[Roleo de cambio de facción] ----

Sonó un transmisor en el silencio del cuarto.

-¡Soldado, rápido. Acuda de inmediato al hangar, es una emergencia!

Saevin tomó su E-11 y corrió por entre los pasillos de la Estrella al hangar de despegue y aterrizaje. Allí, muchos Imperiales de todos los rangos, con algún que otro Royal Guard rezagado, corrían de un lado a otro y montaban en sus naves. Ese ajetreo no le gustaba nada. Tener que pasar tan rápido de la calma a la acción... no debía de ser bueno para el corazón. Montó en su nave, y se adentró en la atmósfera de la Estrella de la Muerte. Allí, numerosas naves republicanas estaban dando batalla. Por otro lado, los cazas del Imperio trataban de empujar a los Jedi hacia Ziost, para tenderles allí una trampa. De nuevo, Saevin recibió órdenes.

-Ve inmediatamente a Ziost, y avisa a los Sith.

Estaba allí para mandar, así que eso hizo. Tardó muy poco en llegar a Ziost, puesto que la Estrella estaba prácticamente encima. Pero no llegó a aterrizar, cuando algo impactó contra su nave, haciéndole perder el control de la misma. Hubo turbulencias, sonidos altos y choques. Muchos choques.
Finalmente, el artefacto terminó por golpearse con la superficie de Ziost, haciendo de éste un saco de metal destrozado, y cristales rotos. Y entre escombros y algunas llamas, el cuerpo del Soldado salió como pudo, para poder respirar aire. Pero eso no fue suficiente. Se desmayó. Quedó tendido ahí en el suelo, hasta que otros Imperiales que llegaron más tarde le ayudaron, y tomaron sus pertenencias. Metieron el cuerpo gravemente herido en un tanque de bacta, donde permanecería bastante tiempo, hasta vestir de nuevo sus armaduras de soldado.


El Adepto abrió sus ojos amarillos. Se puso en pie, mientras que se colocaba una túnica de color negra, bastante simple. Fuera su habitación, un hombre se paró ante la puerta y llamó a ésta con un ligero toque en su faz gris. Después, la abrió un poco, lo suficiente para que su voz se escuchase dentro de la estancia.

-¿Estás preparado?

El joven Adepto asintió sin más.

-Bien, entonces adelante. Ya te hemos preparado tu nave. Dirígete hacia la Estrella. Pasarás a ser Guardia Real... a la servidumbre del Gran Moff. Espero que hagas bien tu trabajo, y no tengan que cortarte ningún miembro del cuerpo para hacerte escarmentar.[/i]

El ser salió de la estancia, y se dirigió hacia el hangar de aterrizaje.
No estaban seguros de si el destino de ese joven era ir a la Estrella. A pesar de haber sido escogido por el Emperador para ir como Guardia Real, todos podían percibir en él algo que no era habitual en los demás. Quizá esa personalidad tan... indescriptible. Quizá que era más hábil que el resto. Quizá que era también más poderoso.

#EDIT A partir de aquí.

En los próximos meses, el Guardia Real sería entrenado en la fuerza y en el sable. Quizá más en la fuerza. Su uso de ésta, a pesar de no ser muy elevado, sí que lo era demasiado como para ser un Guardia Real. Y eso despertaba muchas dudas entre los altos cargos de la Estrella de la Muerte.
Y un día, su nombre apareció por primera vez en una reunión del Alto Consejo Imperial.

-¿Qué piensas de él, Gran Moff?

-Es un chico extraño. No sabía de su presencia por aquí, hasta que me habéis comentado algo y he podido verlo con mis propios ojos.

-Y... ¿qué haremos entonces con él?

-No estoy seguro. ¿Cómo has dicho que se llama?

-No lo sé. Ni yo, ni nadie. Poco se sabe de él... ni si quiera si tiene parientes. Normalmente, se nos pasa una ficha de quiénes entran y salen de aquí, pero de este muchacho... ni su nombre está registrado. Nosotros los limitamos a llamarle Guardia. Y ya está.

-¿Y no le habéis preguntado?

-No habla demasiado. Es un chico inteligente, sabe bien cómo evadir las conversaciones.

-Pues sacadle al menos su nombre. Empecemos por ahí. Quiero saber de dónde viene, y sobre todo, por qué me tiene alterados a los demás guardias y guardianes.

-Está bien, Gran Moff.

El Moff salió de inmediato de la sala blindada, y se dirigió a una sala... un tanto peculiar. Era donde pasaba más tiempo el Guardia. Pasillo tras pasillo, dio con la sala, y las puertas de ésta se abrieron inmediatamente. El Moff pasó hacia dentro, y lo encontró allí, en mitad de la estancia, sentado... parecía que meditando.
Los suelos, las paredes y el techo de la sala eran transparentes, por lo que se podía ver el exterior. Quizá por eso le atraía tanto esa sala. Era el lugar más abierto y que dejaba volver más la imaginación en aquella base grisácea y triste. El dirigente se acercó al muchacho.

-Oye, Joven. Necesitamos saber tu nombre... dímelo.

-¿Para qué necesitáis mi nombre?

-Para llamarte de algún modo.

-No necesitaréis llamarme. Si me llamáis es porque me necesitáis, y si me necesitáis, ya estaré ahí.

-Chico, esto se va a convertir en una orden. El Gran Moff precisa de saber tu nombre.

-Me llamo Murr.

-¿Murr, a secas?

-No. Pero eso es suficiente para que me llaméis de algún modo. Espero haber contentado los deseos de mi Gran Moff.

Y lo dijo con un tono de chulería, a pesar de la desventaja en la que se encontraba.

-¿Por qué nunca hablas?

-No me gusta hablar. ¿Por qué debo hacerlo?

-No lo sé. Todos se comunican entre sí, unos más y otros menos. Los Sith todavía guardan algunos comportamientos, a pesar de su personalidad fría. Pero lo tuyo, es excesivo.

-Sólo me comunico para aprender. Aquí, en esta base, no hay naturaleza. Esta es la sala más próxima que me comunica con algo que no ha sido creado a partir de tecnología.

-Bueno... entiendo. ¿Y quién es tu maestro? Al menos, me gustaría hablar con él.

-No podrás. Ni si quiera yo puedo hablar con él. Mi maestro no es físico. No es como tú, ni como yo. Existió en su tiempo, pero ahora yo aprendo de él lo que dejó al morir.

El Moff estaba bastante sorprendido... le gustaría tener sensibilidad a la fuerza para percibir lo que emanaba ese muchacho. ¿Qué sería? No tenía ni idea. Quizá... no estaba hecho para este mundo. No estaba hecho para el Imperio, ni tampoco para la República. Quizá era de esos que preferían seguir su camino, y sólo serse fieles a sí mismos. ¿Estaría bien tener a alguien como él en la base? Tampoco tenía ni idea. Si lograba adaptarse y encontrar su sitio allí, fuese por lo que fuese, estaría perfecto. Pero alguien cuyo cerebro no está sometido, no debería de ser bienvenido en una base Imperial.
Pero bueno... tiempo al tiempo.

Lo lamento mucho, siendo sincero, no te lo legalizarán. Te dirán que el roleo es muy corto.

Sin embargo la redacción está bien, y la gramática igual.

Lo sé. Lo he hecho así para que me digan de qué forma puedo alargarlo, porque no se me ocurre naaaaaaaaada xd.

Y que sea corto, no significa nada, si cumple con los requisitos necesarios, podría ser legalizado... aunque la verdad, lo veo muy simple...

Lo he editado, espero que así quede mejor...