Habbo Wars
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Mensaje por Vozher Vie Mar 08, 2013 9:36 pm

Nar Shaddaa, 22:56


El portón de madera podrida cedió con una sola patada en la cerradura, desprendiendo desde adentro un olor fétido. Empujé el portón con ambas manos, descubriendo un pasillo oscuro hundido en negrura y al final de este una puerta también hecha de madera. Había un olor a humedad y frío. Había bastante mugre y telarañas en los rincones del pasillo. Descubrí las pisadas de bota marcadas en el manto de cenizas que yacía en la cerámica quebrantada del piso, dándole un aspecto sombrio y tenebroso a el pasillo de las sombras que conducía hacia el salón principal. Luego de que la visión se me acostumbrase a la oscuridad de aquel pasillo, permanecí inmóvil, paralizado por aquel cuerpo que desprendían las sombras, que se acercaba lentamente sin dar a luz su rostro, permaneciendo siempre en la oscuridad. Asegurado de que no había nadie mas allí, nadie que nos siguiese o nos observase, decidí cerrar el portón a mis espaldas y colocarme en una posición defensiva. Estaba temblando. Sentí mi propia respiración en el oído y mis gotas de sudor resbalar de mi frente hasta mi cuello. Tenía 20 años y la vida en un hilo.

Si vienes por el cuerpo, fue retirado hace años -dijo la voz de aquella silueta-. El cuerpo todavía no revelaba su cara hasta que me acerqué hacia él. Rondeaba los 75 años y tenía el pelo canoso. No vengo por la tumba que dice usted, señor. Me pareció ver una actividad sospechosa que desde afuera parecía un robo -mentí, ansiando desaparecer por arte de magia de aquel lugar-. El señor me ofreció una visita guiada por aquel lugar lleno de sombras con aspecto tenebroso. Acepté con la cabeza, asintiéndole. Disculpe por no haberme presentado, Aaron es mi nombre, guardián y cuidador de estos terrenos -habló el cuerpo, estrechándome la mano y estrechándole la mia al instante-. Nos adelantamos unos pasos mas hasta el fin del pasillo. Llegamos a un salón que daba al balcón. Se podía apreciar desde ahí una hermosa vista del paisaje urbano y también a la gente caminar de un lado a otro por las calles, portando sus compras firmemente en los brazos, temiendo que algún bandido se los robase. Nos introducimos en la habitación del anterior y exiliado dueño de la casa, cuyo nombre era "Sake". Sake siempre fue un gran hombre, a pesar de que alguna vez fue un Sith. Lástima que no sepamos su paradero o por lo menos que le deparó el destino.. ¡qué arrepentimiento me da no haberlo ayudado cuando mas me necesitaba! -exclamó el viejo, con un poco de tristeza y a la vez rabia-.

Me dirigí al velador de Sake, donde me imaginé a este mismo dibujando en sus cuadernos diferentes garabatos, escribiendo idioma Sith y guardando información en sus libretas. Inspeccioné con todos los detalles los cuadernos de Sake, y los arañazos que le daban un aspecto de viejo al escritorio. Estaba por devolver aquel libro de valiosa información cuando un sobre se deslizó entre las páginas y descendió lentamente hasta mis pies. Me deslizé a cerrar la puerta con pestillo para poder observar el sobre sin ser visto por Aaron. Abrí el sobre y leí repetidas veces el contenido del papel que se refugiaba en el sobre.



Nar Shaddaa, nivel número 7, piso número 23, habitación número 4.




Me guardé la carta en el bolsillo, cerré el cajón del escritorio y salí ancioso por seguir las indicaciones del sobre. El anciano había pasado todos esos minutos pateando la puerta, intentando entrar y escuchar con mas claridad mi voz leyendo el sobre. ¿Y usted que intentaba? -pregunté, sorprendido con la tez que había tomado la piel del viejo, sudado entero y descansando en la silla mas cercana que tenía-. Nos dirigimos de nuevo hacia el pasillo oscuro, rehaciendo nuestros pasos por aquel viejo y gótico salón rodeado de verjas de colores grisáecos y puntiagudas dagas en los costados. Nos despedimos de nuevo dándonos la mano.

Había tomado un bus junto un amigo de confianza con el que siempre nos juntábamos en las calles. Su nombre era Gole. Decidimos sentarnos atrás del asiento del conductor, donde para mi mala suerte, Gole comenzó una conversa sobre la delincuencia que ocurría a diario en las calles de Nar Shaddaa. No creo que eso sea un problema, siempre y cuando te sepas defender -dijo Gole, tomando un tono de voz mas alto a medida de que la conversación iba sumando mas gente al debate-. El conductor parecía despreciar en algunos momentos a Gole, pues este tenía un aspecto de callajero gracias a su camisa sucia y su capa que ocupaba. Baje a este incompetente de aquí -exigió una de las señoras que seguía de cerca la conversación-. Pensé en cambiarme de lugar, pero estábamos a minutos de llegar. Finalmente, el bus se frenó en el paradero y decidimos bajarnos ahí, ya que el lugar donde queríamos llegar se encontraba a minutos caminando. No habíamos dado ni diez pasos cuando, tres calles mas abajo, las sombras desprendieron tres corpulentas siluetas que no tardaron ni dos minutos en llegar hacia nosotros. Dos de los matones nos acorralaron por atrás y el que parecía el "líder" se nos colocó adelante. ¿Me recuerdas? -preguntó el matón, dirigiéndose a Gole-. Gole se quedó amarillo, a un paso de desmayarse. Como no era un hombre corpulento, un puñetazo le bastó para caer desplomado al suelo y quedar casi inconsciente. Antes de que los otros matones pudiesen agarrarme, con tanta rabia, de una patada le rompí una costilla al primer matón. Observé fijamente al otro a los ojos, y esa pequeña intimidación bastó para que saliera corriendo por la calle. Agarré por el cuello al matón que azotaba a Gole en el suelo, y lo coloqué contra la pared, dejándolo inmóvil y sin ninguna posibilidad de zafarse. Te daré diez minutos para que te vayas, ¿está bien? -le ordené, con cierta autoridad-. El matón mas corpulento de todos salió corriendo, sabiendo que no tenía ninguna posibilidad de luchar contra ambos.

Uno de los observadores de aquella pelea se ofreció para darle atención médica a Gole e incluso llevárselo a un centro médico. Gole era un criminal de cierta forma y era buscado por la policía, entonces rechazé la oferta. Lo levanté y le obligué a seguir. Ya queda poco para llegar -advertí-. En espacio de minutos, habíamos llegado a la plaza.

La plaza estaba rodeada por un hermoso jardín con árboles de cinco metros. El fuego de las ametralladoras salpicaba en las verjas que cuidaban y protegían las bancas de la plaza, donde generalmente los ancianos iban a sentarse y charlar filosóficamente sobre la vida. Por cierto, ¿para que venimos aquí? -preguntó Gole, curioso y todavía quitando su sangre de la nariz-. Respondí de inmediato, algo cabreado por haber interrumpido mis pensamientos sobre como seguiría todo el misterio que desenredaba desde poco. El otro día encontré un sobre que indicaba esta dirección, y pues, el autor, es un personaje que me interesa mucho. De seguro esconde algo -respondí finalmente-. Atravesamos la plaza y nos adentramos por la puerta del edificio tímidamente, saludando con mis buenas costumbres a los recepcionistas y sirvientes que yacían formados, dispuestos a la mas mínima orden del jefe de turno. Sin llamar la atención de los residentes que descansaban en sus habitaciones alquiladas, marchamos por el piso firmemente, hablando con voz alta sobre como había tropezado con aquel edificio. Todo comenzó cuando tropezé con un libro de la biblioteca de la calle número 24. Averigué sobre las fábricas que no habían tenido mucho éxito, que fueron fundadas principalmente por un señor llamado Hok. Decidí ir a mirar como era aquella fábrica y me comió la ansiedad de saber sobre que había allí dentro. Me encontré con un viejo que me mostró la fábrica, o mas bien casa del señor Sake. Sake había pagado una gran cantidad de dinero por vivir ahí. Sake aceptó. Me encontré con una carta en su habitación e indicaba con esta dirección, y por eso estamos aquí; solamente por descubrir lo que planeaba el señor Gav Daragon -terminé finalmente, tomando aire y tragando saliva-. Habíamos atravesado todo el edificio y finalmente nos encontrábamos en el nivel número siete, piso número 23 y afuera de la habitación número 24. Quedamos en que yo entraría y Gole quedaría cuidando afuera.

Acaricié la pared con la yema de mis dedos para ver si encontraba el relieve del interruptor de luz. La habitación se iluminó en cosa de segundos y descubrí de inmediato la repisa llena de frascos raros con experimentos de transmutación. Rebusqué toda la habitación y nada. Cuando entré al baño de la habitación, encontré abajo de el lava manos una caja fuerte que contenía lo que quería Gav. Presioné todas las teclas del teclado que tenía conectado a la caja, intentando con todos los códigos, probando suerte para que la caja se abriese. Intenté con los números de las siglas del nombre de Gav y una pequeña tapa se abrió. Metí la mano y tomé aquel sobre, que era idéntico al otro que había tomado anteriormente, en la fábrica.

Daragon y su hermana iban a ser ejecutados, para su fortuna fueron rescatados por uno de los Señores Sith más poderosos del Imperio Sith, Naga Sadow, Gav y Jori Daragon luego del rescate se escondieron en la fortaleza secreta de Naga Sadow, en Kar Shian. Sadow descubrió la sensibilidad a la Fuerza en Gav y comenzó a entrenarlo en el lado oscuro de la Fuerza. Sadow predico a Gav que iba a ayudar a los Sith en una guerra contra la República Galáctica. Mientras tanto, Sadow y Ludo Kressh se disputaban el control del Imperio Sith, Sadow logro salir victorioso y en medio del caos permitió escapar a Jori en el Rompestrellas 12. Sin ningún obstáculo que se le interpusiera, Sadow como nuevo Señor Oscuro de los Sith encargo a su nuevo aprendiz Gav Daragon las flotas sith y lanzo un ataque en dos frentes a la República Galáctica.
Gav corrió a su nave y regresó a su buque de guerra. Sabía que tenía que dejar de obedecer a Naga Sadow y poner fin a la guerra. Gav ordenó que entraran en el hiperespacio, a lo largo de su vieja ruta, el corredor Goluud que dirigía hasta el sistema Goluud, Donde Naga Sadow se encontraba en su esfera de meditación. Gav pensaba en los acontecimientos y se lamento por toda las muertes que había causado con la Gran Guerra Hiperespacial y puso su fe en ver al Imperio Sith destrozado, cuando ya estuvieron en el sistema Goluud, Gav ordenó atacar a la esfera de meditación de Naga Sadow. El ataque rompió la concentración de Sadow, deshaciendo de inmediato las ilusiones en Coruscant y Koros Mayor, tornando la batalla a favor de la República. Naga Sadow envió un mensaje a Gav, pidiéndole que fuera a su esfera de meditación para enfrentarse a él, Gav acepto. Al llegar a la esfera de meditación Gav la encontró vacia y se dio cuenta de que había sido engañado.

Un mensaje de Naga Sadow sonaba en la esfera de meditación, llamando a Gav traidor y anunciando que iba a tratar con él después de que la Gran Guerra Hiperespacial terminara. Dentro de la esfera de meditación Gav buscaba un sistema de trabajo que funcionara correctamente, sin embargo lo único que funcionaba era la comunicación. Las fuerzas de la emperatriz Teta llegaron, con Jori y la emperatriz Teta a bordo, quienes le dijeron a Gav que se rindiera y se preparara para ser abordado. Gav les dijo que el Imperio Sith había dejado sus mundos desprotegidos y que podían atacarles para sellar la guerra. Sin embargo, en ese momento, los restos de la flota de Naga Sadow llegaron al sistema Goluud y iniciaron un combate contra las fuerza de la Emperatriz Teta, mientras que Jori no se podia permitir salir del sistema sin su hermano. Al final las últimas palabras de Gav fueron para decir adiós a su hermana. Las fuerzas de la Emperatriz Teta abandonaron el sistema Goluud mientras Gav moría debido a las erupciones del planeta Goluud.
Guardé el pequeño libro que contenía alguna parte de la vida de Gav Daragon. Coloqué la hoja pequeña a la luz de la ampolleta. Si leiste esto, has seguido mi rastro. Gav Daragon fue un gran amigo mío y si tuviste la habilidad para llegar hasta aquí, debes tener la habilidad para encontrar el cuerpo de Gav. Ayúdame y te ayudaré. Nivel 7, piso número 23 y la habitación de frente.

Cruzé el pasillo y toqué la puerta de la habitación de enfrente e invité a Gole a incorporarse en la habitación junto a mi. Buenas tardes, mi nombre es Xion. Este es Gole, mi amigo. Encontramos su carta en la habitación de enfrente y creo que nos necesita -le dije al señor, que de inmediato lo reconocí como "Sake"-. Nos invitó a pasar e incluso a servirnos un poco de té. Rechazamos la oferta, ofreciéndole partir de inmediato a la aventura. Esperemos a mañana y veremos como hacer para llegar a Primus Goluud -ofreció Sake-. Aceptando la oferta, rehicimos nuestros pasos por el edificio y bajamos silenciosamente por la escalera. Atravesamos la plaza, tomamos el mismo bus y llegamos a nuestras casas. El cansancio fue tanto que no tardé mas de 10 segundos para dormirme.

El otro día, las nubes habían resbalado del cielo y caído en las calles de Nar Shaddaa, haciendo languidecear estas mismas. Volví en un instante al edificio, subiendo rápidamente las escaleras y encontrándome con Sake afuera de su habitación. ¿Que te parece si mejor vamos a conversar esto abajo? -sugirió Sake-. Bajamos ambos por la escalera, ahora mas tranquilizado. Sake pidió dos cafés y dos colaciones que contenían bastante fruta. Bueno, lo primero que te digo es que no tenemos que preocuparnos por el transporte. Gav Daragon me enseñó como manejar una nave, y como este no tenía familia aparte de su hermana, prefirió dejarme la nave a mi. El único problema es que todavía quedan algunos Sith por allí y me temo mucho que nos impidan el paso. Ya sabes de lo que son capaces de hacer -dijo Sake-. La verdad, es que no tenía mucha información sobre los Sith, pero aún así asentí. Estuvimos dos horas mas hablando sobre qué podríamos hacer y llegando a las conclusiones finales, quedamos en que en esa misma tarde haríamos aquella visita a Primus Goluud. Me retiré del edificio a meditar un momento a la plaza.




La nave aterrizó después de un largo y aburrido viaje en la superficie de Primus Goluud. Aquella estrella de color rojiza que fue hogar de algunos Sith en un tiempo atrás se encontraba vacía, desolada. Bajamos de la nave y comenzamos nuestro viaje, caminando por horas en aquel firme superficie del planeta. Nos empezamos a agotar y pensamos varias veces en volver a la nave y de volver a Nar Shaddaa. Según lo que escribiste, Gav murió por las erupciones del planeta. Ahora nos encontramos al frente del lugar donde ocurrieron casi todas las erupciones.. el cuerpo de Gav no debe estar muy lejos -le dije, con un tono de voz elevado-. Sake me miró por algunos segundos. Eres brillante -me felicitó-. Antes de llegar hacia los volcanes, se nos apareció de la nada un Sith que vestía túnicas negras. Quedamos paralizados, sin poder mover ni siquiera un dedo ante el Sith. ¿Que hacen ustedes aquí? -preguntó-. Antes de que Sake pudiera decir algo, me adelanté a responder. Veníamos de visita. Ahora, porfavor, déjenn.. Antes de que pudiese seguir, Sake me agarró de la camisa y me lanzó levemente hacia atrás. Me lanzó una dura mirada que no decía nada mas que: cállate. El Sith antes de que pudiese acercarsenos, aparecieron atrás de el unos agitados adeptos del lado oscuro, agitados y sudados. El Sith, que al parecer era su maestro, quizo probar las habilidades de los novatos haciéndolos luchar contra nosotros, y, asesinarnos sin piedad. Ambos adeptos solamente se avalanzaron contra Sake, quebrándole el cuello en el acto. Quise concentrarme para poder tener una mayor afinidad y fuerza con mis puñetazos, y ahí fue donde descubrí mi afinidad con la fuerza. Tenía miclidonarios en la sangre y nisiquiera lo sabía. De la nada, levanté mis manos y dos piedras se levantaron a la par de mi mano. Sorprendido, hize lo mismo con los adeptos. Tras solamente poderlos hacer levitar unos centímetros, me avalanzé contra uno y comenzé a golpearlo brutalmente en la cara, deformándole gran parte de su rostro. Por primera vez sentía la ira. Me lanzé sobre el otro iniciado, al cual degollé con el mismo sable que tenía este en la mano. La vida de Sake no me importó. El Sith, sorprendido, me acompaño hasta el cuerpo de Gav Daragon que se encontraba tirado en el suelo. Tomé el sable de luz que tenía encima del cuerpo y su holocron, que se hallaba tapado con una manta en su bolsillo. Finalmente, subí en la nave del Sith; convirtiéndome en uno de ellos.


Obtengo: Holocron de Gav Daragon
Sable de Gav Daragon

No pude subir imágenes por un problema que tengo en la PC.

Solamente espero criticas constructivas. CONSTRUCTIVAS pls

Vozher

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Mensaje por Invitado Vie Mar 08, 2013 9:52 pm

Bueno, he de comenzar por el punto de que este holocrón no existe y aún aplicándose la norma de los holocrones inexistentes quedaría desestimado a pesar de que Gav Daragon tuvo ciertos conocimientos que le enseñó Naga Sadow. Las habilidades que le enseñó Sadow referente a la manipulación de la hechicería fueron muy leves, radicales según él ya que eran diferente a las enseñanzas de los Jedi, cita él. Gav Daragon nunca estuvo sumergido en ninguna alineación de la fuerza a pesar del entrenamiento que llevó (que en teoría fue muy nulo y nunca fue entrenado por completo) Ahora vayamos a esto, si pensabas obtener el holocron por lo menos debías pensar que Primus Goluud es una supernova que explota cada cierto tiempo y su superficie está devastada al cien por ciento, el caso es que según la historia y la biografía. Gav Daragon murió por las fuertes erupciones de la supernova de Primus Goluud, muriendo quemado y sin ningún rastro de su cadáver (si quiera polvo, debiste pensar en esto eh) Las flotas de Naga Sadow destruyeron la supernova como sabrás combatiendo a las fuerzas de Emperatriz Teta. Tampoco esta es la forma de obtenerlo (además de lo anterior) no vas a ir, matar a unos sujetos y encontrar un cadáver que ni existe y objetos prácticamente inexistentes. No es necesario que proceda a votación porque es obvio.

Obtención inválida.

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