habíamos previsto en la sala de operaciones de ese maldito planeta, me veo solo y moribundo, esperando a que acaben las últimas horas de este mi último día. Mañana, a las 16:00 de la tarde vendrá mi "médico" que, a fin de cuentas, será mi verdugo (extraña antítesis: va a venir un médico a matarme...). Me administrará una dosis de latheniol, un fármaco que me causará la muerte de manera rápida y eficaz (me inducirá el coma en menos de un minuto, me paralizará los músculos menores y, posteriormente, moriré). No creáis que estáis leyendo el holodiario de una víctima de asesinato, pues he sido yo quién ha pedido mi propia eutanasia. Soy un humano de 55 años que por culpa de, como ya he dicho antes, un accidente ha quedado casi paralítico, como si fuera una cuadriplejia pero más generalizada. No estaba a favor de la eutanasia pero ahora comprendo lo que se siente cuando tu vida más que vida es un calvario; ahora comprendo lo que se siente cuando no le importas a nadie en el mundo que al maldito cretino de la seguridad social que te cobra hasta el último dactario como si mi vida fuera a importarle... Y cada vez pesan más y más las paredes de esta maldita habitación; soy un muerto en vida más que un vivo casi muerto...

[Novela] Aprendices de la muerte Soloactp


Tantos años de servicio a la República Galáctica, tantos años de sacrificio, tantas vidas salvadas... ¿para qué, si ahora soy incapaz de mantener la mía a salvo?. He pasado todo el tiempo de mi vida, desde hace 33 años, en pasillos de hospitales, en aeroambulancias, en fragatas médicas de salvamento; he querido recuperar de la muerte centenares de vidas pero no sin darme cuenta que la única vida que verdaderamente valía y que estaba perdiendo era la mía; y efectivamente, la he perdido. Ya lo he dicho... Estoy solo. Sin nadie. Sin amigos ni familiares. Escribo estas holomemorias para no caer en el olvido, para creer que mi vida no ha sido una broma de mal gusto... No sé, al cien por cien, si eso a lo que los Jedi llaman "la Fuerza" tiene un destino para cada uno de nosotros, sólo espero que este tormento acabe pronto y que, si me espera algo nuevo, que sea algo mejor que esto. Aquí va mi historia; aquí va la vida que no he vivido:


Capítulo I: Las apariencias engañan


[Novela] Aprendices de la muerte Coruscantk


En el fondo de la oscura y amplia sala había un holoreloj, el cual estaba un poco viejo, marcando las 09:14 a.m:

- Alumnos, por favor. Venid aquí y quitad esa cara de asco que tenéis... Estáis cursando primero de medicina, ¿qué esperabais, que todo en medicina sería "tómese esta pastillita de vitacap y tome reposo?". Este corazón de Zabrak os está esperando y a no ser que queráis suspender el examen de anatomía y organografía xenológicas ya podéis mover vuestras patitas y meted vuestras infectadas manos dentro del campo antiséptico. - Exclamó el profesor Norman Gray con una cara muy expresiva de desgana pero a la vez de enojo, como si estuviera pensando "lo que voy a tener que aguantar en este semestre..."

La clases impartidas de la asignatura de anatomía y organografía xenológicas, por lo visto, no eran las que más gustaban o destacaban entre los alumnos de la Universidad de Medicina de Coruscant, pero bueno. Había que cursarla obligatoriamente aunque... ¿por qué despedazar un pobre corazón de Zabrak?; además, ni siquiera el lugar en donde se impartía la asignatura era particularmente "bonito" o "agradable". El aula era una sala fría y vacía con muchas camillas metálicas suspendidas en el aire mediante unos propulsores. Cuando entrabas ahí ya te entraba ese "hormigueo" por el estómago (¿Cómo tendrá que ser ese hormigueo en el estómago de un hutt...?), te entraba esa sensación de querer huir de algo o de alguien que aparentemente estaba ausente, era como si hubieras entrado en un campo de refugiados de la Gran Guerra Civil Jedi. Todos tus sentimientos de alegría y esperanza desaparecían nada más llegar a la puerta. Todo era muy raro, como si hubiera un electroimán que absorbiera todas tus emociones, despojándote de todo tipo de sentimientos y dejando, en el lugar, un cuerpo vivo pero inerte; Y sí, ahí estaba yo: Syre Lehninger, más conocido como Lehninger a secas.

A mi, personalmente, no me causaba ningún tipo de "repulsión" o "rechazo" ver descuartizado, en este caso, un Zabrak. Así que yo estaba alrededor de esa mesa-camilla metálica junto con el profesor, el Doctor Norman Gray, mientras que mis compañeros, un poco distantes, susurraban con cara de asco y desaprobación cualquier gesto o cosa que dijera el profesor.

- ¡Qué asco, por qué haces eso?. ¿No tienes por ahí ningún holograma que nos muestre el interior del cuerpo del Zabrak, como lo hacía el antiguo profesor?. Repudió una alumna , un poco tonta y de la aristocracia.

- ¿Eres tonta o te ha caído encima un Bantha? - Contestó Gray. - No sé qué tonterías os habrá enseñado vuestro antiguo profesor de anatomía o cómo lo habrá hecho; pero conmigo, las cosas van a cambiar. Y piensa, querida alumna, cuando tengas que operar a un "Zabrak", ¿qué harás? "Sana, sanita, culito de rana. Si no cura hoy curará mañana"... - Maldita HoloNet, ha vuelto más tontos a estos alumnos... - Dijo para sí mismo Gray, como si estuviera criticando y lamentándose a la vez por la mala suerte de sus alumnos "por ser tontos". Así pues, el profesor siguió dando la clase:


Norman era nuevo allí y era el primer día que lo veíamos en Coruscant. Esa actitud tan "agresiva" que había tenido con sus alumnos podría haber sido su carta de presentación ante nosotros: "un profesor arrogante que se las da de guay y duro con sus alumnos como si hubiera conseguido algo importante en la vida"; sin embargo, la cosa no era así. Por lo visto, Gray, junto con otros compañeros más de la profesión, como por ejemplo, Guyton o Murray, eran los médicos de por aquel entonces más importantes que existían la República. Norman pasó a la historia de la medicina galáctica por escribir uno de los mejores atlas de anatomía xenológica, en el cual se recogía la información anatómica completa de más de 100 especies alienígenas de la galaxia; Guyton se popularizó por su tratado de fisiología clínica xenológica y Murray por su manual de microbiología de más de 50 sistemas distintos. Yo sabía, perfectamente, que si quería llegar a ser alguien importante en el mundo de la medicina tenía que, al menos, entrar en el círculo amistoso que tenían los mejores (no sé por qué pero, además de ser los mejores, Gray, Murray y Guyton eran, entre sí, "mejores amigos". ¿Los mejores sólo se juntan con los mejores?). Así que, sumándole a eso de que no me daba "asco" ni nada por el estilo ver las entrañas de un cuerpo, eso de mi buena conducta frente a la asignatura y mi actitud "servicial", no se me hizo difícil ni tardé mucho en convertirme en uno de los alumnos preferidos de Gray:

Era yo quien iba al depósito de muestras anatómicas a por los órganos que se iban a diseccionar en clase; era yo, también, quien los volvía a introducir en ese "gas" criogénico para conservarlos hasta la próxima clase; incluso era yo quien activaba los campos antisépticos que se utilizaban en las intervenciones prácticas y quirúrgicas para crear un campo de energía alrededor del cuerpo el cual matase cualquier microorganismo patógeno que atravesara dicho campo. De tal manera que, poco a poco, fui convirtiéndome en su mano derecha en la Universidad de Coruscant. No me extrañaría nada que me hubiera pedido, algún día, hasta que le accionara el botón del lavador sónico para limpiarse las manos. De hecho, él utilizaba mucho este tipo de "artefactos": Apretabas el botón y, debido a las ondas mecánicas del sonido, la suciedad caía hacia el desagüe; después te aplicas un poco de perfume y listo, como nuevo. Cualquier cosa que Norman necesitase me la pedía a mi. Incluso en una edición (creo que era la 23) de su atlas "Anatomía xenológica de Gray" me mencionó a mi como uno de sus colaboradores.

Mucho después de esta clase de anatomía sobre los componentes del sistema circulatorio bibombeado de los zabraks (era bastante curioso saber cómo funcionaban los dos corazones en los Zabraks de manera simultánea y como bombeaban la sangre de manera equitativa), 5 años más tarde (cursando ya sexto de carrera), estábamos yo, mi compañera twi'lek Zaedhan Margulis, Norman Gray y un xenobiólogo cereano llamado cariñosamente por todos nosotros como "Cibipo" (no se llamaba Cibipo, pero los cereanos tienen una característica anatómica y fisiológica muy peculiar: tienen dos cerebros, lo que les permite pensar mucho más rápido y ver, en cada situación, las "dos caras de la moneda" de una manera casi automática. Te podía contestar sí en un momento y a los dos segundos decirte que no, y así todo el rato. Parecía como si tuviera trastornos bipolares, aunque no era así.) conversando sobre unos aspectos neurofisiológicos que estamos estudiando: Zaedhan y yo estábamos haciendo el trabajo de fin de carrera sobre neurofisiología; a ella le encantaba esta asignatura y creo que este "amor por la neurofisiología" le venía, o casi que le viene, por su propia especie en sí: Los twi'leks poseen dos lekkus muy sensibles al tacto. Es más, son tan sensibles que se les considera una zona erógena. Estas Lekkus han sido, durante numerosas generaciones, muy importantes en la cultura de los twi'leks y han llegado a simbolizar poder y estatus social elevado en el propio twi'lek: conocer cómo funcionaban esas lekkus, según ella, era muy excitante y es por eso por lo que hacía el trabajo en sí. Aunque, en lo que al trabajo en sí de neurofisiología se refiere, lo que estábamos investigando era el agente patógeno y etológico (es decir, el causante de la enfermedad) que causaba el Síndrome de Quannot (nada que ver con sus Lekkus, es por eso por lo que, a veces, parecía mostrar ganas de no hacer nada y quedarse de brazos cruzados).

Este síndrome, que no se conocía mucho por entonces, lo que causaba era una degeneración progresiva del sistema nervioso del enfermo. El sistema nervioso es, para los seres vivos, como la unidad central de procesamiento (CPU) de los ordenadores. Cualquier fallo en él podría afectar a la salud de manera caótica y negativa. Mediante largas semanas de estudio, conseguimos averiguar que esta degeneración progresiva tenía varios síntomas, como el síntoma de la pérdida de memoria en diferentes grados; nosotros los catalogamos en cuatro grados: el cuarto grado, el más leve, estaba relacionado con "no saber" en qué día de la semana estás o en qué año, y el primer grado, mucho más letal, estaba relacionado con olvidarse incluso de que se tiene hambre. También, observamos que los nervios motores y efectores, encargados de transmitir el impulso nervioso hacia los músculos para que se muevan, se degeneraban en una segunda fase de la enfermedad y que, por último, el paciente moría por parada cerebral o causas análogas.

- ¿Estás seguro de lo que dices, Cibipo? - Dijo con inseguridad Zaedhan.

- Sí, sin lugar a dudas. - Le respondió. - Como ya te comenté, vengo del planeta Ithor y lo que me encontré allá no era lo que me esperaba...- respondió de nuevo Cibipo.

Cibipo, que en realidad se llamaba Ahrind Golgi, era uno de los mejores xenobiólogos que ,al menos para mi, han existido en la galaxia. Tal vez no se le reconoció como tal, pero yo puedo poner la mano en el fuego para asegurar de que sí, de que lo era. Sus conocimientos biológicos sobre las distintas especies de la galaxia, tanto de animales como de plantas, eran increíblemente asombrosos. Él se incorporó al grupo formado por Zaedhan y por mi cuando se lo pidió Gray. Norman y Cibipo tenían un buen lazo amistoso (aunque no tan bueno como el que Gray tenía con Murray o Guyton) y le avisó de nuestro interés por la neurofisiología, la gran ciencia que estudia el funcionamiento del sistema nervioso de los seres vivos. Norman, que nos guiaba en el trabajo de fin de curso (supongo que lo haría como una manera de "recompensarme" por mis servicios ofrecidos hacia su persona durante todos estos años... Que el gran Norman Gray dirigiera tu tesis doctoral era un gran privilegio por aquel entonces; que me dirigiera este simple trabajo de fin de curso... cualquiera se hubiera cambiado por mi, la verdad.), conocía bastante bien la cultura cereana como para suponer que Cibipo se interesaría bastante por este trabajo: los cereanos aman la naturaleza, aman todo aquello que crece. Darle una oportunidad para investigar y ayudar a la vida a abrirse camino sería algo bastante fabuloso para un cereano, y más para él, que no había sido reconocido por la comunidad científica galáctica como un "gran científico". Eso, sumado al peculiar sistema nervioso cereano, harían que Cibipo se lanzara al momento para ayudarnos con la investigación.

De repente, Cibipo sacó su módulo de datos y empezó a enseñarles a Zaedhan, Lehninger y Gray sus resultados en el laboratorio:

- Vamos a ver, cuando estaba investigando ciertos metabolitos secundarios (sustancias químicas) presentes en la savia del arbusto Gimer para sintetizar un compuesto con sus mismas propiedades nutritivas: un alto contenido en azúcares y proteínas capaces de ayudar a recuperar la vitalidad en cuestión de segundos, me encontré por la HoloRed conun artículo de prensa en el que decía que los ithorianos habían encontrado una forma de sintetizar esta savia de manera natural sin acabar con la vida de la planta. Cuando leí la noticia cogí mis cosas y me fui directamente con mi bioscanner- Pausó y sacó su bioscánner - ¿Sabréis lo que es, no?- Es un artefacto muy útil que utilizamos los xenobiólogos para analizar muestras biológicas en cualquier lugar y saber, con el 80% de precisión, de qué está compuesta la muestra. - Pausó de nuevo y enseñó el artefacto a los dos alumnos. - Bueno, no nos vayamos del tema. La cuestión es que fui a Ithor y, por causas de la vida, me topé con un bosque de "Árboles Baffors". ¿Sabéis qué son estos árboles? - Preguntó con un tono peculiar, como si le estuviera dando "misticismo al asunto". Estos árboles, al parecer, son uno de los pocos seres vivos y vegetales, si señor, vegetales que son capaces de desarrollar una especie de "sistema nervioso", pues, cuando se "agrupan" 7 árboles Baffors como mínimo, se crea entre ellos una especie de red telepática gracias a sus raíces, dotándoles de "cierta inteligencia"-

- ¡Guau! - Exclamé yo con voz de asombro. - ¿Pero qué tiene que ver esto con el síndrome...? - Dijo Gray con voz pesada, como si estuviera un poco cansado de escuchar historietas de plantitas...

- ¡Pues verás! - Respondió enérgicamente Cibipo. - Hay ciertas criaturas que se alimentan de este tipo de árboles, como lo son las criaturas Reek cuando se las cría en cautiverio. A Cerea, hace más o menos 4 semanas, llegó un informe a una clínica veterinaria diciendo de que había un brote epidémico en ciertos "Reeks" que fueron alimentados con las hojas del mismo tipo de árbol y, por lo visto, los síntomas de estos Reeks estaban relacionados con una degeneración del sistema nervioso progresiva. Mi idea era ir a Cerea, comprobar si hay ciertas analogías y, seguidamente, analizar estos árboles baffors y determinar si es una mutación génica de ellos la que causa tal enfermedad en los Reeks. Si es así, podríamos buscar un tratamiento para estos Reeks y, a partir de ahí, buscar tratamiento para los seres inteligentes como nosotros. - Dijo sin dar un parón para tomar aire.

[Novela] Aprendices de la muerte Reek

- Vamos a ver... - Dijo Gray un poco desconcertado - Dices que hay unos árboles Baffors cuyas hojas producen una enfermedad casi idéntiga al Síndrome de Quannot en unas criaturas llamadas Reek, ¿no?. - Volvió a decir. - Sí, efectivamente. - Dijo rotundamente y con voz segura Cibipo. - ¿Estás seguro de ello?-, volvió a comentar Gray. - ¿seguro que podremos abarcar una investigación biosanitaria partiendo desde esa criatura?- Preguntó Gray con un tono un tanto desconfiado, como si el planteamiento del xenobiólogo fuera erróneo. - Pues sí, estoy seguro. Los primeros conocimientos que tenemos del sistema nervioso de todos los seres vivos proceden de unos experimentos con los axones de unas criaturas gigantes del planeta Mon Calamari; y se ha averiguado que todas las células nerviosas tienen su base en los mismos principios genéticos. -

Tras varios minutos de charla, el grupo decidió trasladarse a Cerea para visitar a esos Reeks enfermos y/o muertos. Yo, personalmente, quería ir por el simple hecho de conocer Cerea. Nunca había estado ahí, la verdad. Y quería conocerlo. Había leído sobre sus hermosos prados verdes y su "aire puro". Se me antojaba, verdaderamente, ir a conocerlo. Así que, como ya dije, el grupo fue hacia allá. No perdíamos nada en ir sólo podíamos ganar; y lo que ganamos fue una sorpresa: Todos los Reeks enfermos habían "desaparecido", además de la información referente a ellos que había en la clínica veterinaria. No existía, ni siquiera, señal alguna de que anteriormente hubiera existido algún Reek (ya sea sano o enfermo) en aquella clínica.

-¿No están, dónde están?. ¡Tienen que estar por aquí, yo mismo los vi! - Exclamó enfurecido Cibipo. - ¡Alguien se los ha llevado! -

-Tranquilo, Golgi. - Dijo con voz tranquilizante Gray. - Acabamos de llegar y no hemos preguntado ni siquiera al veterinario sobre los Reeks... Eres un poco paranoico, no?- Comentó.

-Tú eres un humano, ¡normal que no veas lo que significa esto!- Dijo con voz enfadado mientras Gray y los demás poníamos cara de asombro - Vamos a ver, ¿cuánto mide un Reek... 3 metros, 4 quizás?... Eran 5 Reeks enfermos y 2 muertos. Tenemos un total de casi 25 metros de carne de Reek. Si lo pasamos a volumen, ¿cuánto espacio ocuparían 7 Reeks, eh?. No creo yo que puedas guardar 7 Reeks en un cajón. Si no están ahí - Dijo mientras señalaba un rancho - no están aquí. Y si no están aquí es que se los han llevado; y para llevarse un animal de la clínica veterinaria tienen que pasar, al menos, 2 meses desde que el animal muere por el tiempo que tarda en tramitarse el papeleo para enterrar a estas criaturas!. No da tiempo en 2 semanas, que es el tiempo que ha pasado desde que los vi, para llevarse de aquí a los Reeks-

Todos nos quedamos un poco atónitos: la que estaba formando por que los Reeks no estuviesen en ese rancho. Podrían habérselos llevado a otra clínica, podrían incluso haberlos llevado a otro planeta para curarlos. Pero él no. A él le gustaba pensar más en que los habían robado, tal vez, para "maléficos planes". Pero bueno. Nosotros, sin prestarle mucha atención a lo que Cibipo murmuraba, fuimos a buscar al encargado del lugar para ver qué había pasado y dónde estaban los Reeks. Cuando lo encontramos, Cibipo dejó de murmurar y se quedó mirándolo detenidamente. Nosotros, Gray, Margulis y yo, fuimos a hablar con él dejando a Cibipo atrás.

- Hola, buenas tardes. Me presento, Soy Syre Lenhinger y vengo desde Coruscant. Esta es mi compañera Zaedhan Margulis, este es nuestro profesor el Dr. Gray y aquel que está ahí atras es Golgi. ¿Podíamos hacerle unas preguntas? - Dije, con una voz tranquila y servicial.

- Sí, claro - Me contestó el sullastano que estaba de encargado.

Cuando me propuse a hacerle una pregunta sobre los Reeks me cortó súbitamente Cibipo preguntando, de manera tanjante que dónde estaba el antiguo encargado.

- No sé de qué me hablas - Contestó un poco apurado del sullustano.

- Antes que tú estaba un Cereano al cargo de la clínica. ¿Dónde está? - Volvió a preguntar Cibipo esta vez un poco más serio.

- Esta tienda es nueva, señor. Creo que usted se está equivocando - Volvió a responder el sullastano mientras iba a recoger los hologramas de la escritura de la tienda. - ¿Lo ve, señor? - Nada más ver las holoescrituras, Cibipo se quedó con la boca abierta y a saber qué estaría pensando en ese momento pues parecía que, a partir de ese momento, estuviera nada más de cuerpo presente.

- Bueno, pues entonces. ¿Qué hay de los Reeks? Preguntó Zaedhan al sullustano.

- Aquí no ha habido ningún Reek infectado ni sabemos nada de los baffors genéticamente manipulados. Ahora idos de aquí y no volváis más. No sois bienvenidos en este lugar - Respondió enfurecidamente el sullustano, mientras llamaba a la policía cereana para sacar a esos individuos.

Capítulo II




Como nos echaron del lugar, Gray, yo y Margulis decidimos irnos de Ithor y proseguir con nuestra vida de estudiantes y profesor.

Dos semanas más tarde...

El holoreloj de mano marcaba las 13:33. Ese día era Martes y yo, como era habitual, estaba en una clase de cirugía protésica y biotecnología quirúrgica. Esa asignatura, la verdad, me gustaba bastante. Trataba, para que se entienda, de "cómo hacer de un ser humano un completo Ciborg". Osea, aplicaban todos los conocimientos biotecnológicos en implantes y mejoras tecnológicas para el cliente en un intento de mejorar la vida del paciente (o, por que no, por simple capricho: hay gente a la que no le gusta su nariz y se la cambia con una rinoplastia; hay gente que no le gusta su visión en colores o no se conforma con ver únicamente en presencia de luz y se colocan unos ojos biónicos). Yo, que tenía que hacer el trabajo de fin de curso, tenía pendiente esta asignatura por cierta "manía del profesor hacia mi" (y no lo digo como excusa). Lo que pasa es que, como Gray habló con el rectorado de mi facultad, pude hacer el trabajo de fin de carrera (o al menos, prepararlo) ya que esta asignatura no tenía mucho que ver con ella.

A mi, definitivamente, la asignatura me encantaba. Tal vez, pudiera ser, fuera por que eran prácticas las clases. Es decir, en tercero de carrera y cuarto nos enseñaban los principios de la cirugía y todas esas cosas teóricas; en sexto (ya el último curso) ya se suponía que sabías todas esas cosas y, en esta ocasión, en esta optativa que escogí, te enseñaban de manera práctica como ponerle un implante biónico a un paciente que lo necesitase o lo pidiese y, todo eso, en directo: aunque yo no era interno, esta optativa se tenía que cursar en el hospital de Coruscant llamado "Centro médico Memorial Mon Mothma".

En ese día, nos encontramos con un caso un tanto peculiar. Estábamos con un paciente que tenía una enfermedad causada por un virus, además de serios problemas, la verdad:

- Como pueden comprobar, el paciente que nos han traído para este tipo de ejercicio presenta una enfermedad que... creo que venía por aquí... Ahám...- Decía mientras rebuscaba entre un montón de papeles que tenía guardados en una carpeta vieja de cuero negro. - Sí: Síndrome de Endrega. Este síndrome tiene varios síntomas, como estas costras que vemos acá por la boca y por los ojos, la inflamación de la lengua y, también, esto que encontramos acá. -

De repente, el profesor Webber levantó el pie derecho del paciente y lo vimos, vimos por qué ese paciente (que aparentemente sólo necesitaba un antiinflamatorio, una cremita para el picor y las costras y reposo) estaba en esa aerocamilla.

- Lo que tenemos acá es una necrosis tisular. Según lo que pone acá, la inflamación de los dedos ha provocado una especie de obstrucción en los vasos sanguíneos presentes en el pie causada por la presión de la inflamación (que se ha agudizado a todo el pie). Esta obstrucción ha provocado una disminución del riego sanguíneo y consecuente disminución del aporte de oxígeno (hipoxia). Así que, el tejido ha ido "muriéndose" por lo visto. Tendremos que amputar y colocar un nuevo pie biónico. -

[Novela] Aprendices de la muerte Necrosisy
Nota: esto existe en Star Wars y es de Star Wars, no me lo invento xD. Sólo he sacado de Internet la imagen. Y, en este caso, no haría falta cortar el pie entero, pero yo se lo quiero cortar xd.

Los 4 alumnos que estábamos presentes, nada más oír eso de que "había que amputar", nos pusimos manos a la obra. Mis compañeros fueron a por los materiales necesarios para la amputación: anestésicos para anestesiar al paciente según las órdenes del anestesiólogo, bisturís de metal y láser, desinfectantes y antibióticos, anticoagulantes; mientras yo conectaba, como siempre hacía en anatomía de primero, el generador del campo antiséptico.

- Lehninger, ven. Tú me ayudarás esta vez - Dijo el profesor cuando todo estaba dispuesto. -Hoy aprenderemos a colocar un implante biónico para sustituir una extremidad que, en este caso, será el pie.- Por fin me llamaba a mi para ayudarle. Como ya dije, me tenía manía, y pues yo nunca hacía nada en clases, sólo mirar y punto. Pero bueno, tal vez el profesor me quería perder ya de vista de una vez por todas.

- ¿Es a mi? - Pregunté con cara de asombro.

- Sí, a usted. Venga aquí, que hay más cosas que hacer - Respondió de nuevo el Profesor Webber mientras no le apartaba la vista a los aparatos electrónicos que le estaban colocando el equipo de enfermeros para controlar sus constantes vitales.

- Cuando el anestesiólogo termine de anestesiar y preparar al paciente quiero que vengas y te pongas aquí, al lado mía - Me dijo el profesor.

El anastesiólogo le colocó la máscara al paciente y le dio a un botoncito que estaba en una máquina pequeña al que estaba enganchado una especie de "bombona" en donde venía escrito, en una etiqueta muy grande, "Conergina (MUY INFLAMABLE)". La Conergina era un fármaco anestésico halogenado que se utilizaba mucho durante las operaciones. Producía, en unos 5 segundos, el "sueño del paciente" de una manera muy eficaz. Cuando terminó de hacer todo lo que tenía que hacer, se fue hacia un rincón de la sala de operaciones, se sentó en una silla y empezó a leer una revista llamada "El Diario Galáctico". A esperar a que terminásemos por si ocurría algo.

Posteriormente, me coloqué al lado del profesor.

- Colócate los guantes e introduce tus manos dentro del campo - Me dijo sin ninguna totalidad que mostrara emoción alguna.

Me coloqué los guantes e introduje las manos dentro del campo. Había introducido las manos dentro de un campo de estos hasta la saciedad pero, cada vez que lo hacía, me encantaba. Sentía un hormigueo por las manos mientras lo atravesaba, una especie de cosquilleo que me ponía hasta los pelos de punta.

- Bien, con el bacta spray lo que quiero es que pulverices esta zona que vamos a cortar - Me dijo mientras dibujaba con una especie de rotulador unas "líneas indicadoras". - Como ya sabes, antes de realizar cualquier incisión importante con un bisturí, hay que simular el camino que va a tomar el bisturí con este rotulador para indicar por qué sitios o por qué zonas vamos a cortar. Con la experiencia, los doctores cirujanos no hacen esto, pero bueno. Acá lo haremos, ¿de acuerdo?- Me decía mientras hacía estas líneas.

- Bien, aplica ya el bacta y dime por qué lo usamos ahora mismo si ni siquiera hemos empezado- Me dijo cuando terminó de mirar, más o menos, cómo serían los cortes.

Yo, que estaba un poco nervioso por ser mi primera intervención en esta clase con este profesor (que os recuerdo, me tenía manía), actuaba de manera torpe en cuanto a movimientos de las manos y tal. Aunque, hablando y describiendo el proceso, lo hacía bastante bien. - El bacta es el desinfectante por excelencia de la República, no por sus altas propiedades antisépticas y aceleradoras de la proliferación celular (osea, la regeneración celular), sino por su bajo coste a la hora de producirlo. El Kolto, quiero añadir, tiene mejores propiedades curativas pero es mucho más costoso de elaborar. - Decía yo mientras que, con una esponja absorbente, limpiaba con movimientos torpes y lentos la zona que el profesor había marcado con rotulador. - En este caso lo utilizamos acá para evitar una posible infección después de realizar la incisión. Aunque el campo antiséptico esté activado, las bacterias y demás microorganismos patógenos (provocadores de enfermedad) forman una pequeña capa sobre la piel, una de las barreras defensivas inmunológicas que tenemos. De esta capa, que algunos autores llaman "microcosmos", pueden partir ciertos microorganismos hacia el interior de la incisión, produciéndose así una infección que, de ser así, muy grave. -

- Bien - Dijo el profesor. Seguidamente, después de yo terminar de desinfectar la zona, cogió un bisturí metálico de titanio y empezó a realizar cortes con mucha precisión. - Toma las flexipinzas y el bisturí láser. Lo primero que tenemos que hacer ahora es, con el cauterizador y con el bisturí, buscar el hueso sin ser muy agresivos. Mientras tanto, quiero vayas cerrando con el bisturí láser los vasos sanguíneo.- Decía el profesor mientras no apartaba la vista del pie. - Ya sabrás que los vasos sanguíneos trasportan la sangre, en este caso, hacia el pie. Si vamos a "amputar el pie", habrá que sellar esos canales para que no se produzca ningún tipo de daño (hemorragias, trombos, etc) - Me decía.

- Profesor, que eso es de 1º de carrera... Aunque usted lo dude, no soy tonto - Contesté con tono burlesco.

- Bien, las flexipinzas úsalas para llegar "sostener" los vasos sanguíneos mientras que con el bisturí láser realizas un corte en él. La misma quemadura del bisturí cerrará, como si fuera un cauterizador, el lumen extremo del vaso sanguíneo. - Me dijo entre una sonrisa mientras él, con el bisturí de titanio (para no dañar demasiada cantidad de tejido) y el cauterizador, se abría paso hacia el hueso intentando dañar los nervios lo menos posible.

- OK. ¿Puedes pasar el bisturí láser por acá? - Me dijo mientras señalaba el hueso. - Lo que quiero es que "limpies", sin tocar mucho la masa ósea, esta porción. En donde articulan el peroné y la tibia. - Por lo visto, si cortaba directamente con el bisturí láser la pierna podría causar un daño en los nervios que requeriría de otra neurocirugía de reconstrucción del nervio.

De repente, una enfermera entró por la puerta y dijo, casi a gritos, como si ya estuviera harta de aguantar algo o alguien: - por favor, ¿el doctor Lehninger, por favor? O me acompaña a recepción a hablar con un paciente o lo que sea que lo está esperando, ¡o yo misma me encargo de que el próximo paciente que esté en esa camilla sea el maldito cereano que no me deja tranquila! - Dijo elevando cada vez más el tono de voz. - Estoy harta, y no lo digo más -.

Como yo estaba en un hospital universitario, la sala de operaciones tenía una zona acristalada en donde los estudiantes o cualquier personal sanitario podían ir, acceder y ver como transcurría la intervención quirúrgica. Así que, ya estábamos acostumbrados todos al "devenir" del público (aunque, he de aceptarlo, no me esperaba ese grito, ni mucho menos que fuese causado por un "cereano").

- ¿Un cereano? Yo no he quedado con nadie... Ni siquiera soy Doctor todavía - Respondí con un tono confuso. - Lehninger, tenemos que cortar el hueso, remoldearlo, colocar la placa base, colocar la mano biónica, "conectar" los nervios principales que van a inervar al pie en el sistema informático del implante, configurarlo y, luego, añadirle sintocarne y sintopiel para hacerlos natural. Osea, que nos queda una hora y media acá y no tenemos tiempo que perder - Me dijo Webber con un tono bastante característico. El tono era el típico que se empleaba para decir "Manda a la enfermera a [...] y céntrate aquí, que me quiero ir ya para mi casa".

¿Quieren ver cómo sería una amputación en la vida real?.
Si tienen estómago, adelante. Pero no le den al spoiler si son personas muy sensibles.
Esto te puede servir o para vomitar o para cambiar de profesión (si querías ser médico, para dejar de querer serlo), nada más.

Spoiler:


- No lo voy a decir más: o vienes o llamo a seguridad para que se lleven a este cereano que dice ser amigo tuyo. Es más, cree que por ser xenobiólogo ya tiene derecho a pasearse por el hospital como si fuera su casa - Dijo la enfermera con un tono de desaprobación en cuanto a lo que Webber contestó.

¿Xenobiólogo? Pensé yo. Y fue entonces cuando me acordé de toda la movida que tuve hace 2 semanas con el Prof. Gray, mi compañera Zaedhan (la cual no estaba conmigo en esa clase; ella prefirió la asignatura de toxicologia de fármacos y especias según la raza.) y el supuesto Cereano. Así que, le dije a Webber que lo sentía pero que tenía que acudir pues no era un amigo, era uno de los colaboradores que me estaba ayudando a realizar mi trabajo de fin de carrera.

Salí de aquella sala de operaciones totalmente grisácea y llena de armarios, artilugios y otros aparatos biotecnológicos para dirigirme hacia la recepción del hospital de Coruscant. Allí estaba él, Ahrid Golgi (o como nosotros le decíamos, Cibipo. Que por cierto, en realidad se llamaba Ahrid-Golgi-Kern. Estos tipos de nombres son, en realidad, "nombres compuestos": el nombre suyo, el de su padre y el de su abuelo. A él, personalmente, le gustaba que le llamaran Golgi, como su padre, o Cibipo en nuestro caso).

Con gusto fui a recibirlo. Me quite la mascarilla de tela verde que tenía en la boca, me quite el gorro que había que utilizar en las intervenciones quirúrgicas, me abrí la bata y todo ello mientras, con una risa me iba acercando hacia él, que ya se había dado cuenta de que yo lo había reconocido entre la multitud. Cibipo, aunque era un cereano bastante típico (tenía una estatura media de 1,7 m a ojo, era de edad avanzada así que las arrugas en la piel ya eran bastante notorias y, lo más característico, esa "mata de pelo" que le caía sobre su gran cráneo cereano) su aspecto, en aquella ocasión, no era tan típica como se podía esperar. Cada vez que yo me acercaba (soy miope y, en las operaciones me quito las gafas por que me molestan) veía un rostro melancólico y apagado a la vez de enfurecido, emociones para nada propias de un cereano. Él, que disfrutaba de la vida tanto como los demás cereanos, mostraba una cara de muerte y sufrimiento: cada vez que más me aproximaba, iba borrando de mi cara esa sonrisa con la que le iba a recibir.

- ¿Qué te pasa, te encuentras bien? - Le pregunté con un tono dubitativo, esperando no oír malas noticias.

- Bueno..., ¿te acuerdas hace unas semanas, cuando fuimos a Ithor?. - Contestó. - Sí, ¿por qué? - le pregunté de nuevo.

- Ustedes os fuisteis y me dejasteis, ¿te acuerdas, no? -

- Sí, claro que me acuerdo... ¿no estarás así por eso no? - Contesté con tono de tristeza y de culpabilidad. No creía que un cereano sea tan influenciable o tan "sensible" como para estar así por eso, aun teniendo un sistema nervioso binario.

- No, no. Bueno, al cabo de los 3 minutos de iros reaccioné y pedí los registros de los animales y criaturas que habían sido ingresados en la clínica veterinaria

(no ha terminado el cap, pero lee abajo)

ME CANSÉ DE ESCRIBIR, YA CONTINUARÉ LA MIERDA ESTA xD (solo era una prueba para ver si se me daba bien


Última edición por Er-Keko el Lun Mayo 13, 2013 8:42 pm, editado 7 veces
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Mensaje por Darth Plagueis Sáb Mayo 11, 2013 3:01 am

Realmente, me gustó bastante... felicitaciones
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Mensaje por Er-Keko Lun Mayo 13, 2013 8:48 pm

creo que lo que he subido hasta ahora en el 2 capitulo (no esta completo) es totalmente valido segun el sistema de sanacion que hay ahora mismo. (por si hay alguien que quiera saber como, en este caso, casi se coloca un implante)
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Mensaje por Vozher Mar Mayo 14, 2013 2:45 am

Muy buen roleo.

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