[Roleo de E.O] La Ley

Aburrido. Esa era la definición de Neesad para lo que estaba viviendo en la academia de Ziost. Iba a clases, combatía, y estudiaba la historia y el comportamiento de los sith, sus maestros desde tiempos muy antiguos. Era un iniciado Sith. El escalón más bajo del Imperio, excluyendo a los soldados imperiales. Neesad Marek era, por qué no decirlo, uno de los mejores iniciados de la academia. Era capaz de vencer a gente de mayor rango que él, entre los maestros de la academia se rumoreaba que había asesinado a multitud de jedis sin derramar una sola gota de sudor, pero claro, eso eran sólo rumores.

El iniciado se encontraba en la biblioteca cuando, tras leer un libro sobre la filosofía de los Sith, encontró una cita escrita por el mismísimo Darth Bane, Señor Oscuro de los Sith.

«Dos debe haber; no más, no menos. Uno para tener el poder, otro para desearlo.»

Marek lo había leído mil veces, lo había estudiado desde que era pequeño, desde que aun no podía sujetar una espada de luz. Su maestro Draug, quien le había instruído desde aquella edad, se lo había inculcado. Draug era un Lord Sith que perteneció durante mucho tiempo a la Orden Sith gobernada por Darth Veek Tainted, y, que, en algún momento, fue dominada por Darth Beleth. Había sobrevivido durante las épocas más oscuras y temibles que se ciñieron sobre Ziost y sobre sus subordinados. Según las leyendas, era el Sith que mejor dominaba las artes sanadoras. Tras haber sido declarado hereje por Darth Veek, Draug huyó a un lugar remoto en la galaxia. Al iniciado le repugnaba su maestro, alguien que fue declarado hereje por el gran Emperador de los Sith era basura. Pero todavía seguía vivo.

A Neesad se le aceleró el pulso cuando recordó eso. Seguía vivo. Eso era un gran error. Neesad aun no había cumplido las enseñanzas, debía eliminar a ese hereje. Se guardó el libro en la túnica y caminó por la academia distraído. ¿Dónde podía encontrarse? En Drongar había enseñado sus artes Sith a una raza repugnante, los Dark Sith. Eso enervaba al iniciado Marek. ¿Cómo podía enseñar las artes más oscuras a unos idiotas como los Dark Sith? Había llegado al hangar de la academia. Entró en su nave raudo y veloz y activó los comandos oportunos. Su destino era Drongar. Drongar era un paraíso para idiotas, pero un abismo de sabiduría para los sanadores. Allí estudiaban la flora del lugar intentando encontrar remedio para todos los males. Recuerda las palabras de Draug cuando llegó a Drongar.

«Este mundo es la panacea universal.»

Llegó a Drongar. Su nave aterrizó correctamente y Neesad salió de ella. No llevaba armas, pero no las necesitaba. Él era un maestro con la fuerza, acabaría con su anterior tutor. Caminó durante varias horas, impaciente, buscando a su mayor enemigo. Llegó a un claro en el planeta. Estaba rodeado de árboles, de los cuales salieron tres enmascarados. Los enmascarados desenfundaron sus rifles bláster E-11.
En ese momento, uno de los encapuchados habló:

- Te dije que vendría, Darum. - Dijo con una voz tosca, cerrada. Provocaba el odio de Neesad. Sería el primero en morir. - Como ves, siempre tengo razón.
- Has tenido surte, Bulsa. - Pronunció el otro enmascaro con una voz suave. Era indeciso, Neesad lo olfateaba. Era un iniciado en esto.
- ¿Y tú, Karrpa? - le espetó Darum al otro enmascarado. - ¿También desconfiabas de mí? - Pronunció, con una actitud chulesca.
- ¿Dónde está Draug? - Pronunció Neesad, que empezaba a enfadarse.
- Draug nos contrató para matarte, Neesad Marek. - Contestó el enmascarado que se hacía llamar Karrpa.
- Si me decís dónde está Draug, tal vez os mate de forma indolora. - Respondió enojado el iniciado sith.
- Estás desarmado y rodeado ¿De veras crees que vas a poder vencernos de esa manera? - Replicó Darum. - No obstante, Draug nos ha encomendado que te digamos algo. - Comentó.
- Habla. - Dijo intrigado Marek.
- Recuerda todo desde el principio, Neesad. - Contestó Bulsa con temor. - ¿Cuál es el origen? - Neesad no entendía nada.
- Bien, ya no necesito nada más de vosotros, ahora, moriréis. - Dijo Neesad y saltó.

Los tres dispararon pero no consiguieron dar a su objetivo. Neesad había saltado y cayó otra vez en el centro, rodó por el suelo, esquivando los disparos de sus E-11. Se acercaba rápidamente hacia Darum, aunque el asesino era hábil, era rápido e inteligente. Bulsa intentó disparar hacia Marek, pero él lo esquivó saltando ágilmente y, tras un giro en el aire, desarmarlo con la fuerza de su rifle. Neesad se acercó muy veloz hacia Darum, y le agarró del cuello. Con la fuerza, obtuvo una velocidad increíble y lo estampó contra un árbol, mientras Bulsa le disparaba. Unas gotas de sangre ensuciaron la túnica de Neesad, que le rompió el cuello al asesino que se hacía llamar Darum.

Olfateó el miedo de Bulsa, el cual le excitaba cada vez más. Agarró el E-11 del asesino que yacía en el suelo y disparó vacias veces hacia el novato. El novato lo esquivaba como podía, pero cuando Bulsa se dispuso a disparar, Neesad había desaparecido.
Tras un instante apareció junto al costado del precoz asesino, asestándole un puñetazo en el abdomen, y, cuando se contraía de dolor, disparándole en la cabeza con el E-11 de su arrogante compañero. Marek miró a ambos lados, intentando encontrar al tercer asesino, pero le resultaba imposible. Había desaparecido, pero notó una presencia en la fuerza.

- No te escondas, rata. - Pronunció con asco el iniciado. - Sé dónde estás. - Finalizó.

Karrpa salió de los árboles portando un sable láser y con una mirada macabra. Al parecer era un sensible a la fuerza. El asesino le propinó un empujón mediante la fuerza, que lo envió hasta el árbol. Neesad se levantó sonriente, y se lanzó hacia el asesino. La lucha era muy tensa. Ambos realizaban movimientos complicados con su cuerpo intentando desequilibrar al otro con la fuerza, pero ambos sabían rechazarse. Pero Neesad era un maestro en la fuerza, y utilizó todo su poder para realizar rayos de la fuerza contra el asesino, los cuales impactaron de manera bestial. El asesino gritaba de dolor, y estaba siendo elevado. Neesad Marek lo lanzó contra un árbol, donde finalizó su juicio eléctrico. Agarró un E-11 y le disparó a la cabeza. Tras esto, atrajo la espada láser mediante la fuerza, guardándosela en la túnica.

Entonces Neesad Marek lo recordó. El origen.

El origen era Yavin IV.

Krazhen Skirata escribió:Muy bien, juanjo.

Agrega colores e imágenes, se verá perfecto.

Eso mismo, un poco de imagenes no vendrian mal

apoyo tambien lo de mas color e imagenes y quedaria +10

Jeje... es increíble este roleo, creo que es de los mejores que he visto. Sigue así, eres muy bueno.

Si te digo la verdad juanjo, hacia muchisimo que no leia un roleo y te lo lei entero jeje.

Buenisimo roleo

Muy bueno, pero ud es noob que lo sepa

Kataklysm escribió:Jeje... es increíble este roleo, creo que es de los mejores que he visto. Sigue así, eres muy bueno.

Opino lo mismo que Napaklysm, jejeje.

Mack`ame escribió:Yo opino , como antes buen Roleador , Escritor
Que Esta Mal , pero Se puede Mejorar ... , Solo Por unos cuantos
Colores y Imagenes , Mas Accion y Que Los Personajes Se Transfieran Hablando
Por Si mismos...

Esto no es un cuento infantil, si quieren dibujitos y colorines vean Caillou o algo por el estilo. Es un roleo escrito, no un cuento animado.

Neesad Marek se encontraba en Yavin IV. Había llegado el momento de asesinar a su antiguo maestro, Draug. Acababa de salir de la nave en la cual acababa de llegar a Yavin Iv, y se encaminó por todo el planeta. Él sabía a dónde debía ir. Él sabía su meta. Él sabía donde estaba Draug. En su antigua guarida, en su antigua academia. En la antigua academia de Neesad. Donde nació el Sith en el que se había convertido ahora.

Caminaba por Yavin IV sereno, él se conocía todo el planeta a la perfección, como si hubiera nacido allí. Él sabía qué pasos debía realizar para encontrar la guarida de Draug, y sabía qué caminos tomar. Sabía a qué bestias esquivar, y sabía cuáles había que asesinar. Sabía refugios en los que podían esconderse asesinos como los que envió Draug la anterior vez, sabía todo eso. Yavin IV no era un secreto para Neesad. Se podía decir que Neesad era Yavin IV.

Estuvo durante una hora aproximadamente caminando, observaba cómo había crecido Yavin IV, comparándola con la última vez que vino. Ahora era majestuosa, pero a la vez oscura, cosa que atraía mucho al Aprendiz. El Imperio Sith dominaba en ella, y era la base de la academia sith dominada por Darth Gevura Vermogen, la Esperanza Oscura. Él nunca militó de forma oficial en la Esperanza Oscura, pero su enemigo, Kataklysm, sí. Había sido un Señor Sith de aquella academia, cuando esta estaba en su máximo exponente, siendo gobernada por el que se convertiría en señor oscuro Darth Therion. Su enemigo había sido Señor Sith de otros altos cargos de la oscuridad, como Athred o Graush, aunque estos le habían superado en poco tiempo. Pero eso eran vestigios del pasado, y ya no sabía nada sobre Kataklysm.

Pero, finalmente, entró en el recinto. Estaba iluminado por unas velas. Eran ruinas. Ruinas de una inmensa academia sith, cuyas siglas eran D.S, y en la cual Neesad había militado, junto con su maestro Draug y otros sith que luego serían llamados herejes. Pero pocas personas sabían que Neesad había estado en D.S, por eso debía eliminar a su testigo principal. Debía eliminar a Draug. Él era el único vivo que sabía que él había sido un hereje en su momento, y si lo descubriera el Señor Oscuro, Neesad tendría problemas.

Llegó a uno de los pasillos, que estaba totalmente oscuro, pero Marek sabía a dónde conducía. Guiaba al trono del Señor Sith de D.S, y sabía quién iba a estar en él. Estaba expectante, por fin podría conseguir esa venganza que él anhelaba, al fin podría asesinar a su maestro y volverse uno de los sith más poderosos que existe. Debía terminar con lo que había empezado... y llegó al trono.

- Al fin has llegado... Neesad Marek. - Contestó una voz fría y contundente. En el trono estaba sentado un encapuchado que irradiaba poder y oscuridad. Neesad contuvo un escalofrío, y presentó una sonrisa de triunfo. - Esos estúpidos asesinos no consiguieron nada, vaya... - el encapuchado resopló. - ...voy a tener que hacer yo todo. En fin. Cuéntame. ¿Qué ha sido de ti? - el encapuchado sonó muy interesado. - Aunque, realmente, yo ya lo sé todo sobre ti, pero cuéntamelo desde tu punto de vista. - Finalizó.

- Vas a morir, hereje. - Sentenció.

El encapuchado iba a entablar una conversación, pero de forma bastante rauda Neesad saltó hacia él y prendió su sable, intentando asestarle un corte en la cabeza. Pero no lo consiguió. El encapuchado se movía muy rápidamente y lo esquivó sin dificultades, como si peleara contra un niño. En el habitáculo se escuchaban choques entre espadas de luz, pero no se derramaba sangre. Nadie había sido herido aún.

- He de reconocer que has mejorado, Marek. Pero nunca vas a estar a mi nivel. Yo soy un ser mucho más superior a ti, y nunca alcanzarás todo mi poder. Prepárate para morir, joven e inepto sith. - Comentaba mientras esquivaba los cortes con el sable láser el encapuchado.

- El lado oscuro me ha hecho mucho más fuerte, idiota. - Dijo el aprendiz, mientras lanzaba un corte a la cabeza con rabia, que fue bloqueado.

La batalla era violenta, pero sin víctimas. Era intercambio de ataques y defensas sin fin. El encapuchado había empezado a cansarse, pero el aprendiz seguía en sus trece. Hasta que, finalmente, el aprendiz le introdujo el sable en su estómago. El encapuchado también clavó su sable en el estómago de Neesad, obligándole a retroceder. El encapuchado se quitó la capucha y descubrió su rostro. Era Kataklysm.

- Tú... escoria... - murmuraba Neesad. Kataklysm reía.

- En efecto, él. - Pronunció Draug y apareció tras el trono. - Él ha sido mi secuaz, y él ha conseguido reducirte, aunque parece que le va a costar la vida. Ahora, tú vas a morir, al igual que él. - Se reía.

- Maestro... - pronunciaba Kataklysm, traicionado. - Usted... no...

- Siempre has sido un objeto, inepto.

- No... no... ¡Nooooooo! - Gritó Kataklysm, que murió a los pocos segundos.

- Me vengaré, Draugggg... - murmuraba Neesad. - Te mataré... - finalizó.

Pero Draug ya no estaba, le había dejado morir, solo. Había vuelto a ser engañado, y había vuelto a caer. Odiaba a Draug, un odio abismal. Una ira incontenible, pero que finalizó cuando Neesad Marek, el Aprendiz de Korriban, cerró los ojos. Era el final para el sith, era el final para el Marek, era el final de Neesad.


- Despierta. - Pronunció Gevura.

El individuo abrió los ojos. Se veía frente a un espejo. Estaba cambiado, estaba pálido, parecía un cadáver, pero sus ojos irradiaban un odio inmenso. ¿Darth Gevura Vermogen le había resucitado? No, y el sith encontró la respuesta en su mente. Neesad Marek, el aprendiz de Korriban, había muerto... pero había nacido otra persona, llamada... Bakkrab Kahr.

Es sublime jejeje...

Esta bien el roleo jejeje